C152- DEGUSTACIÓN EN LA PASTELERÍA.La pastelería era un lugar elegante, con vitrinas repletas de pasteles que parecían obras de arte. Apenas cruzaron la puerta, Emma, Olivia y James se separaron del grupo como pequeños tornados, corriendo hacia las vitrinas con ojos emocionados.—¡Quiero ese! ¡No, ese! ¡Mamá, mira, tiene chispitas! —gritó Olivia, pegando su naricita al vidrio.—¡Yo quiero el que tiene chocolate por todos lados! ¡Se ve delicioso! —añadió James, saltando emocionado.Emma, siempre más observadora, señalaba diferentes pasteles con un dedo mientras decía:—¿Y si probamos ese? ¡Es rosa! Me gusta el rosa.Grace respiró profundo e intentó tomar el control.—Por favor, no toquen nada. Solo estamos aquí para probar, no para comprar todo el lugar.Lucien, que ya estaba resignado, se encogió de hombros.—Solo intentemos no destruir el lugar.Los trillizos se giraron con caritas angelicales y asintieron al unísono.—¡Prometemos portarnos bien! —dijeron con voces dulces, aunque su
C153-¡ES LA MUJER QUE AMO, PUNTO! Días después, la mansión Stanton lucía impecable, como siempre. Pero en una sala cercana, la señora Hargrove y la Nana de Grace estaban frente a los trillizos, quienes permanecían sentados en fila, tiesos como soldados en formación. —Esta es una cena muy importante —advirtió la señora Hargrove—. Así que no quiero travesuras, no quiero gritos, y definitivamente no quiero ver a nadie lanzando comida. ¿Entendido? —Eso incluye a ti, James —añadió la Nana de Grace, cruzando los brazos—. No quiero que metas un tenedor en el pastel como la última vez. Los trillizos asintieron con una solemnidad que parecía casi creíble. —¡Nos portaremos bien, lo juramos! —dijeron al unísono, con una inocencia que no engañaba a nadie. Las dos niñeras intercambiaron miradas escépticas. —Estaremos atentas —murmuró la señora Hargrove—. No me confío. Mientras los niños se levantaban para ir al comedor, James susurró con picardía: —¿Qué pasaría si el pastel se cayera a
C154- ¿QUÉ QUIERE HABLAR CONMIGO?Alaric se tambaleó, y con un suspiro ahogado, cayó de espaldas al suelo. La sala se sumió en un caos inmediato. Grace, corrió hacia él sin pensarlo,—¡Denme espacio! —ordenó, sorprendiendo a todos con su tono autoritario, tan diferente a su actitud tranquila de antes.Se arrodilló junto a Alaric y, con una rapidez que sorprendió a todos, comenzó a evaluarlo. Con un gesto experto, tocó su muñeca en busca de pulso, y al ver la palidez de su rostro, el brillo sudoroso de su frente, y la manera en que respiraba con dificultad, no tardó en confirmar lo que temía.—Está teniendo un infarto —dijo, como si no hubiera duda de lo que debía hacer. Luego, mirando a Lucien, le dio una orden con firmeza—: Lucien, llama a los paramédicos y diles que es un infarto. Necesitamos una ambulancia de inmediato.El visiblemente nervioso, actuó rápidamente, sacando el teléfono de su bolsillo.—¡Llamando ahora! —respondió, su voz temblorosa, pero confiando en ella.Grace no p
C155- ME EQUIVOQUE CONTIGO.La habitación estaba en silencio, salvo por el leve pitido del monitor cardíaco. Y por primera vez, la mirada de Alaric no tenía ni rastro de juicio o superioridad. Era una mirada humilde.—Grace —dijo en voz baja, casi temblorosa—. Siéntate, por favor.Ella lo miró, cautelosa. Y sin decir palabra, se acercó y tomó asiento frente a la cama, con los ojos fijos en él, preguntándose qué pasaba por su cabeza. Alaric respiró hondo, como si estuviera reuniendo todo el valor que tenía para hablar. Y cuando comenzó, su voz era cargada de sinceridad.—Toda mi vida he vivido con la idea de que proteger a mi familia significaba mantenerla alejada de todo lo que pudiera parecer débil, inadecuado o… fuera de nuestro mundo. Creí que la riqueza y el poder eran los únicos escudos que podíamos tener contra el dolor y la humillación. Y por eso, cuando te vi entrar en la vida de Lucien, no pude evitar verte como una amenaza. No porque no fueras suficiente, sino porque no eras
