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QUEEN KANELA: •ஐ[★]ஐ• Era un jodido cabrón, pero tenía que hacer algo con el hormigueo que sentía en su cuerpo, al momento en que Alina rozaba sus piernas contra sus muslos. Sabía que la había asustado, mientras que Kate daba griticos de alegría. Realmente no se arrepentía, pues sentir como se aferró a él era una sensación que quería repetirla una y otra vez. Tardaron a penas cuatro minutos y veintitrés segundo en llegar hasta al yate. —Woa es hermoso… —a Alina se le escaparon esas palabras. —Sí, tienes razón —Edward estuvo de acuerdo. Él esperó a que el joven que los acompañaba estacionara primero, y bajara las cosas de la moto. —Nunca estuve en uno de estos —ella soltó una risita, y agregó: —De hecho, nunca estuve en un yate como este… ¡Tan grande! Edward lo primero que hizo fue cargar a Kate y con la ayuda del joven la subió rápidamente al yate, luego le tendió la mano a Alina para que la tomara.
¡¿QUÉ PASA?! •ஐ[★]ஐ• Kate dio un largo bostezo. —Cariño, estás agotada —dijo Alina. —Estás que te caes del sueño, princesa. La niña estaba prácticamente dormida en la mesa. —La llevaré a la habitación. Edward enseguida la puso en sus brazos, y Kate enseguida suspiró aferrándose a su cuello. Mientras que Alina los seguía llevando las sandalias de la niña en la mano. Tenía que reconocer que su jefe era un total controlador, pues en la mochila de Kate estaba todo lo necesario. Desde dos cambios de ropa, y zapatos. Hasta los artículos de aseo personal. En su caso solo llevaba un cambio de ropa interior y el mismo vestido. La depositó en la cama con mucho cuidado. —Te esperaré en la sala —Edward le informó dándole un beso en la frente a Kate. Alina solo asintió, aunque en su estómago se contrajo con aquellas palabras. Sin embargo, cerró las ventanas y encendió el aire acondicionado. Luego de arropa
MAL SUEÑO •ஐ[★]ஐ• Alina apenas tuvo tiempo de cubrir su cuerpo con la toalla, y salir corriendo detrás de Edward. —¡¿Kate?! —exclamó una vez mal, y en el tono de voz había desespero. Se acercó a ella con la intención de despertarla, pero Alina le puso una mano en el hombro, y le hizo con la cabeza un gesto de negación. —¡Lo juro, me portaré bien! Una vez más, Alina le hizo gesto y se sentó a la orilla de la cama. —Cariño, abre los ojos —le dijo usando una vos suave, al mismo tiempo que apretaba su manito —No estás sola, estamos aquí contigo. La respiración de la niña se rentalizó, Alina continuaba hablando en voz suave. Le decía una y otra vez que no estaba sola, y que abriera los ojos. En el instante en que lo hizo, miró a los lados un poco desorientada. Luego se sentó, y cuando se dio cuenta de que su padre daba un paso hacia ella, se giró hasta donde estaba Alina y la abrazó fuertemente. Edwa
SIN VUELTA ATRÁS •ஐ[★]ஐ•Edward sabía muy bien, que si Alina estaba en su habitación, era porque ya no había vuelta atrás. La hora de jugar había terminado, estaba claro que ella también lo deseaba, puesto que no dijo al momento que expresó su negativa a tener un encuentro fortuito en la cocina. Los tiempos habían cambiado, ya no era aquel hombre confiado en que podía encontrar en cualquier momento la mujer perfecta para él, y al parecer su compañera esa noche, al igual que la vez pasada, estaba muy segura de lo que quería. En ese momento se encontraban uno frente al otro. Alina, con una agilidad sorprendente, y dando gracias a pequeña estatura, se lanzó sobre él, con las piernas aferradas a las caderas masculinas, sus manos alrededor de sus cabellos, y su lengua en la garganta. ¿Qué la había poseído a actuar de esa manera? No lo sab
