C77- PASIÓN EN LA ISLA. Kate sintió que su respiración se entrecortaba. La proximidad de Aaron la estaba desarmando por completo. En lugar de detenerlo, algo en su interior la empujaba a dejarse llevar.—No voy a detenerme, Kate —murmuró Aaron con voz ronca—. Te he estado deseando por mucho tiempo.Sus labios rozaron suavemente los de ella, apenas un roce electrizante que la hizo estremecerse. Kate, en lugar de apartarse, respondió al beso con una mezcla de timidez y deseo contenido. —Kate... —susurró él entre besos, su mano deslizándose por la cintura de ella—. Sabes que esto va más allá de un simple momento...Ella no respondió con palabras, sino profundizando el beso, dejándose llevar completamente por la pasión que él había despertado en ella. Aaron la atrajo hacia sí, rodeándola con sus brazos y la levantó sin esfuerzo, sintiendo el calor de su piel contra la suya. Kate rodeó su cintura con las piernas, pegándose a él.—¿Ninguna serpiente por aquí, verdad? —bromeó ella mirando a
C79- DOS EXTRAÑOS.Después de que los guardacostas los rescataron, Kate no dijo ni una sola palabra. Era como si hubiera vuelto a levantar esa barrera invisible entre ellos. Aaron la observaba de reojo cada cierto tiempo, esperando que al menos se dignara a mirarlo o a dirigirle una palabra, pero ella nunca lo hizo. Su actitud no cambió en absoluto durante todo el trayecto de regreso al hotel.Cuando por fin llegaron a su habitación, el silencio se volvió casi insoportable. Y Aaron no pudo seguir aguantándolo.—Kate... ¿no vas a decirme nada? —dijo al fin, con una mezcla de frustración y desesperación en su voz.Ella, que estaba preparándose para dormir, detuvo sus movimientos. Desde que había salido de esa cueva, su mente no había dejado de dar vueltas. Las emociones se agolpaban en su pecho, y los pensamientos se entrelazaban en un nudo imposible de desatar. Todo la llevó a un mismo punto: no estaba segura de que Aaron fuera sincero en sus intenciones. Quizá todo lo que habían comp
C80- DISTINTOS OBJETIVOS. DÍAS DESPUÉS, LONDRES... El motor del auto ronroneaba suavemente mientras Lucien permanecía inmóvil al volante. Sus dedos tamborileaban sobre el cuero negro con precisión calculada. Y el silencio dentro del vehículo era opresivo, como un preludio cargado de tensión. Miró su reloj y luego volvió la mirada a la calle desierta. Estaba comenzando a exasperarse, no era conocido por tener paciencia. Un golpe seco en la ventana del copiloto lo hizo girar la cabeza con lentitud. Sus ojos, fríos como el acero, se encontraron con los de una mujer de cabello desordenado y mirada ansiosa. Ella sostenía un sobre manchado y una pequeña bolsa Ziploc que temblaba en sus manos. Bajó la ventana sin prisa con un movimiento controlado. —Sube. —desbloqueó la puerta sin mirarla. La mujer obedeció, casi tropezando en su apuro por entrar al auto. —¿Lo tienes? —preguntó yendo directo al grano. —S-sí, señor —tartamudeó ella, extendiéndole el sobre y la bolsa con manos temblo
C81- CENA DE COMPROMISO.La mansión Stanton resplandecía bajo el brillo de las luces de araña que colgaban de los altos techos. Cada rincón estaba decorado con un lujo desmedido. Y los miembros más importantes de la familia y otros invitados de renombre comenzaban a llegar, envueltos en trajes impecables y vestidos deslumbrantes, sus voces llenaban el aire con murmullos elegantes.En una de las habitaciones del segundo piso, Grace se encontraba frente al tocador. Estaba peinando el cabello de Olivia, pero sus movimientos eran lentos, casi mecánicos. La presión en su pecho crecía con cada segundo, como si algo invisible la estuviera aplastando desde dentro. Y respiró profundo, intentando calmar la maraña de pensamientos que giraban en su mente.—Grace... ¿qué tienes? —preguntó Olivia de repente, mirándola a través del espejo.Grace parpadeó, saliendo de su trance y forzó una sonrisa, acariciando suavemente la cabeza de su hija.—Nada, cielo... Estoy bien.—Estás diciendo mentiras, Grace
