Cap.22. Deseos no correspondidos.

Narrador omnisciente.

El encuentro con Maite había dejado a Aris con un amargo sabor a derrota. Sentía que su orgullo había sido pisoteado de la peor manera, y para ahogar su rabia, buscó refugio en el alcohol junto a Nikos.

Bebieron hasta la madrugada, hasta que su ira se volvió un murmullo en su mente embotada y su cuerpo exigió descanso.

Cuando finalmente llegó a su casa, arrastrando los pies con una pesadez que no solo era física, empujó la puerta de su alcoba y se encontró con una imagen que en otro momento le habría arrancado una sonrisa satisfecha.

Marina yacía sobre su cama, apenas cubierta por la esquina de la sábana de algodón egipcio. No llevaba lencería delicada ni ninguna prenda de encaje insinuante. Si no que estaba desnuda, con la misma desfachatez con la que enfrentaba la vida. Así era ella: rústica, directa, sin rodeos.

—¡Qué fastidio!

Aris soltó un bufido exasperado. No estaba de humor para los juegos de Marina. Lo único que quería era hundirse en el colchón y dej
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