¡Gracias por llegar hasta aquí lectores! Las emociones las tenemos al tope. La verdad saldrá a la luz cuando menos se lo esperen. 😌 ¡Un montón de gracias por llegar hasta aquí! ¡nos vemos en los proximos caps!
Ahora cree que las cosas son distintas. Tal vez lo son desde que se dio cuenta en el parque que tiene que saber cómo sobrellevar las cosas. Aunque esté comenzando a luchar internamente por sus impulsos. No baja a cenar porque se tarda un poco arreglando a las niñas para dormir, y Hannah se levanta contenta, y con hambre. Por lo que es Roxxie quien le sube la cena junto a Claire. En sus ojos puede ver complicidad, que se une con esa sonrisa que se ensancha del tamaño cuando algo llama su atención y no quiere decirlo. Roxxie las deja solas, y Claire se une a peinar el cabello de Hayley mientras lo hace con el de Hannah. —Así que —comienza Claire alargando las palabras—, ¿Fueron de paseo? Maylene deja caer las manos hacia sus piernas, observándola con los ojos entrecerrados. —Claire…—Sólo estoy diciendo —responde Claire con una sonrisa—, ¿No crees que eso es genial? Se echa en sus palmas la crema de peinar para masajear con delicadeza el cabello de su pequeña. —¿Genial, Cla
La expresión de Maylene supera la sorpresa. Cuando se da cuenta que sus gestos la están delatando, se da la vuelta para fingir que sigue en su asunto y no está sorprendida de pies a cabeza.Tiene que fingir que no le generó un escalofrío.—Oh —comienza Maylene. Sabe que en el fondo hay una llamarada de curiosidad—, qué raro. Seguro no lo has visto, Fenton. No siempre tienes que ser su guardaespaldas —comenta para apaciguar el asunto que se apodera de pies a cabeza de ella. Ni siquiera sabe qué es, pero raya el interés. Vuelve a girarse para entregarle a Fenton unos de los panes preferidos, que usualmente compartían en el desayuno. Fenton lo toma en mano.—Y aunque no estuviera con él, en ningún momento se vio con alguien más —Fenton vuelve a hablar, dando un mordisco al pan. Maylene comienza a ser más cuidadosa a la hora de escucharlo—, puede estar segura de eso.—¡No entiendo porqué me dices eso! —expresa Maylene, sonriéndole para aparentar que le resta importancia a éste dato sorpre
El desayuno mantiene a las niñas entretenidas, y Maylene se da cuenta que sus hijas se están olvidando de ella por completo.La atención de las gemelas están en el hombre que se comunica con ellas con una voz suave, difiriendo con su aspecto intimidante.Desde el otro lado de la mesa, Maylene los observa a los tres con una pequeña sonrisa. Tiene el codo en la mesa y apoya la barbilla en la palma, completamente embelesada en los tres.En silencio, se está dando cuenta que poco a poco es un hecho que no puede seguir esperando. Pero quiere decírselo de una forma donde sólo estén los cuatro, y no esté nadie alrededor. Debe ser algo que sólo ellos compartan, y conoce que debe mantenerse la calma en todo momento. Pero ni siquiera tiene una aproximación de lo que puede ser la reacción de Declan.¿Se molestará? ¿reirá? ¿No hablará? ¿Volverán a lo mismo de siempre? No saber le causa más duda de la que imaginó. Pero tiene que ser valiente. Es la consecuencia de ésta decisión, y debe enfrentarla
Declan mantiene la mirada en una Maylene desconcertada que en el fondo lo conmueven y lo preocupan. No quería hablarle de Joshua Dodson por lo mismo.Es que odia ver esa expresión en el rostro de Maylene. De la nada, ya divisa como sus cejas marrones se curvean en la desgracia. En la pesarosa desgracia que no le termina por gustar.—¿Maylene? —se atreve a preguntar en voz baja. Saber lo que pasa por su mente no es secreto, y se arrepiente de haberle dicho esto. Sin embargo, sabe qué es necesario. Al no oír su respuesta, se levanta de la silla y rodea el escritorio —, linda.De repente, un suspiro entrecortado. Declan divisa, apesadumbrado, la primera lágrima que baja silenciosa por la mejilla sonrojada de Maylene.—Linda…—Estoy bien —susurra Maylene colocando la carpeta en la mesa—, disculpa, estoy bien.Declan no está contento con su vaga respuesta. Arrastra otra silla cercana para sentarse y al tener la opción su brazo sano jala la silla de Maylene hacia él con ese toque suave. May
