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2. Proyecto Jessica

Me desperté por el aroma de algo rico. Me levanté de la cama, me puse las chancletas y me acerqué a la cocina a ver qué preparaba Allison.

—¡Buenos días! —Me saludó sonriente con el delantal puesto mientras vertía la masa de harina en la satén. 

—Buenos días —contesté mientras me frotaba los ojos. —¿Es que nunca descansas? —Me senté en el taburete frente a la encimera que había. 

—Quería hacerte el desayuno.

Colocó frente a mí un plato de creps con miel y me sirvió un vaso de zumo de frutas.

—Me mimas demasiado y después te sorprende que no quiera tocar el fuego.

—Cuando aprendas a cocinar, haremos turnos.

—¿Podrías sacrificarte? 

—Claro, aunque las dos sabemos que yo cocinaré más. 

—Eres un sol —suspiré obsevandola mientras me llevaba el vaso de zumo a la boca —¿quién será el afortunado que se case contigo?

—Sigo esperando a mi príncipe azul— Me reí. 

—Lo sé, pero no existen.

—Existen, pero son difíciles de encontrar—se sentó frente a mí y se sirvió igualmente creps después de concluir la cocina —cuando lo encuentres lo sabrás.

—Espero que lo encuentres tú primero y después me cuentas.

Noté que sonreía mientras desviada la mirada a su plato de creps.

—¿Me he perdido algo? 

Me miró como si no supiera de qué estaba hablando.

—No, nada ¿por qué? —Suspiré y lo dejé estar por ese momento. Sabía que había algo y que ella misma me lo contaría cuando ya no pudiera guardarselo.

—Por cierto —procuré cambiar de conversación —¿cómo encontraste la escuela de cocina?

—Internet. Encontré la escuela en una página web, cogí el número y me puse en contacto.

—¿Para qué? La matrícula es online supongo ¿para qué necesitas el número de teléfono? 

—Oye ¿esto es un interrogatorio o que? —se puso de pie—Necesitaba más información. —y otra vez estaba ocultandome algo.

—De acuerdo, se acabó el interrogatorio —me puse en pie con el plato ya vacío para llevarlo al fregadero —¿a qué hora es la celebración? 

—Las cuatro de la tarde.

—Estupendo, entonces ¿salimos a dar una vuelta? Necesito mentalizar la zona donde viviré por largo tiempo.

—Es una idea genial, prepárate y saldremos en una hora, y no te olvides la cámara.

—Sabes que no se me ocurriría. 

Regresé a mí cuarto, me despojé de mi pijama y me metí en el cuarto de baño, el único de la casa. Me di una relajante ducha y me sequé. 

De vuelta a mí cuarto rebusqué entre mi maleta algo que ponerme. Opté por unos vaqueros negros, una camiseta y una chaquetilla de cuero. Me los puse, vestirme era lo más fácil, arreglarme el pelo lo difícil. Mi pelo era intratable y lo tenía a lo loco. Me peiné como pude, no tenía tiempo de plancharlo, me tomaría muchísimo más tiempo. Hice una cola y me puse unas zapatillas. 

Cogí mi bolsita y colgué la cámara a mi cuello; era mi vida, tenía recuerdos que me acompañaban cada instante de mi vida, la fotografía formaba gran parte de mi vida.

Salí del cuarto y mientras esperaba a Allison, me senté en el sofá a revisar mi cámara y revisar las últimas fotografías que tomé. Ahora que estaba aquí iba a tomar nuevas, estaba ilusionada.

—¡Estoy lista!

Aparté mi mirada de la cámara para mirar a mi amiga. Llevaba un vestido y tenía el pelo bien peinado.

—Nos vamos solo de paseo ¿es necesario que estés tan bonita? — sonrió. 

—Ya me conoces, no puedo ir igual de vestida que tú, —dijo señalando mi conjunto —es agradable pero no es mi estilo y lo sabes.

—De acuerdo, así consigo evitar que se figen en mí.

Me puse en pie. La verdad eramos muy diferentes, yo era indiferente a la vida mientras ella lo tomaba muy en serio, siempre desee que encontrara a alguien que la mereciera de verdad, no me gustaría que la hicieran daño.

—Eres muy guapa, no hay nada que pueda hacer yo que consiga evitar que se fijen en ti. —Me tomó del brazo mientras salíamos por la puerta y la cerrabamos. 

Ya en la calle todo me parecía distinto a cuando llegué, ahora era de día y todo se veía más hermoso y alegre.

Caminamos durante un buen rato y fui descubriendo lugares a los que podría acudir cuando necesitara algo, era nueva en esta ciudad y estaba conociendola. Saqué algunas cuántas fotografías de figuras que me llamaron mucho la atención. Nos sentamos en un lugar público para charlar, sus pies ya no aguantaban mucho por los tacones y necesitaba descansar. Pedimos algo para beber y picar mientras observabamos a la gente caminar de un lugar a otro. Me encanta el ambiente de este lugar, cada uno iba a lo suyo. Revisé las fotos que había tomado y borré las que no me convencian. Le tomé unas fotos a Allison mientras lamentaba frotándose los tobillos por tanto caminar, me reí al mirarlas y ella se quejó.

—Las borraré cuando tome la cámara en mis manos—me amenazó. 

—Gracias por advertirme, no te la daré.

Disfruté riéndome de ella.

—Deberíamos regresar a la casa, pronto llegará la hora y tenemos mucho que hacer.

—¿Mucho que hacer con qué? 

—Contigo, debemos arreglarte y conseguirte un vestido adecuado para la fiesta.

—Genial, ahora resulta que soy un proyecto.

—Ya te dije que teníamos que conocer a gente importante, y con tu manera de arreglarte será un poquito difícil, no te tomarían en serio. Así que de pie —se levantó de la silla y me tomó de la mano haciéndome levantar mientras gruñia en desacuerdo.

—¿No crees que bastaría con que los conozcas tu? Ya tengo suficiente con tener que asistir a una clase de cocina.

—No esperes que te vas a librar fácilmente, es lo que nos toca, quizás a ti te vaya mejor que a mí, nunca se sabe. Y por cierto, regresamos en taxi, no aguantaría dar otros pasos más. 

—Tú mandas jefa.

Cogimos un taxi y regresamos a la casa donde comenzamos con el proyecto "arreglando a Jessica" que nos tomó varias horas.

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