C82- FIN DEL ENGAÑO.El salón estaba lleno, repleto de invitados que habían llegado esperando una velada elegante, pero lo que encontraron fue un espectáculo que nadie olvidaría. —Alessia, ¿de verdad creíste que podrías engañarme? —dijo, con una sonrisa gélida que apenas tocaba sus labios—. ¿Qué soy tan idiota como para no darme cuenta de que me drogaste y te metiste en mi cama para hacerme creer que este hijo era mío? Qué predecible. Pero, lamentablemente para ti, siempre estoy un paso adelante.Los murmullos no tardaron en llenar el salón. Alessia, que al principio había mantenido la calma, comenzó a desmoronarse. Su rostro se tornó pálido, y su voz, al intentar responder, era un caos de palabras erráticas.—¡Eso es mentira! ¡T- todo esto es un montaje! ¡E- eso no es verdad! —gritó, girándose hacia los invitados, buscando en sus rostros apoyo o comprensión. Pero lo único que encontró fueron miradas de juicio y sorpresa. Dio un paso atrás, tambaleándose ligeramente.Lucien la observ
C83- NO TE METAS CON GRACE.Alessia, completamente derrotada, intentó acercarse a Lucien, pero él dio un paso atrás, mirándola con desprecio.―¡Lucien, por favor! Podemos arreglar esto. ¡Te lo suplico! ―Arreglarlo, dices. ―se burló Lucien dándole una sonrisa helada ―Lo único que hay que arreglar aquí es tu dignidad, Alessia. Aunque dudo que te quede algo de eso.El salón estaba en completo caos. Y Alessia, ahora con el rostro rojo de furia y las manos temblando, sintió cómo la humillación ardía en su piel. Los murmullos de los invitados, las miradas de juicio, y sobre todo, la frialdad de Lucien la estaban consumiendo. Pero cuando sus ojos se posaron en Grace, que permanecía en silencio cuidando a los trillizos, algo dentro de ella explotó.Con un grito cargado de rabia, se giró señalándola con un dedo tembloroso.—¡Tú! —gritó —. ¡Esto es tu culpa! ¡Todo es por tu culpa, m*****a niñera barata!Grace levantó la mirada, sorprendida, pero no dijo nada. Alessia avanzó hacia ella, tambale
C84- ¿QUIÉN ES ELLA?El salón quedó completamente en silencio. Los invitados estaban boquiabiertos, y Alessia no era la excepción. Sus ojos brillaban de rabia y confusión mientras se quitaba los restos de pastel del rostro con movimientos rápidos.—¿Qué clase de broma es esta? —bufó con sarcasmo —. ¡Tú eres solo la niñera!Grace miró a los trillizos y sus manos temblaron al igual que su corazón. —No —dijo, con voz firme pero quebrada—. Soy su madre biológica. Yo soy su madre de verdad.Los niños se miraron entre ellos, intentando procesar lo que acababan de escuchar. Y Emma fue la primera en reaccionar.—¿Nuestra mamá..? —murmuró.—¿Eso es verdad? —preguntó Olivia, su pequeño rostro lleno de confusión.James, el más serio de los tres, la miró fijamente.—¿Tú eres nuestra verdadera mamá?Antes de que Grace pudiera responder, el bastón de Alaric golpeó el suelo con fuerza. Todos giraron la cabeza hacia el anciano, quien se había levantado de golpe.—¡Esto es absurdo! —tronó, apuntando
C85- FINALMENTE JUNTOS.—Alexander... —murmuró Alaric entre dientes.La tensión en la sala ya era insoportable, pero con su llegada, todo parecía a punto de explotar. Alexander avanzó con calma, como si nada pudiera alterarlo. Dejó el regalo sobre la mesa con cuidado exagerado y miró a su alrededor, evaluando el desastre: la comida derramada, las copas rotas y el pastel desecho.—Bueno, vine a la cena de compromiso de tu nieto. Aunque... creo que no hay boda, ¿o me equivoco?Alessia se tensó, y su voz cortó el incómodo silencio como un látigo.—¿Y tú quién eres para irrumpir aquí como si te perteneciera todo? —espetó, con un tono ácido que no pudo disimular el temblor en sus palabras.Alexander chasqueó la lengua, girándose hacia ella con una expresión que la desarmó al instante. Su sonrisa seguía intacta, pero sus ojos parecían perforarla. Ella dio un paso atrás, como si hubiera sentido físicamente el error que acababa de cometer.—Alexander Blackwell —respondió, el con una eleganci