C156- ESTOY LISTA.La luz del sol entraba suavemente por las ventanas de la habitación de Grace, bañando todo en un tono cálido. En un rincón, colgado en el perchero, estaba el vestido de novia: blanco, delicado, esperando para ser usado. La casa estaba llena de una energía vibrante, como si todo en ella estuviera conteniendo el aliento.Grace estaba sentada frente al espejo de su tocador, con una bata de seda blanca que caía con suavidad sobre su piel. La estilista, con manos expertas, comenzaba a peinarla. Ella observaba su reflejo, viendo cómo la mujer que se le devolvía en el espejo parecía más tranquila, más segura, a pesar de la multitud de pensamientos que danzaban en su mente.Hoy, dentro de unas pocas horas, caminaría hacia el altar y se uniría a Lucien, no solo como su esposa, sino como parte de su familia. La idea le daba vueltas en la cabeza y un pensamiento que ya se había repetido tantas veces que se sentía casi como un mantra.«Seré la señora Stanton. Jamás imaginé que
C157- BODA ROMANTICA.Grace descendía las escaleras con pasos lentos, su vestido blanco se deslizaba como un río de seda sobre los escalones. Al llegar al último peldaño, levantó la mirada y allí estaba él: Alexander, su padre, esperándola. Sus ojos brillaban con una mezcla de orgullo y nostalgia mientras la contemplaba.—Eres igual a tu madre, Grace. Hermosa, fuerte... Estoy tan orgulloso de ti —dijo con ternura.Grace sintió cómo su corazón se llenaba de emoción. Sus ojos comenzaron a humedecerse, pero antes de que una lágrima pudiera caer, su padre sonrió y levantó una ceja.—No arruines tu maquillaje, cariño. No querrás que te vean llorando antes de siquiera llegar al altar.Grace rió mientras parpadeaba para que no cayeran las lágrimas.—Eso se supone que lo dicen las mujeres, papá.—Bueno, soy un papá moderno, cariño.Entre risas y miradas cómplices, Alexander tomó la mano de su hija y juntos salieron donde el auto los esperaba. Grace respiró hondo antes de subir, emocionada y a
C158- PESADILLA.La tensión en la iglesia se volvió insoportable. Grace, con los ojos abiertos como platos, miraba fijamente a Doménico, su mente retrocedió rápidamente siete años atrás, cuando William le había hablado de un hombre poderoso con quien quería casarla. Las piezas finalmente comenzaron a encajar.—¡Tú...! —exclamó, llevándose una mano a la boca. Su respiración se volvió errática—. Tú eres... el hombre del que mi padre hablaba. El que quería que... —no pudo terminar la frase.El shock la paralizaba, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Alexander se levantó de su asiento, con el rostro enrojecido por la furia. Avanzó hacia Doménico con paso firme, señalándolo con un dedo acusador:—¿Qué diablos estás haciendo aquí, Doménico? ¡Explícate ahora mismo! ¿Quién te crees que eres para interrumpir esto?Él no se inmutó. Y con una frialdad que helaría el alma de cualquiera, miró a Alexander y respondió:—Cierra la boca y guarda silencio, viejo. Esto no te concierne.Su tono era tan co
Queridas lectoras,Antes que nada, quiero detenerme un momento para hablar directamente con ustedes. Sé que los últimos acontecimientos en la historia han generado emociones intensas: sorpresa, enojo, e incluso tristeza. Y quiero decirles algo desde el corazón: las escucho, las entiendo y valoro profundamente lo que sienten. Cada comentario que dejan me ayuda a conectar más con ustedes, y es un honor que compartan sus pensamientos conmigo.Ahora bien, déjenme contarles un poco sobre mis intenciones como autora. Lo que acaban de leer no es un simple giro dramático sin sentido. Es mucho más que eso. Es un momento clave que marcará el desarrollo de la trama y los personajes. ¿Recuerdan cuando Domenico apareció por primera vez en el capítulo cuatro? Desde entonces, cada acción ha tenido un propósito, y lo que han presenciado es apenas el inicio de una serie de eventos que pondrán a prueba a nuestros protagonistas. Les aseguro que Lucien no se quedará de brazos cruzados y que Grace tendrá u