Siente la tensión de Declan en el agarre de su cintura, y Maylene necesita unos momentos para recomponerse. De provisto se siente incapaz de decir una palabra debido a la impresión y las escandalosas palabras de Carl, y frente a Declan es lo mismo que recibir el veneno de una serpiente. ¿Por qué se atreve a decir éstas clases de cosas? No hace falta que darle una respuesta larga a éste tipo de reacciones.Carl está jugando con juego, aprovechándose de lo que alguna vez fue su amistad.—¿Y bien? —Carl no mira a Declan. Sólo la mira a ella. En su rostro hay una sonrisa plasmada que no tiene nada qué ver con la última vez que se vieron—, ¿No me digas que mis hijas están con él?—Carl —pronuncia Maylene con los ojos abiertos, sin creer que sea capaz de pronunciar algo así.Todavía siente ese remordimiento de haber creído que podía confiar en él. Si confía en él como el amigo que la recibió y la ayudó, pero luego de que la bruja apareció en su vida y también le mintió, todo cambió. Ahora
—Lo sé, sé que tiene ser ahora —Maylene rompe el contacto para interesarse en Amy.—¿Qué sucedió para que cambiaras de mi opinión, eh? —de seguro Amy está más contenta que ella, pero sus manos están apretándola con tan fuerzas que teme lastimarla.—Es que si vieras como las niñas adoran estar con él —Maylene sonríe—, y si vieras cómo él las trata —aprieta los labios—, Dios, cada día me matan los tres.—Es que esas niñas lo adoraron desde el primer día, y lo sabes —Amy se lleva las manos hacia los labios—, tienes que saber que él estará contento-—¿Contento?Amy calla de repente. Y Maylene deja de sonreír para mirar a su lado.Declan se cruza de brazos conforme avista a su hermana sin dejar la seriedad.—Eh —comienza Amy, carraspeando. Mira a Maylene, como si buscara su ayuda—, hablaba de ti, de que estarás contento cuando mamá abra los ojos de nuevo —y se echa a reír, claramente nerviosa—, tengo que volver. Regreso en unos cuántos minutos —y da un paso hacia atrás—, los dejo solos —y
—¿¡Señora Maylene?! —Roxxie lleva a Hannah hacia sus brazos, y la mira con los ojos abiertos. Intenta acercarse—, ¿Está todo bien?—¿Hace cuánto? —mientras tiene oculta a Hayley en su cuello, Maylene gira completamente el cuerpo hacia Roxxie. Por un instante siente sus manos temblando al sostener a su hija, quien solloza en su cuello. Abiertos sus ojos vuelve a preguntar—, ¿¡Hace cuánto me viste aquí, Roxxie?!—Pues —balbucea Roxxie, incomprendida a su temor—, como hace media hora, señora Maylene. Dios, señora Maylene, ¿Qué es lo que sucede? Me está asustando.Aunque cree que le debe una explicación a Roxxie no tiene mente para eso. Sale de la habitación y corre con camino a la salida. Roxxie viene detrás, pero su interés está de lleno en su palpitar constante que martillea su pecho. Cuando no existe salida, y cuando no hay tranquilidad, esa tranquilidad mínima que tan rápido llegó se esfuma. Hay un sudor frío en su frente cuando baja las escaleras, y un ahogo en sus pulmones cuando l
—Ya estamos cerca de llegar al hospital, señora —Fred acelera lo más que puede. Y expresa éstas palabras porque sus lágrimas silenciosas son una cascada que no tiene final.Maylene mueve la cabeza como puede, pero las fuerzas están alejadas de ella, no las consigue. Y las tiene en su cuerpo sólo para sostener a su pequeña, sin que nada más la interrumpa o asuste a su hija. Acaricia su cabello, acaricia sus mejillas, y todo su cuerpo también hierve por el vapor que encierra la manta que rodea a Hayley. Descubre su rostro, y lo busca para plantarle un pequeño beso.—Mami está aquí —murmura. Se limpia una lágrima con rapidez—, aquí estoy, mi amor. Saldrás de aquí rápido, te lo juro.—Señora —la voz de Fred llama su atención, pero más lo hacen las luces blancas que entran al automóvil oscuro.Maylene acomoda a Hayley una vez más en sus brazos, acurrucándola y hablandole en voz baja para que sepa que está aquí. Fred se apresura a abrirle la puerta y la ayuda a bajar de la camioneta, y cuan