ALEXANDRA PEMBERTON
Lucca no dejaba de sonreír y prácticamente me miraba embobado; mis palabras habían conseguido tranquilizarlo y al mismo tiempo habían aligerado el ambiente entre nosotros, aunque eso no significaba que todo estuviera bien ahora, porque igualmente Lucca me debía muchas explicaciones.
Bien, te escucho – dije una vez que la comida llegó
Lamento mucho no contarte las intenciones de mi padre desde un inicio, pero estoy dispuesto a hacerlo ahora – dijo y asentí – Él no tiene idea de lo que pasó entre nosotros en esa fiesta de máscaras y me pidió que te conquistara después de que el señor Brown te invitó a salir; a mi padre le preocupaba que entablaras una relación con ese accionista y él te diera el contrato por ello, lo que claramente sé que no sucedería e inte
LUCCA ANDREOTTILas cosas con Alexa se habían solucionado y eso sin duda había mejorado mi humor, por lo que cuando regresé al hotel, no podía borrar la sonrisa de mi rostro; ante mis ojos ella era perfecta y estaba tan enamorado que no había palabras para describir lo que sentía al estar con ella.Sin dejar de sonreír, entré a la habitación e inmediatamente sentí mi celular vibrar en el bolsillo, por lo que me apresuré a responder al ver quien era la persona que llamaba.“Pietro Russo”Ahora si me siento olvidado – dijo y rodé los ojosEres muy dramáticoEs mi sangre italiana – se justificó haciéndome reír – Pero hablando en serio, te vas a Londres, te consigues una chica y te olvidas de tu querido amigoNo me olvidé de ti, Pietro – me d
LUCCA ANDREOTTIHabían sido los dos días más largos de mi vida y aunque había salido con Alexandra, nos habíamos centrado netamente en el acuerdo, ya que ella también estaba al tanto de la reunión que se llevaría a cabo entre nuestros padres y al igual que yo, temía lo peor.Será la tercera guerra mundial, es nuestro fin – la escuché decir y suspiréHabía llamado a Alexa a primera hora de la mañana, ya que a medio día se llevaría a cabo la tan esperada reunión y ambos nos encontrábamos demasiado nerviosos, pero, aunque escuchar su voz solía relajarme, justo ahora parecía que la ansiedad no podía hacer nada más que aumentar y las horas parecían eternas.Tengo fe en que no llegue a tantoPues yo no tengo nada de fe
ALEXANDRA PEMBERTON Por fin el acuerdo estaba firmado y aun me costaba creerlo; mi padre había estado reacio a firmar, pero no podía poner ninguna objeción ya que el acuerdo era detallado y perfecto; además, pese al desagrado que sentía por Francesco Andreotti, hasta mi padre tenía que admitir que una tregua era la mejor opción en estos momentos.La empresa estaba creciendo y expandiéndose cada vez más, los negocios iban excelente y las alianzas que teníamos eran precisas y muy beneficiosas, pero continuar con dispuestas sin sentido con los Andreotti no tenía lógica, así que el acuerdo era lo ideal y él confiaba en mi criterio, después de todo, estuve cien por ciento involucrada en el proceso de este acuerdo y estaba completamente segura de los beneficios que este traería a nuestra familia.Pero si bien este problema ya
LUCCA ANDREOTTI Han pasado varios días desde nuestra fiesta y cada momento libre que tenía lo pasaba con Alexandra ya fuera yendo a comer, paseando por la ciudad o simplemente pasando el tiempo en la antigua casa de su madre que se había convertido en nuestro pequeño refugio libre de todos los problemas.Cuando estaba junto a Alexandra, me sentía en casa y cada segundo a su lado era maravilloso en muchos aspectos, pero no todo era color de rosa ya que cada vez faltaba menos para que la decisión con respecto al negocio de los hoteles Golden fuera tomaba y cualquiera que fuera el resultado, habría problemas.Había insistido a mi padre para que regresara Roma e intenté de todas las maneras posibles hacerle entender que yo podía ocupar de este negocio, pero era un hombre demasiado testarudo y controlador, así que, a pesar de mis esfuerzos, él segu&iacu
ALEXANDRA PEMBERTON La cena fue maravillosa y la noche fue la mejor de todas; pero el día llegó muy rápido y tuve que regresar a la realidad…Cuando estaba junto a Lucca el tiempo parecía ir más lento, todo adquiría un color más brillante y la vida se sentía inexplicablemente mejor, pero, aunque estar juntos, en nuestra pequeña burbuja era algo fascinante, no era algo permanente y tarde o temprano todo de lo que intentábamos huir nos alcanzaría.Nuestros padres…El odio entre las familias…El negocio de los hoteles Golden que estaba por firmarseY el recordatorio constante que nuestra relación estaba llena de obstáculosAmbos intentábamos olvidar todos los impedimentos y simplemente centrarnos en lo que existía entre los dos, pero cada vez se hacía más dif&iac
LUCCA ANDREOTTIPor fin habíamos enviado la propuesta y ahora solo quedaba esperar, lo cual era peor, pero al menos mi padre ya no tenía porque obligarme a permanecer todo el día junto a él, así que eso me permitía respirar.Como ahora disponía de un poco más de tiempo libre, decidí salir con mi madre a comer a uno de los restaurantes que Alexa me había recomendado y ella no tuvo problema ya que a pesar de que ya no teníamos más que hacer, mi padre se las había arreglado para reunirse con un par de socios de otro negocio que le interesaba y ella se había quedado nuevamente sola en el hotel.Una vez que llegamos al lugar, tomamos asiento en una de las mesas de la terraza y ordenamos un par de platillos que sonaban interesantes; mi madre se veía feliz y eso me alegraba inmensamente, no tuve mucho tiempo para salir con ella los últimos días y aunque sabía que lo entendía, no quería que se sintiera sola.El restaurante es precioso – dijo con una sonrisaSí y la vista es grandiosaLondres
ALEXANDRA PEMBERTON Me levanté muy temprano por la mañana y me preparé para salir a desayunar con Lucca, ya habían pasado un par de días desde que se enviaron las propuestas para el negocio de los hoteles Golden, así que mis preocupaciones habían disminuido, así como mi carga de trabajo por lo que justo ahora me sentía más relajada y feliz.Lucca y yo pasaríamos el día entero juntos, desayunaríamos en un hermoso restaurante, iríamos a una galería de arte que tenía una exposición que nos interesaba ver y por la noche, asistiríamos a la ópera del Royal Ballet para ver una de las obras más emblemáticas de la historia, “El lago de los cisnes”.Estaba emocionada, incluso más que eso; no podía esperar para ver a Lucca y desde que mis ojos se abrieron, una sonrisa hab
ALEXANDRA PEMBERTON Después de salir de la ópera, Lucca me compró uno de esos globos llenos de luces y tomamos asiento en una de las bancas de un parque cercano para conversar un poco más antes de que cada uno tomara un rumbo diferente.Estuve hablando con mi madre… - comenzó a decir con algo de duda – Quería saber exactamente porque mi familia y la tuya se odiaban…¿No te contaron la historia?Sí… bueno… sabes que la relación con mi padre no es muy cordial; siempre me repitió que ustedes eran nuestros enemigos y creo que me contó la historia a grandes rasgos cuando era niño, pero necesitaba saber un poco más¿Y qué te dijo tu madre?Comencé a relatarle lo que mi madre me había contado y aunque al inicio la historia parecía s