Preparaba la maleta, ya había empaquetado casi todo para mi próximo viaje a la ciudad de las oportunidades, pero esa vez no estaba pensando en eso, si no en visitar por un corto periodo de tiempo la ciudad que me vio nacer. Debía investigar esa maldita foto, a pesar de que no tenía ninguna esperanza de que fuese cierto.
El timbre de la puerta sonó. Era raro, porque no estaba esperando a nadie.
Miré hacia el papel, observando de nuevo la fotografía que Rita me había pasado esa misma mañana.
Se supone que la tal Mica pertenecía al FBI, en una operación en cubierta para atrapar a los más importantes capos rusos de la mafia. Eso es lo que él me dijo una vez. Incluso me confesó que él mismo había colaborado con ellos. Entonces… ¿qué significaba aquello?
Mi cabeza daba vueltas, ni siquiera podía pensar con claridad, mi corazón dolía.
Se marchó sin más, cerrando la puerta detrás de él, mientras yo sólo miraba hacia ese punto, sintiendo como algo dolía dentro.
Charlie… ¿realmente estás vivo?
A veces las señales están ahí, situaciones que pasan desapercibidas a nuestros ojos, momentos en los que ni siquiera te fijas, pero que si lo hubieses echo hubieses descubierto más de lo que se ve a simple vista.
Ese fue mi error en aquel entonces, ignorar las señales, querer creer que todo era una coincidencia, un montaje, una broma de mal gusto. Si hubiese hecho las cosas de otra forma, quizás el sufrimiento y el dolor podrían haberse evitado.
Leía por enésima vez la carta que me enviaron los tipos de Hollywood, fijándome en los detalles.
“Un anónimo benefactor nos ha enviado una gran cantidad de dinero por contar con gente como tú para este corto.
Hemos visto tu vídeo en el portal de Vimeo, y queremos contar con usted…”
Cerré el email y abrí el de la universidad, fijándome en las similitudes de ambas cartas. En ambas hablaban de un anónimo benefactor, de una cantidad de dinero que donaba, de una oportunidad para gente como yo.
¿Qué demonios estaba pasando? ¿Por qué tenía la corazonada de que había algo que las relacionaba? No era simple coincidencia.
2. Infiltrado.Samuel:Sabía que había más en todo aquello de lo que había descubierto, mucho más, y lo que había encontrado sobre Charlie sólo era la punta del iceberg. Aquel tema parecía ser mucho más grande.Charlie estaba colaborando con la mafia rusa, pero eso no era lo más preocupante. ¿Por qué había fingido su propia muerte? ¿Por qué nunca nos buscó? ¿Por qué no cumplió la promesa que le hizo a Leo? ¿Por qué estaba en Miami trabajando para los rusos con esa tipa, esa tal Mica?Un remolino de preguntas inundaba mi mente, allí, sentado en el asiento del avión, pensando por un momento en ella, en Leo, en lo mucho que ella quería creer que todo era un montaje. Quizás porque de otra manera, sentiría que mi hermano la había traicionado, hab&ia
3. EspejismoJamie:Era un día como cualquier otro, con riesgos, rodeado de rusos, ante el solo apoyo de Mica, y cubriendo sentimientos, como si nada importase, como si mi vida se hubiese detenido con aquel disparo, como si realmente hubiese muerto. Una parte de mí lo hizo, porque Charlie Hurtado estaba muerto, era Jamie Miller en aquel momento, y siendo esa persona no había nada que me llenase, como si estuviese vacío por dentro, como si cada noche cuando me acostaba en esa fría cama junto a esa mujer a la que me beneficiaba, fuese una puta obligación. Y lo era, tenía un maldito contrato.Dramas aparte, no quiero recordar esa mierda y menos hablar sobre ella. Lo dejé atrás todo, lo que llenaba mi vida, lo que era importante para mí, y lo cambié todo, incluso el nombre. Así que ni siquiera quería pensar en ello, porque ya no había vuelta at
