ALEXANDRA PEMBERTON
Las lágrimas no paraban y sentía mi corazón roto en pedazos; besarlo había sido maravillo, toda la noche había sido especial y perfecta; por un segundo me permití soñar que no existían problemas, me permití imaginar que solo éramos una chica y un chico en una cita romántica, pero cuando confesó sus sentimientos por mí, algo en mi interior se encendió y apareció la culpa.
No podía haber nada entre nosotros, no era correcto y no era posible, pero cuanto desearía que lo fuera, porque estaba enamorada de él y dolía terriblemente tener que alejarme; había querido descubrir cuáles eran mis sentimientos y en verdad había deseado intentarlo, pero una parte de mí no podía dejar de sentir culpa y no era lo suficientemente valiente como para arriesgarme por lo que
ALEXANDRA PEMBERTONEstos días habían sido una tortura; Lucca me había enviado mensajes y había llamado, pero yo intentaba evitarlo a toda costa, aunque hoy sería imposible hacerlo, porque estaba segura que asistiría a la gala y pensar en que tendría que verlo estaba acabando con mis nervios al mismo tiempo que mi ansiedad alcanzaba niveles estratosféricos.En estos días había ido a trabajar de manera normal, pero me había costado mucho enfocar mi atención, porque lo único en mi mente era Lucca y por más que le daba vueltas a todo el asunto, no lograba decidirme y mi miedo no parecía disminuir.Noah había tratado de distraerme del tema y por mi parte, durante el día mantenía mi sonrisa habitual fingiendo ante todos que las cosas en mi vida marchaban estupendamente, cuando en realidad palabras más adec
LUCCA ANDREOTTILos últimos días habían sido una tortura, había intentado hablar con ella, pero me evitaba como si fuera una peste y eso me mataba; pero lo peor de todo, era el arrepentimiento de no haber ido tras ella en el instante en que se apartó o no haberme esforzado más por detenerla, porque durante estos días en que ella había desaparecido de mi vida, me había dado cuenta que deseaba todo lo contrario, así que esta noche me jugaría por lo que sentía y si era necesario arrinconar a Alexandra para eso, lo haría.En cuanto llegué a la gala, demasiados pares de ojos se posaron sobre mí y claramente todos se veían sorprendidos o extrañados por mi presencia, pero ninguno de ellos me interesaba en lo más mínimo, a la única que deseaba ver era a Alexa, así que de inmediato comencé a reco
ALEXANDRA PEMBERTON Fue una noche grandiosa y aunque ahora me encontraba sonriendo como si hubiera perdido la cordura, lo más probable era que por la mañana todos mis miedos volvieran a atacar y las dudas volvieran a causar estragos en mi cabeza; así que mi único plan por ahora era disfrutar lo que estaba sintiendo, sin pensar en las consecuencias.Me acosté sobre la cama y sonreí aun con la mirada perdida; no podía dejar de pensar en Lucca y cada vez que su imagen aparecía en mi mente, mi corazón se aceleraba.¿Cómo era posible llegar a sentir tanto en tan poco tiempo?¿Cómo era posible romper cada una de mis reglas por alguien más?¿Cómo podía sentirse tan bien… si parecía tan incorrecto?Las preguntas seguían rondando por mi mente, pero ya no me importaba responder a ni
LUCCA ANDREOTTI Habían pasado algunos días desde mi cita con Alexa y todo había resultado mucho mejor de lo que imaginé; mientras más tiempo pasábamos juntos, más me enamoraba de ella; Alexa era tan dulce, tan amable y mientras más la conocía, más atraído me sentía.Estos días también me habían servido para entender lo equivocado que estaba mi padre al guardar tanto rencor hacia los Pemberton y lo equivocadas que eran sus acciones; porque ahora tenía claro, que el fin, no justifica los medios.Al estar junto a Alexa también había comenzado a entender que mi propio estilo de vida estaba mal; las fiestas, el caos, los problemas y todo lo que había hecho durante estos años no había sido más que una vía de escape de las cosas que no podía controlar y definitivamente no
ALEXANDRA PEMBERTON Mis ojos se abrieron con lentitud y permanecí muy quieta, admirando el rostro de Lucca que seguía profundamente dormido; se veía tan tranquilo con los ojos cerrados y la sonrisa en su rostro, automáticamente me hizo sonreír.Me levanté con cuidado de no despertar a Lucca y me coloqué su camisa; recorrí el apartamento y encontré mi pequeño bolso tirado en el suelo cerca de la puerta, lo que de inmediato me recordó la forma tan desesperada con la que Lucca y yo habíamos entrado hace apenas unas horas; dejé mi bolso sobre la mesa y me recargué en el sofá con mi celular en la mano, pero en cuanto la pantalla se encendió, mi corazón se detuvo.Tenía más de diez llamadas perdidas de Noah y muchas otras de mi padre, además de varios mensajes; por lo que inmediatamente le devolv&ia
ALEXANDRA PEMBERTON Me encontraba en casa esperando a mi padre y no podía parar de temblar; ¿Qué tendría para decirme? ¿Cuán enojado estaría conmigo? ¿Qué iba a decirle? ¿Cómo iba a explicarme?No había forma de justificar mis acciones y no había explicación que valiese, así que… no tenía idea que hacer. Para él, las cosas eran blanco o negro, sin matices o intermedios y hacerlo cambiar de opinión sobre algo o alguien, era una misión imposible, por lo que intentar explicarle que Lucca no era tan malo, no tenía sentido y tratar de hacerlo entender mi punto de vista, francamente era perder el tiempo.¡Papá! – exclamé al verlo entrar y la mirada que me dio, me dejó helada – Yo… - comencé a murmurar mientras frotaba mis mano
LUCCA ANDREOTTIHabían pasado cinco días desde que vi a Alexandra por última vez y estaba desesperado; desde el preciso momento en que se marchó para hablar con su padre, la preocupación se manifestó y poco a poco empecé a perder el control; no podía comunicarme con ella y la presión de los reporteros no ayudaba, pero antes de cometer una locura, conseguí comunicarme con su amigo, aunque eso tampoco me tranquilizó.Había llamado a Noah Bogani al menos diez veces al día y lo único que sabía con certeza era que Alexa no se encontraba nada bien; al parecer había tenido un enfrentamiento muy fuerte con su padre y estaba encerrada en su habitación, acostada en la cama sin querer probar alimento y por más que Noah intentó animarla, obligarla y persuadirla, nada daba resultado.Necesitaba verla, estar a su l
ALEXANDRA PEMBERTON Cuando Lucca entró a la habitación, mi corazón volvió a latir y cuando lo sentí tomarme en sus brazos, por un segundo recuperé mis fuerzas; tenerlo a mi lado, me hacía sentir a salvo y de una extraña manera, lograba hacerme pensar que todo estaría bien.Quién diría que mi supuesto enemigo sería la única persona capaz de reconfortarme; si alguien me lo hubiera dicho hace algunos meses, francamente lo habría llamado loco, porque realmente sonaba absurdo, pero ahora que era una realidad, no me imaginaba nada diferente.Estos días me había sentido peor que nunca; no tenía ganas de levantarme de la cama, comer, leer o hacer cualquier cosa en general; lo único que en verdad quería era dormir, porque cuando mis ojos estaban cerrados, el mundo parecía menos complicado y todo eso qu