Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.EdwardHay una felicidad tan grande que me recorre cuando el pequeño que me mira fijamente con algo de duda, mira a su madre que asiente en una pregunta que no salió de sus labios pero que de alguna forma ella entiende, mis pies caminan solos hasta llegar mitad de la acera y es entonces cuando ese pequeñito emprende una carrera y yo me inclino hacia él para capturarlo entre mis brazos y apretujarlo contra mi pecho en el cual quiero que pertenezca siempre.—¿Eles papá? —me preguntó con el rostro enterrado en mi cuello.Siento que su vocecita es lo más hermoso del mundo.Tuve que aclararme la garganta para poder habar.—Sí, pequeño, yo soy papá—le acaricié el cabello, era tan pequeño.Levantó el rostro, su carita sonriente, con los ojos de su madre, era como si del cielo me hubiese llegado este regalo del cual no había pedido, pero era lo que necesitaba. Recordé cuando tuve a Aubrielle en mis brazos, tenía tanto miedo, era joven e inexperto, mientras el
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.Edward—Ya no se levantará—musitó Vivian entrando a la cocina, se llevó una mano al cabello y lo hechó hacia atrás—, creo que es hora de que también me duerma.Admito que me sentí un poco decepcionado, pero, era lo mejor, si nos dejáramos llevar, me sentiría bastante mal por dejarla tan pronto como terminásemos, ya que debía llegar a casa.Le sonreí cortez.—Creo que el café será para después, salí de la cocina y fui a encontrarme con ella, la tomé de la mano—, tengo que hablar con Aubrielle.—No tienes que hacerlo ahora—titubeó, mirando nuestras manos—, puedes hacerlo con calma.Negué con la cabeza.—Ya no quiero dejar las cosas para después, he aprendido que las consecuencias son terribles.Ella soltó una leve risita.—Entonces tendremos que solo “posponer” eso—señaló hacia donde habíamos estado no menos de diez minutos, su mirada pícara le daba un aire tan infantil.—Espero que pronto no tengamos que “posponer” nada—le besé la mano—. La veré mañana
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.EdwardAubrielle se acomodó, como cuando está interesada en algo.—Antes de que pueda continuar—tragué en seco—, déjame decirte que mi amor por ti es inmenso, así que no quiero que pienses nada extraño referente a lo que te diré.—Papá, estás asustándome un poco… espera dijiste ¿cuatro años? —asentí—, ¿fue aquella mujer?Se refería a la discusión que presenció con Josephine y Vivian.—Sí, ella—me llevé la mano a la nuca—, estaba perdidamente enamorado de ella—confesé.—Pero… estabas con mamá, bueno, sé que no, “estabas, estabas”, pero al menos casado sí.—Para seguir hablando sobre ella, debo contarte lo de tu madre y yo.Aubrielle mascó un poco más de pizza.—Sé que nunca fueron cercanos—se limpió la comisura de la boca—, y ella tenía amantes, además escuche algo de ella, que quizá tenga sentido.Bufé exasperado, ¿habría dicho algo grotesco? ¿Había dicho a viva voz lo que yo le había hecho?—¿Qué escuchaste?Se quedó un momento cavilando.—Creo que e
Estuve dando vueltas por la cama casi toda la noche.Todo había sido tan rápido, y tan bien que me sentía agradecida con todo, hasta con el despertador. Aunque estaba un poquito frustrada, eso pasaba a segundo término, amo a mi hijo, pero mira que frustrarme un polvo con su padre eso si no.Me levanté de la cama apenas escuché ruidos en la salita.Al abrir la puerta vi papeles, bolsas y cajas desperdigadas por toda la sala, a mi hijo descubriendo todos los juguetes que Edward le había comprado, como si fuera navidad.—Mira mamá esto es lo que trajo papá—saltaba de gusto como si fuese un caballo.—Sí, son todos tuyos.Luego se detuvo un momento.—¿Dónde está papá?—Tuvo que irse a su casa—me agache para con él—, pero recuerda que te prometió pasar por ti al colegio.—¡Si! —saltó gustoso.—Escucha, ¿Qué dices si nos arreglamos para ir al colegio y por la tarde jugamos con todos estos juguetes?—¿Puedo jugar con Elle también?—Sí, claro, ahora ve a vestirte.Salió disparado a su habitaci
