ALEXANDRA PEMBERTON
Mis ojos se abrieron con lentitud y permanecí muy quieta, admirando el rostro de Lucca que seguía profundamente dormido; se veía tan tranquilo con los ojos cerrados y la sonrisa en su rostro, automáticamente me hizo sonreír.
Me levanté con cuidado de no despertar a Lucca y me coloqué su camisa; recorrí el apartamento y encontré mi pequeño bolso tirado en el suelo cerca de la puerta, lo que de inmediato me recordó la forma tan desesperada con la que Lucca y yo habíamos entrado hace apenas unas horas; dejé mi bolso sobre la mesa y me recargué en el sofá con mi celular en la mano, pero en cuanto la pantalla se encendió, mi corazón se detuvo.
Tenía más de diez llamadas perdidas de Noah y muchas otras de mi padre, además de varios mensajes; por lo que inmediatamente le devolv&ia
ALEXANDRA PEMBERTON Me encontraba en casa esperando a mi padre y no podía parar de temblar; ¿Qué tendría para decirme? ¿Cuán enojado estaría conmigo? ¿Qué iba a decirle? ¿Cómo iba a explicarme?No había forma de justificar mis acciones y no había explicación que valiese, así que… no tenía idea que hacer. Para él, las cosas eran blanco o negro, sin matices o intermedios y hacerlo cambiar de opinión sobre algo o alguien, era una misión imposible, por lo que intentar explicarle que Lucca no era tan malo, no tenía sentido y tratar de hacerlo entender mi punto de vista, francamente era perder el tiempo.¡Papá! – exclamé al verlo entrar y la mirada que me dio, me dejó helada – Yo… - comencé a murmurar mientras frotaba mis mano
LUCCA ANDREOTTIHabían pasado cinco días desde que vi a Alexandra por última vez y estaba desesperado; desde el preciso momento en que se marchó para hablar con su padre, la preocupación se manifestó y poco a poco empecé a perder el control; no podía comunicarme con ella y la presión de los reporteros no ayudaba, pero antes de cometer una locura, conseguí comunicarme con su amigo, aunque eso tampoco me tranquilizó.Había llamado a Noah Bogani al menos diez veces al día y lo único que sabía con certeza era que Alexa no se encontraba nada bien; al parecer había tenido un enfrentamiento muy fuerte con su padre y estaba encerrada en su habitación, acostada en la cama sin querer probar alimento y por más que Noah intentó animarla, obligarla y persuadirla, nada daba resultado.Necesitaba verla, estar a su l
ALEXANDRA PEMBERTON Cuando Lucca entró a la habitación, mi corazón volvió a latir y cuando lo sentí tomarme en sus brazos, por un segundo recuperé mis fuerzas; tenerlo a mi lado, me hacía sentir a salvo y de una extraña manera, lograba hacerme pensar que todo estaría bien.Quién diría que mi supuesto enemigo sería la única persona capaz de reconfortarme; si alguien me lo hubiera dicho hace algunos meses, francamente lo habría llamado loco, porque realmente sonaba absurdo, pero ahora que era una realidad, no me imaginaba nada diferente.Estos días me había sentido peor que nunca; no tenía ganas de levantarme de la cama, comer, leer o hacer cualquier cosa en general; lo único que en verdad quería era dormir, porque cuando mis ojos estaban cerrados, el mundo parecía menos complicado y todo eso qu
ALEXANDRA PEMBERTON Lucca y yo pasamos todo el día juntos, sin importarnos si alguien nos veía o si los rumores volvían a surgir; en este momento, solo existíamos él y yo, nada más importaba; él me llevó a pasear y por todos los canales posibles, me hizo comer por lo que al final del día, me sentía a reventar, pero siendo honesta no podía quitar la sonrisa de mi rostro.Aun no me sentía del todo bien y de cierta forma, aun me encontraba emocionalmente frágil por lo que regresar a casa y ver a mi padre no era algo que esperaba con ansias; Lucca intentó darme ánimos y algo de valor, pero era más que obvio que tampoco le entusiasmaba la idea.La verdad, tenía dos opciones, podía elegir ser cobarde, ocultarme y volver a fingir que todo estaba bien, aunque eso me matara por dentro o podía elegir ser valie
LUCCA ANDREOTTIFamilia, Poder, ObligaciónSegún mi padre, las tres palabras siempre iban juntas; porque la familia era lo principal y era mi obligación hacer todo para asegurarme que el poder y la riqueza siempre fueran parte del legado Andreotti, pero ¿qué pasaba con el amor, la compasión o la felicidad? ¿Acaso eran irrelevantes? ¿Cómo podía ser el poder más importante que todo lo demás? ¿No era más importante ser honesto? ¿No era mejor hacer las cosas de la manera correcta, sin mentiras o atajos?Jamás entendería a mi padre y nunca iba a convertirme en él, porque sencillamente, no aprobaba la forma como manejaba los negocios y la familia; pero hacerlo cambiar de opinión sobre algo era una misión imposible, él era como era y no iba a cambiar.Señor Andreotti
LUCCA ANDREOTTI La reunión estaba por empezar y me sentía mucho peor que antes; el señor Archer era amable y educado, pero su acompañante, el señor Brown no dejaba de observarme y yo conocía perfectamente la razón.Desde el inicio Benjamin Brown había estado interesado en Alexandra, pero yo había arruinado sus planes y seguramente él lo sabía y no creía que mis intenciones eran buenas o nobles, pero… ¿Qué tanto sabía él de mi relación con Alexa?Mi padre y el señor Archer comenzaron a hablar sobre los términos que habían sido presentados en la última reunión y aunque intervine un par de veces, mi mente se encontraba muy lejos de la conversación; ¿Cómo habían cambiado las cosas tan rápido? Inicialmente vine a Londres para enfrentarme a la
ALEXANDRA PEMBERTON No podía respirarLas personas hablaban de un corazón roto, pero a mi me dolía cada centímetro de mi cuerpo y sentía que mi alma ardía.Por la mañana estaba tan feliz, todo en mi vida parecía estar mejorando, pero después de la visita de Benjamin, todo se tornó oscuro; me dijo que había estado en una reunión con los Andreotti y que antes de irse, escuchó a Lucca hablar con su padre sobre mí; cuando me lo dijo, no quise creerle, pero al ver el video que me mostraba, no pude negarme más.Lucca me había usado, me había engañado y todo por petición de su padre; él no me amaba y sus palabras eran una mentira, pero por más que me repetía todo eso, mi corazón seguía doliendo y no podía parar de llorar.No quería creer que tod
ALEXANDRA PEMBERTON Lucca no dejaba de sonreír y prácticamente me miraba embobado; mis palabras habían conseguido tranquilizarlo y al mismo tiempo habían aligerado el ambiente entre nosotros, aunque eso no significaba que todo estuviera bien ahora, porque igualmente Lucca me debía muchas explicaciones.Bien, te escucho – dije una vez que la comida llegóLamento mucho no contarte las intenciones de mi padre desde un inicio, pero estoy dispuesto a hacerlo ahora – dijo y asentí – Él no tiene idea de lo que pasó entre nosotros en esa fiesta de máscaras y me pidió que te conquistara después de que el señor Brown te invitó a salir; a mi padre le preocupaba que entablaras una relación con ese accionista y él te diera el contrato por ello, lo que claramente sé que no sucedería e inte