JUEGO TERMINADO: •ஐ[★]ஐ•Los encuentros anteriores solo habían acrecentado su hambre por ella, ya que eran apenas un bocadillo. Alina rompió el beso en busca de aire, le dolía el pecho por el esfuerzo. Sin embargo; él no le dio tregua, con la mano libre acarició su cadera, deslizándola despreocupadamente debajo de sus pantalones cortos. —Creo que necesitas ayuda —soltó ella después de una risita, saliéndose de su agarre. Se levantó en su pequeña estatura sobre la cama, encerrando con cada uno de sus pies la estrecha cintura masculina, y ella misma terminó de bajar la prenda por sus piernas, y tirarlos con descuido a un lado de la cama.—Siempre me gustó tu espíritu aventurero —la voz de Edward era gutural.—A veces es bueno tener un compañero aventurero —le guiñó un ojo y se puso de nuevo sobre él. Él dio una respiración profunda, y lueg
EMOCIONES: •ஐ[★]ஐ•La levantó una vez más y la hizo girar, ella emitió un chillido, pero nunca apartó sus manos de su miembro. Al contrario, al darse cuenta de que estaba más cerca de su alcance, sin importarle alguna otra cosa, se lo llevó de nuevo a la boca con avaricia. Su sabor a hombre la tenía narcotizada. «¡Estoy enferma!», pensó. El sonido de un azote en el trasero hizo eco en la habitación.¡Plaz! ¡Plaz!¡Plaz!¡Plaz!Seguido de algo que creyó escuchar era una maldición. El ambiente de la habitación era caliente, y lo único que podía escucharse a lo lejos era el suave oleaje del mar. Mezclado con los gemidos y jadeos de Alina, y sumados a los gruñidos de satisfacción masculina de Edward. No sentía ninguna vergüenza, de mostrar su necesidad por él. Negó con la cabeza, porque en el fondo de su ser, algo le decía que era lo indicado. N
SIN RESPIRACIÓN: •ஐ[★]ஐ•—Quiero saber qué tanto necesitas esto —la voz de Edward era grave y al mismo tiempo entrecortada. —¡Mucho! —exclamó ella con voz rota— No te imaginas cuanto…Le escuchó emitir un gemido cuando él comenzó a mover sus dedos de nuevo, había encontrado el punto exacto que la hacía temblar de placer. Ejerció un poco de presión al inclinarse un poco sobre ella y besarla con una intensidad que le hizo arquear la espalda al punto del dolor. Buscando calmarse no le quedó de otra que alzar un poco más sus caderas, enrollar sus manos alrededor de su cuello.La pasión en el cuerpo de Alina, era una bomba de tiempo, que ambos sabían que en cualquier momento estallaría. Y todavía no se había recuperado del orgasmo que le había proporcionado Edward. Las sensaciones que se estaban apoderando de su razón, jamás las había ex
LA LLAMADA DE LA ABUELA: •ஐ[★]ஐ•El sonido del mar, el volar de las aves hicieron que Alina abriera los ojos de golpe. Miró al techo, cerró los ojos unos segundos para poder controlar su respiración. De manera sigilosa, salió de la cama de Edward. Se vistió rápidamente, como si el diablo la estuviera persiguiendo. «¡Madre mía! ¡¿Por qué me tiene que pasar esto?!»La vista de Edward sobre la cama, le hizo querer volver a meterse entre las sábanas. Dormía boca arriba, con uno de sus fuertes brazos sobre la frente. La sábana apenas cubriendo su cintura masculina, haciendo visible su dotada virilidad. Las piernas largas y musculosas, también eran dignas de mirar. La barba incipiente, su amplio pecho y lo suave que respiraba le hizo caer en cuenta de que estaba bien jodida, puesto que su jefe le gustaba más de la cuenta.«Es hora de que muevas los pie