Me encogí de hombros.—Los actos hacen más justicia que las palabras al viento.Por un momento su sonrisa se ensombreció, ya lo sé, es triste reconocerlo, pero, es nuestra realidad, si Edward me amaba tanto como decía entonces no le iba a costar nada cumplir aquello.—Quiero… hablar contigo sobre algo más importante—hizo de lado los documentos, Huy, entonces si era algo serio—. Anoche hablé con Aubrielle—contuve el aliento—, ella está bastante feliz, sorprendida, pero feliz.—¿Fe… feliz?—Sí, me ha contado mucho de ustedes, lo había hecho con anterioridad, pero, nunca me dijo sus nombres.Parpadee repetidas veces.—Pues estoy sorprendida, pero me alivia que ella acepte a Jack como su hermano.Él enarcó una ceja.—No me entendiste—fue un poco serio—, ella está feliz con los dos.—¿Conmigo? —mi voz sonó más alta, no me lo creía, no es que no me agrade Aubrielle, pero no me imagine que le gradara tanto—, vaya, pues eso me sorprende a un más.—Me alegra escucharlo, porque esta tarde se mu
—Edward habré la puerta—la voz irritante de Natalie Wood.Vivian me miró enarcando una ceja, ambos estábamos aun jadeantes.—¿Quién es? —masculló, sin moverse un poco.Suspiré, le acaricié las piernas.—Es una Junior—contesté—, es nieta de un amigo de mi abuelo.—¡Edward sé que estás ahí, abre ya!Frunció el ceño.—¿Por qué viene aquí a hablarte de ese modo? Con mi pulgar masajee su frente para quitar su entrecejo.—No es nada de lo que tú piensas, yo solo la he tratado como lo que es.—¿Y qué es?—Una empleada más—me encogí de hombros—, no es nada para mí, Vivian—la puerta se sacudió con los golpes.—Pero ella se está creyendo dueña.—Mi abuelo siempre fue complaciente con ella…—¿Y cree que puede hacer contigo lo que se le plazca?—Sinceramente no la había visto hasta hace una semana, después de la muerte de mi abuelo.Tomó aire y lo soltó como un bufido.—¡Edward abre ya! —protestaba.—Edward, si tu abres esa puerta, estás nenas —sacudió sus lindos pechos— y yo, nos vamos—, se rec
Terminé de abotonarme el chaleco y Vivian de acomodar su camisa, intenté pasarme una mano por el cabello.—Dejalo así, te ves muy bien—habló suavemente.Sonreí de lado.—Está bien, lo dejaré así.Ya no se escuchaban los gritos por fuera.—Sabes—comenzó a decir, alisándose el cabello y calzándose las zapatillas—, creo que debe haber un par de reglas entre los dos.—¿Reglas? —escupí estupefacto.—Claro, ahora trabajaré para ti—se aproximó hacia mí, llevó las manos a mi corbata—, lo de hoy no puede repetirse.—¿Por qué?—Porque si hay alguna emergencia, no podemos pasarnos hora y media encerrados en tu oficina—ajustó mi corbata y luego llevó una mano a mi mejilla—, no me malinterpretes lo de hoy fue genial y he cumplido con mi fantasía—sonrió anchamente—, pero ahora seré tu empleada y el jefe no puede acostarse con las empleadas.—Puedo si es a quien amo.—Sí, pero aquí no—me tocó la nariz con la punta de su dedo—, ¿de acuerdo?Bufé.—¿Tengo permitido besarte?—Sí, eso sí, solo si no nos
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022. VivianLa mudanza fue tan silenciosa y efímera que la sentí como una de las hadas madrinas con su varita, solo que en este casi, mi hado padrino es Edward y no tiene una varita, pero tiene grandes dotes… y su dinero, claro.Pero con quien no estoy a gusto es con esa tal Natalie cara de pescado de mercado.Por muy mágico que estuviese mi polvazo con Edward, esa zorrita como quería joder, no estaba segura si había escuchado o no nuestro revolcón, esperaba que no, pero no me había dado buena espina, digo, ¿Quién cambia de expresiones tan rápido?, había estado irritada e impaciente, pero cambió tan pronto me vio ¿por qué?En primera, ya sé que soy hermosa y puede que hasta deslumbrante, pero, no me imaginaba que ella fuera lesbiana, parecía más como si quisiera ser mi amiga, pero es obvio que no tengo ni un pelo de tonta, podré tener mis malos ratos, pero soy buena para detectar las malas vibras.Yo sé que Edward está todo un adonis, y que atrae a muchís