C159- PARA MI HIJO. Lucien irrumpió en la mansión como un vendaval. Sus pasos resonaban en el mármol del vestíbulo, pesados y llenos de furia contenida. Su rostro estaba descompuesto: la mandíbula tensa, los ojos inyectados en sangre y las manos temblando, apretadas en puños. Parecía un hombre al borde del abismo, atrapado entre el miedo y la impotencia. Los trillizos, que habían estado esperando en la sala, corrieron hacia él. Sus pequeños rostros estaban empapados de lágrimas, y sus voces temblaban al unísono. —¡Papá! —Emma fue la primera en lanzarse a sus brazos, sollozando. —Dijeron que se llevaron a mamá... ¡Tienes que traerla de vuelta! —James casi no podía hablar de lo mucho que temblaba. —Prometiste que nada malo le pasaría. ¡Prometiste! —Olivia lo miraba con los ojos brillantes de llanto y desesperación. Lucien se detuvo en seco, sintiendo que algo dentro de él se rompía. Se agachó ante sus pequeños, envolviéndolos en un abrazo apretado. Inspiró hondo, controlando el nud
C160- TU FUTURO ESPOSO.COSTA BLANCA/ ESPAÑA.La villa era imponente, una construcción de piedra blanca que brillaba bajo el sol español. Desde la ventana de su habitación, Grace observaba a los hombres armados que patrullaban. Caminaban en parejas, atentos, con rifles colgando de sus hombros y miradas frías que no dejaban pasar nada por alto.Había cámaras instaladas en cada rincón, pequeñas pero evidentes, como si quisieran recordarle constantemente que no tenía privacidad, que estaba siendo vigilada. Habían pasado dos días desde que Doménico la había llevado allí, y la incertidumbre comenzaba a pesarle.Grace apoyó una mano en el marco de la ventana y cerró los ojos un momento. Pensó en los niños, en Emma, James y Olivia, y una punzada de dolor le atravesó el pecho. Imaginó sus caritas preocupadas y la forma en que la llamaron en la iglesia.Y luego pensó en Lucien.Sabía que él no se quedaría de brazos cruzados. No era su estilo. Él haría algo, estaba segura. Lo conocía demasiado
C161- NECESITO VOLVER.El jet privado aterrizó suavemente en la pista privada del aeropuerto de Chicago. Cuando la puerta del avión se abrió, Lucien bajó los escalones con paso firme, apenas pisó tierra, un auto negro lo esperaba con el motor encendido. Un hombre con traje oscuro abrió la puerta trasera sin decir una palabra. Subió sin hacer contacto visual y se acomodó en el asiento y mientras el coche avanzaba por las calles. Las luces parpadeaban en sus ojos, pero su mente estaba en otro lugar, al día de su boda. A Doménico llevándose a Grace, sus hijos llorando, al caos en que se habia convertido el día más feliz de su vida.Él había investigado, claro que sí. Había seguido cada pista, cada rastro, pero todo terminaba en callejones sin salida. Y en algún momento, tuvo que aceptar que no había nada. Y por eso Grace… Grace le fue arrebatada.El pensamiento de ella lo golpeó como un puñetazo en el estómago. Cerró los ojos por un momento y apretó los puños sobre sus rodillas. La culp
C162- UN TRATO ES UN TRATO. Grace se quedó congelada después de escucharla. —¿Estás loco? —soltó, su voz temblando entre incredulidad y rabia—. ¡Tu hijo… él… él…! —Está en coma —respondió Doménico con frialdad—. Lo sé. Lo he sabido durante estos malditos siete años.Grace tragó saliva al escuchar el tono cargado de ira en su voz. Doménico dio un paso hacia ella, luego otro, deteniéndose a pocos metros de distancia. —¿Quieres saber qué trato hicimos tu padre y yo? —preguntó, con voz gélida—. ¿Quieres saber por qué íbamos a casarnos? —¡Él no es mi padre! —replicó Grace al instante, levantando la barbilla con determinación—. William Bradford no es mi padre. Mi padre es… —Sí, sí, ahórrate la explicación, muchacha —la interrumpió con un gesto impaciente—. Estoy enterado. ¿Por qué crees que me acerqué a Alexander? Te he estado buscando por mucho tiempo, Grace, hasta que finalmente di contigo.Un escalofrío le recorrió la espalda al escuchar esas palabras. Doménico sonrió al notar su re