4. Empezar de cero.Leo.La residencia universitaria era genial, mi compañera de habitación era muy parecida a mí, en cuanto a forma de ser, porque de físico éramos como el agua y el aceite. Ella era morena, ojos verdes, alta, delgada y con poco pecho.Deshacía la maleta en mi armario, mientras ella me contaba el largo viaje que había hecho desde Colombia hasta Chicago.Sin lugar a dudas mi parte favorita de la habitación era el balcón, desde dónde se podían ver unas vistas espectaculares.Entonces… ¿crees que te llamaran de esa prueba? – preguntó, justo después de que le hablase sobre ello. Me senté sobre la cama, sonriente.El resultado no es importante – contesté, demasiado profunda para tratarse de mí misma –
Soñar Despierto. Jamie: Dormía con los brazos de Mica enredados en mi cuerpo, mientras yo pensaba, con los ojos abiertos, como platos, sin poder dormir, tras un par de polvos con aquella mujer. Cerré los ojos un momento, recordando cada una de sus caricias, sin que sintiese nada. Echaba de menos sentir esa corriente eléctrica que recorría mi cuerpo cada vez que Leo me tocaba. Añoraba sus besos, su voz, su mirada, sus locuras, a mi princesa. Tragué saliva, intentando mantener a raya los sentimientos, pensando en ella… ¿dónde estaría en aquel momento? ¿qué estaría haciendo? La imaginé en mi cabeza, en ropa interior, mirándose al espejo, agarrando su cabello en una coleta alta. Tragué saliva, recorriendo cada parte de su cuerpo, de esas curvas que me volvían loco con la mirada, deseándola, justo como siempre. Aparté a Mica, con cuidado y me levanté de la cama, dejándola allí, saliendo al balcón,
Meter la pata.Jamie.De nuevo en Chicago, esa ciudad creaba una sensación de agonía en mi interior, como la de una canción triste. Sabía que era lo que hacíamos allí, un nuevo casting para el corto “Lisa”, pero esa vez iba preparado, lo primero que hice al entrar en la sala de conferencias, fue mirar hacia la carpetilla con las seleccionadas. No me sorprendió ver su nombre, porque sabía que todo aquello no era más que un juego para Mica.Saqué el teléfono desechable, agradecido de que nadie hubiese llegado al fin, y mandé un mensaje, al teléfono que aparecía en la ficha de Leo.Yo:Señorita de Silba… no vaya a la prueba que tiene hoy en el hotel para el corto Lisa. Se lo explicaría con más detalle, pero no dispongo de mucho tiempo. Los t
Mentirse a uno mismo.Leo.Esperé paciente, con el corazón en un puño, mirando hacia ellos, para ver que sucedía, al final ella se marchó de nuevo a la sala de conferencias, y él se quedó allí, exasperado, refregándose las manos por el cabello, despeinándolo.Sacó su teléfono desechable y envió un mensaje, que me llegó de lleno. Sonreí, al darme cuenta de que él estaba pensando en mí.Número desconocido:Si me dejas un poco más de tiempo, te lo explicaré todo.Yo:¿Cuánto tiempo, señor Miller?Pude ver como sonreía allí, al leer mi mensaje, calmando mi corazón.Núme
Leo.Saludé a varios compañeros de la universidad, llegando a la barra, donde Tammy servía las copas, me saludó con un persistente “zorra”. Iba rompiéndolo todo con aquel corto vestido rojo, de pedrería, el cabello recogido en una coleta alta, con mis flequillos hacia delante.Me pedí una copa y acepté los cumplidos de Abel, sorprendiéndome de encontrarle allí. Sonreí, divertida.Se suponía que iba a ser una sorpresa – me dijo. Sonreí, divertida – pero al final me has sorprendido tu a mí, estás preciosa.¿Cómo sabías que estaba aquí? – quise saber. Abrazándole, dándole dos besos.Tengo mis contactos – aseguró, apoyando la mano en la zona baja de mi cintura, muy ce
En un aprieto.Jamie.Aún no podía creérmelo. Era mi Leo, mi amor, la única mujer que lo significaba todo para mí, y estaba allí, en mis brazos, sin querer soltarme, aterrada de volver a perderme.Besé su coronilla, mientras ella cerraba los ojos, quedándose allí un rato más. Mi teléfono empezó a sonar, en mi bolsillo, y entonces me retiré.Tengo que irme – le dije, observando su rostro apenado, no quería dejarla, pero no tenía otra opción – volveremos a vernos, princesa – me despedí.Hice el amago de irme, pero ella me agarró de la mano, impidiéndomelo en el último momento.Prométeme que esta vez volverás a mi lado – sonreí, levantando su mano, bes