Me encogí de hombros.—Los actos hacen más justicia que las palabras al viento.Por un momento su sonrisa se ensombreció, ya lo sé, es triste reconocerlo, pero, es nuestra realidad, si Edward me amaba tanto como decía entonces no le iba a costar nada cumplir aquello.—Quiero… hablar contigo sobre algo más importante—hizo de lado los documentos, Huy, entonces si era algo serio—. Anoche hablé con Aubrielle—contuve el aliento—, ella está bastante feliz, sorprendida, pero feliz.—¿Fe… feliz?—Sí, me ha contado mucho de ustedes, lo había hecho con anterioridad, pero, nunca me dijo sus nombres.Parpadee repetidas veces.—Pues estoy sorprendida, pero me alivia que ella acepte a Jack como su hermano.Él enarcó una ceja.—No me entendiste—fue un poco serio—, ella está feliz con los dos.—¿Conmigo? —mi voz sonó más alta, no me lo creía, no es que no me agrade Aubrielle, pero no me imagine que le gradara tanto—, vaya, pues eso me sorprende a un más.—Me alegra escucharlo, porque esta tarde se mu
—Edward habré la puerta—la voz irritante de Natalie Wood.Vivian me miró enarcando una ceja, ambos estábamos aun jadeantes.—¿Quién es? —masculló, sin moverse un poco.Suspiré, le acaricié las piernas.—Es una Junior—contesté—, es nieta de un amigo de mi abuelo.—¡Edward sé que estás ahí, abre ya!Frunció el ceño.—¿Por qué viene aquí a hablarte de ese modo? Con mi pulgar masajee su frente para quitar su entrecejo.—No es nada de lo que tú piensas, yo solo la he tratado como lo que es.—¿Y qué es?—Una empleada más—me encogí de hombros—, no es nada para mí, Vivian—la puerta se sacudió con los golpes.—Pero ella se está creyendo dueña.—Mi abuelo siempre fue complaciente con ella…—¿Y cree que puede hacer contigo lo que se le plazca?—Sinceramente no la había visto hasta hace una semana, después de la muerte de mi abuelo.Tomó aire y lo soltó como un bufido.—¡Edward abre ya! —protestaba.—Edward, si tu abres esa puerta, estás nenas —sacudió sus lindos pechos— y yo, nos vamos—, se rec
Terminé de abotonarme el chaleco y Vivian de acomodar su camisa, intenté pasarme una mano por el cabello.—Dejalo así, te ves muy bien—habló suavemente.Sonreí de lado.—Está bien, lo dejaré así.Ya no se escuchaban los gritos por fuera.—Sabes—comenzó a decir, alisándose el cabello y calzándose las zapatillas—, creo que debe haber un par de reglas entre los dos.—¿Reglas? —escupí estupefacto.—Claro, ahora trabajaré para ti—se aproximó hacia mí, llevó las manos a mi corbata—, lo de hoy no puede repetirse.—¿Por qué?—Porque si hay alguna emergencia, no podemos pasarnos hora y media encerrados en tu oficina—ajustó mi corbata y luego llevó una mano a mi mejilla—, no me malinterpretes lo de hoy fue genial y he cumplido con mi fantasía—sonrió anchamente—, pero ahora seré tu empleada y el jefe no puede acostarse con las empleadas.—Puedo si es a quien amo.—Sí, pero aquí no—me tocó la nariz con la punta de su dedo—, ¿de acuerdo?Bufé.—¿Tengo permitido besarte?—Sí, eso sí, solo si no nos
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022. VivianLa mudanza fue tan silenciosa y efímera que la sentí como una de las hadas madrinas con su varita, solo que en este casi, mi hado padrino es Edward y no tiene una varita, pero tiene grandes dotes… y su dinero, claro.Pero con quien no estoy a gusto es con esa tal Natalie cara de pescado de mercado.Por muy mágico que estuviese mi polvazo con Edward, esa zorrita como quería joder, no estaba segura si había escuchado o no nuestro revolcón, esperaba que no, pero no me había dado buena espina, digo, ¿Quién cambia de expresiones tan rápido?, había estado irritada e impaciente, pero cambió tan pronto me vio ¿por qué?En primera, ya sé que soy hermosa y puede que hasta deslumbrante, pero, no me imaginaba que ella fuera lesbiana, parecía más como si quisiera ser mi amiga, pero es obvio que no tengo ni un pelo de tonta, podré tener mis malos ratos, pero soy buena para detectar las malas vibras.Yo sé que Edward está todo un adonis, y que atrae a muchís
