ALEXANDRA PEMBERTON
Después de comer con los Bogani, Noah me llevó a casa y la verdad lo último en lo que quería pensar era en el trabajo, así que mi plan era entrar y tomar un largo baño que consiguiera relajarme y me ayudara a despejar mi mente.
Asentí y me aproximé a la mesa donde se encontraba un gran arreglo floral bastante elegante; tomé la tarjeta que se encontraba en medio de las flores y me sorprendí al notar quien había enviado el regalo.
“Conocerla fue espléndido, espero acepte mi invitación a cenar mañana”
LUCCA ANDREOTTILos últimos dos días habían sido un caos; mi padre no dejaba de insistirme sobre el asunto de los Pemberton y no me dejaba tranquilo sobre todo lo relacionado al contrato de los hoteles Golden; pero era aún peor su insistencia para que fuera tras Alexandra y la sacara de en medio de la forma en que él había ordenado; pero durante estos días, no había hecho nada de lo que mi padre me había pedido, porque simple y sencillamente, no quería hacerlo.No era correcto y de eso no tenía ninguna duda, por ello era incapaz de seguir su orden y estaba seguro que cuando él se diera cuenta de mi posición, arremetería contra mí hasta que consiguiera su objetivo, así que lo único que podía hacer era resignarme y soportar todo lo que me diría.Mi padre no era una mala persona, pero cuando se trataba d
ALEXANDRA PEMBERTON En cuanto hablé con la mesera y me indicó la dirección del bar, salí corriendo sin importarme si mi padre me escuchaba o alguien del personal me veía salir; no me importó nada y simplemente tomé las llaves del auto y me dirigí al bar a buscar a Lucca.Cuando lo escuché por el celular, se oía triste y demasiado ebrio; le costaba mucho hablar y arrastraba las palabras, pero lo peor no era eso, sino que parecía perdido sin saber que hacer o a dónde ir y eso era lo que más me preocupaba.Él no conocía esta ciudad, no conocía a nadie más que a mí y si algo le ocurría… No, no podía pensar en eso, lo único que necesitaba ahora era darme prisa y llegar cuanto antes a ese bar.Conduje lo más rápido que pude y en cuanto llegué, estacion&eacut
LUCCA ANDREOTTIMi cabeza me estaba matando y me costaba abrir los ojos; no recordaba nada además de que había bebido como si no existiera un mañana y eso sí que me estaba pasando factura; me obligué a abrir los ojos por completo y la imagen frente a mí, me desconcertó aún más; justo a mi lado, se encontraba una mujer que dormía pacíficamente y no era cualquier mujer, era Alexandra.¿Qué rayos había sucedido anoche?Recorrí la habitación con la mirada en un intento por recordar cómo es que habíamos terminado aquí, pero prácticamente mi mente estaba en blanco y eso era frustrante; no lograba recordar nada después de los tragos que había bebido en ese bar y justo ahora me arrepentía mucho de haberlo hecho.Regresé la mirada a Alexa y sonreí; ella se ve&ia
ALEXANDRA PEMBERTON Había sido una mañana maravillosa, pero era momento de volver a la realidad y en cuanto puse un solo pie en la empresa, mi alegría se esfumó y por las señas que me hacia la secretaria, estaba claro que debía prepararme para una gran reprimenda por parte de mi padre.Alexandra Charlotte Pemberton – dijo mi padre al verme - ¿Se puede saber dónde estabas?Por su tono, era obvio que se encontraba sumamente disgustado conmigo y si no lograba hallar una buena excusa que no involucrara a cierto joven con un apellido problemático, las cosas se complicarían mucho más para mí.Papá… - murmuré pensando en una forma de contentarloNada de papá; ¿Dónde estabas? – cuestionó y tuve que reprimir el impulso de salir corriendoYo… sal&i
LUCCA ANDREOTTIAlexa y yo habíamos acordado vernos esa mañana para empezar con los detalles del acuerdo y alrededor de las once, ya me encontraba ansioso esperándola y mirando hacia la puerta cada vez que escuchaba algún ruido hasta que finalmente ella apareció.Buenos días – dijo y me levanté para saludarlaTe ves hermosa – la halaguéAlexa traía puesto un vestido blanco que le llegaba justo por debajo de las rodillas junto a una gabardina larga; su cabello se encontraba suelto y caí desordenado sobre sus hombros dándole ese aire relajado y sofisticado que la caracterizaba.El lugar es bellísimo – dijo mirando a nuestro alrededorHabía encontrado este establecimiento en línea y me había parecido perfecto; se trataba de una propiedad algo apartada del centro de
ALEXANDRA PEMBERTON Las lágrimas no paraban y sentía mi corazón roto en pedazos; besarlo había sido maravillo, toda la noche había sido especial y perfecta; por un segundo me permití soñar que no existían problemas, me permití imaginar que solo éramos una chica y un chico en una cita romántica, pero cuando confesó sus sentimientos por mí, algo en mi interior se encendió y apareció la culpa.No podía haber nada entre nosotros, no era correcto y no era posible, pero cuanto desearía que lo fuera, porque estaba enamorada de él y dolía terriblemente tener que alejarme; había querido descubrir cuáles eran mis sentimientos y en verdad había deseado intentarlo, pero una parte de mí no podía dejar de sentir culpa y no era lo suficientemente valiente como para arriesgarme por lo que
ALEXANDRA PEMBERTONEstos días habían sido una tortura; Lucca me había enviado mensajes y había llamado, pero yo intentaba evitarlo a toda costa, aunque hoy sería imposible hacerlo, porque estaba segura que asistiría a la gala y pensar en que tendría que verlo estaba acabando con mis nervios al mismo tiempo que mi ansiedad alcanzaba niveles estratosféricos.En estos días había ido a trabajar de manera normal, pero me había costado mucho enfocar mi atención, porque lo único en mi mente era Lucca y por más que le daba vueltas a todo el asunto, no lograba decidirme y mi miedo no parecía disminuir.Noah había tratado de distraerme del tema y por mi parte, durante el día mantenía mi sonrisa habitual fingiendo ante todos que las cosas en mi vida marchaban estupendamente, cuando en realidad palabras más adec
LUCCA ANDREOTTILos últimos días habían sido una tortura, había intentado hablar con ella, pero me evitaba como si fuera una peste y eso me mataba; pero lo peor de todo, era el arrepentimiento de no haber ido tras ella en el instante en que se apartó o no haberme esforzado más por detenerla, porque durante estos días en que ella había desaparecido de mi vida, me había dado cuenta que deseaba todo lo contrario, así que esta noche me jugaría por lo que sentía y si era necesario arrinconar a Alexandra para eso, lo haría.En cuanto llegué a la gala, demasiados pares de ojos se posaron sobre mí y claramente todos se veían sorprendidos o extrañados por mi presencia, pero ninguno de ellos me interesaba en lo más mínimo, a la única que deseaba ver era a Alexa, así que de inmediato comencé a reco