C156- ESTOY LISTA.La luz del sol entraba suavemente por las ventanas de la habitación de Grace, bañando todo en un tono cálido. En un rincón, colgado en el perchero, estaba el vestido de novia: blanco, delicado, esperando para ser usado. La casa estaba llena de una energía vibrante, como si todo en ella estuviera conteniendo el aliento.Grace estaba sentada frente al espejo de su tocador, con una bata de seda blanca que caía con suavidad sobre su piel. La estilista, con manos expertas, comenzaba a peinarla. Ella observaba su reflejo, viendo cómo la mujer que se le devolvía en el espejo parecía más tranquila, más segura, a pesar de la multitud de pensamientos que danzaban en su mente.Hoy, dentro de unas pocas horas, caminaría hacia el altar y se uniría a Lucien, no solo como su esposa, sino como parte de su familia. La idea le daba vueltas en la cabeza y un pensamiento que ya se había repetido tantas veces que se sentía casi como un mantra.«Seré la señora Stanton. Jamás imaginé que
C157- BODA ROMANTICA.Grace descendía las escaleras con pasos lentos, su vestido blanco se deslizaba como un río de seda sobre los escalones. Al llegar al último peldaño, levantó la mirada y allí estaba él: Alexander, su padre, esperándola. Sus ojos brillaban con una mezcla de orgullo y nostalgia mientras la contemplaba.—Eres igual a tu madre, Grace. Hermosa, fuerte... Estoy tan orgulloso de ti —dijo con ternura.Grace sintió cómo su corazón se llenaba de emoción. Sus ojos comenzaron a humedecerse, pero antes de que una lágrima pudiera caer, su padre sonrió y levantó una ceja.—No arruines tu maquillaje, cariño. No querrás que te vean llorando antes de siquiera llegar al altar.Grace rió mientras parpadeaba para que no cayeran las lágrimas.—Eso se supone que lo dicen las mujeres, papá.—Bueno, soy un papá moderno, cariño.Entre risas y miradas cómplices, Alexander tomó la mano de su hija y juntos salieron donde el auto los esperaba. Grace respiró hondo antes de subir, emocionada y a
C158- PESADILLA.La tensión en la iglesia se volvió insoportable. Grace, con los ojos abiertos como platos, miraba fijamente a Doménico, su mente retrocedió rápidamente siete años atrás, cuando William le había hablado de un hombre poderoso con quien quería casarla. Las piezas finalmente comenzaron a encajar.—¡Tú...! —exclamó, llevándose una mano a la boca. Su respiración se volvió errática—. Tú eres... el hombre del que mi padre hablaba. El que quería que... —no pudo terminar la frase.El shock la paralizaba, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Alexander se levantó de su asiento, con el rostro enrojecido por la furia. Avanzó hacia Doménico con paso firme, señalándolo con un dedo acusador:—¿Qué diablos estás haciendo aquí, Doménico? ¡Explícate ahora mismo! ¿Quién te crees que eres para interrumpir esto?Él no se inmutó. Y con una frialdad que helaría el alma de cualquiera, miró a Alexander y respondió:—Cierra la boca y guarda silencio, viejo. Esto no te concierne.Su tono era tan co
Queridas lectoras,Antes que nada, quiero detenerme un momento para hablar directamente con ustedes. Sé que los últimos acontecimientos en la historia han generado emociones intensas: sorpresa, enojo, e incluso tristeza. Y quiero decirles algo desde el corazón: las escucho, las entiendo y valoro profundamente lo que sienten. Cada comentario que dejan me ayuda a conectar más con ustedes, y es un honor que compartan sus pensamientos conmigo.Ahora bien, déjenme contarles un poco sobre mis intenciones como autora. Lo que acaban de leer no es un simple giro dramático sin sentido. Es mucho más que eso. Es un momento clave que marcará el desarrollo de la trama y los personajes. ¿Recuerdan cuando Domenico apareció por primera vez en el capítulo cuatro? Desde entonces, cada acción ha tenido un propósito, y lo que han presenciado es apenas el inicio de una serie de eventos que pondrán a prueba a nuestros protagonistas. Les aseguro que Lucien no se quedará de brazos cruzados y que Grace tendrá u