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022. VivianEn teoría, todo está bien, creo.Edward me convenció de ir juntos por Jack a la escuela.La mayoría de las madres que iban por sus hijos estaban impresionadas por el monumento de hombre que llevaba a mi lado, pueden verlo todo lo que quieran, la vista es gratis, pero si se acercan al él, bueno… ya pensaré en otra escuela a la cual llevar a Jack si salgo en conflictos con esta.Mi bebé es del tercer grupo, así que tenemos que esperar hasta que salgan los de segundo.—Tengo muchos recuerdos viniendo a una escuela—me decía Edward mientras me tomaba de la mano, intuí que se trataba de Elle—, ahora tendré muchos más.Me sonrió anchamente.¿A quién no le dan ganas de besar a un hombre así?—Ya no tendrás que contar los momentos bonitos—me acerqué a él para besarlo.—No, ya no.Alguien bufó a nuestro alrededor.—Están dando un espectáculo, señores—replicó una voz que me pareció de gorila, por gruesa—, hay niños aquí.Edward se separó de mi un poco y
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.ElleTomé la mano de aquel hombre cuarentón.—Trato cerrado—dije con aplomo.Me lanzó una mirada quisquillosa.—Espero que sea la primera de muchas—contestó Tommy el “búfalo” Armone.—Ciao—me despedí con un asentimiento y una seña de despedida.Los hombres de Tommy me abrieron el paso y luego salí como si nada de aquel almacén de descarga.El camión de productos alimenticios que había robado hace un par de horas estaba siendo desempacado.Al fin y al cabo, haber trabajado para ese supermercado meses atrás había servido de algo.Con estos miles de dólares que saldrían de ese camión podía terminar de pagar la deuda en la que mi estúpida madre me había enredado.Es que simplemente no se podía ser más hija de perra.Mira que hacer un puto trato con el maldito mafioso de los Ángeles estaba fuera de lo inimaginable.Tengo una maldita suerte de que este pelón sea el padre de mi amiga, porque si no, aquí mismo moría, sola en un almacén.Cuando mi padre se div
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.ElleHabía una deliciosa malteada de vainilla con chocolate esperándome en la barra de Amelia, con crema batida y chispitas de chocolate.—Chispas—murmuré.—¿Quieres chispas? Las traeré enseguida.Abrí los ojos.Un chico me miraba afligido, pero no solo el chico me descolocó, sino que, en dónde estaba.Paredes blancas y el olor a antiséptico, la enfermería.Una enfermera entró a la habitación con un vaso de agua y un paño.—Señorita Lovelace—habló la enfermera—Soy Decksheimer ahora—me tomé la cabeza, ahí en la frente, donde me dolía—, ¿Qué me pasó?El chico se removió ansioso.—Discúlpame, no te vi, yo tengo toda la culpa—balbuceó inclinándose arrepentido.—¿Y tú quién eres?—Yo…—Ya he llamado a tus padres—comentó la enfermera—, tu madre estará aquí enseguida.Me levanté de súbito.—No, ella no puede venir aquí—no es que le tenga miedo, esque si ella y mi padre se encuentran, uno de los dos podría ir a la cárcel—solo llámele a mi padre.La enfermera
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.ElleChad se interpuso entre la puerta y Josephine, por fortuna era más alto que ella.—¿Y tú quién eres? —gruñó ella—, hazte aun lado sino quieres que haga daño.—Señora—titubeó—, usted no puede—sus ojos buscaron los míos, y negué con la cabeza—, llevarse a una alumna de esta institución sin la autorización de dirección.Debemos hacer tiempo hasta que mi padre llegue.—¡Jovencito! —chistó la enfermera roñosa—, hágase a un lado que la señora debe irse con su hija.—Pe… pero, no ha firmado los papeles—objetó él.Sin embargo, la enfermera ya tenía los papeles en mano.—No te deberías de preocupar por eso, muchacho, ya los traigo aquí para que los complete.El agarré de Josephine se aflojó y yo aproveché ese momento para arrebatarle los papeles a la enfermera.—¿Qué estás haciendo? —gruño esta.—Ella no debe firmar nada—casi grito.El rostro de Josephine se debatía entre continuar siendo cariñosa o explotar en ira.—¿Qué haces hijita? dame esos papeles p