El desayuno mantiene a las niñas entretenidas, y Maylene se da cuenta que sus hijas se están olvidando de ella por completo.La atención de las gemelas están en el hombre que se comunica con ellas con una voz suave, difiriendo con su aspecto intimidante.Desde el otro lado de la mesa, Maylene los ob
La equivocación más grande.Hayley toma el camino de traicionarla, porque camina hacia las piernas de Declan, y le abraza una, mirando a su madre.—Es que no puedo creerlo —Maylene se pone las dos manos en el corazón.Cuando mira a Declan con un fingido reproche, lo observa sonreír.Lo ve agachándos
Declan le echa la silla hacia atrás.—Gracias —murmura Maylene, suspirando. La vista de la ciudad en ésta posición la golpea en recuerdos, así que pone la mirada en otra parte. Y no funciona. Cada espacio trae un recuerdo que no sabe cómo borrar—, ¿Dónde está la señora Ellison?—Tengo que ir a su ca
Declan mantiene la mirada en una Maylene desconcertada que en el fondo lo conmueven y lo preocupan. No quería hablarle de Joshua Dodson por lo mismo.Es que odia ver esa expresión en el rostro de Maylene. De la nada, ya divisa como sus cejas marrones se curvean en la desgracia. En la pesarosa desgra
Maylene se levanta junto a él, y a tambaleos. Declan la sostiene, y aunque usa tacones es tan pequeña que le afecta no protegerla de toda la oscuridad que rodea su mundo. Sus brazos son los únicos lugares donde quiere que esté.—Gracias —la escucha hablar, un poco más calmada—, pero podemos seguir h
Siente la tensión de Declan en el agarre de su cintura, y Maylene necesita unos momentos para recomponerse. De provisto se siente incapaz de decir una palabra debido a la impresión y las escandalosas palabras de Carl, y frente a Declan es lo mismo que recibir el veneno de una serpiente. ¿Por qué se
Es Maylene quien lo alcanza.—¿¡Qué se supone qué estás haciendo?! —Maylene lo encara en voz baja para que nadie más la escuche—, ¿¡Estás vuelto loco?!Carl se detiene, mirándola por el hombro.—¿Qué? —le pregunta con rabia—, ¿Le dirás al tipo que te abandonó y te trató como basura la verdad?—Eso n
Amy está en su bata blanca cuando Declan aparece. Y aunque no rompe a llorar, su expresión está lejos de estar calmada.—Gracias a Dios están los dos aquí —se apresura a tomarlos a abrazarlos a ambos—, hablar contigo es como hablar con la pared, pero no voy a regañarte, no ahora —se dirige hacia Dec