Primero toma a Hannah y luego a Hayley para ponerlas en la cera.—¿Por qué se tardaron tanto en llevarlo a la clínica?Un par de hombres, con ropa de escolta, aparecen tras Maylene mientras las niñas se colocan frente a ella una vez empiezan a caminar.—No había tiempo y la señorita Amy trajo a todo su equipo. El señor Declan tiene todos los equipos necesarios en su hogar pero cuando se desplomó lo único que tocó fue llevarlo a la clínica de la señorita Amy —Fenton la protege mientras la desesperación comienza a hundirla cada vez más.Las niñas siguen caminando pero Maylene siente algo que mueve su estómago para mal con cada paso. Se trata de la clínica principal de la ciudad. Cuando suben los tres pisos teniendo a cada gemela en brazos, Fenton la guía hacia la sala privada donde, por más que pudiese negarlo, sus piernas comienzan a flaquear, y ésta necesidad de retroceder nuevamente la acobarda, pero saber que dentro de la sala está Declan luchando por su vida comienza a meterla en u
Amy tenía razón. Un par de familiares de los Morgan Hoover que ya conoce por su antiguo matrimonio aparecen en la sala. Una de ellas una gran amiga, amiga de la familia. Colette Murphy. Unos prefieren no ser imprudentes en preguntar algo y agradece que sea así, pero aunque no la ven a ella, sus gemelas llaman la atención de cualquiera. Es más, de todo el mundo.Escucha comentarios sólo de admiración y de sorpresa por ver la belleza de sus niñas, lo cual responde con una sonrisa. Hannah es muy extrovertida y con su hermoso cabello rubio demuestra que sacó su lado hechizante. Hayley no suelta la mano de su hermana pero es más recatada, aunque también sonríe hacia las personas haciendo que los familiares de Morgan, en su mayoría mujeres, las observen encantadas.Maylene sólo puede desviar la mirada.¿Es muy obvio el parecido con…cierto hombre dentro de estos cuartos?Indudablemente. Tapar el sol con un dedo es imposible, y aunque las gemelas se parecen de pies a cabeza a ella, una cierta
—Yo quiero...reconquistarte…Y éstas palabras mueven el piso bajo sus pies. Es como si lo escuchara, de pronto, bajos las aguas del mar. Sus ojos están completamente desorbitados cuando éste hombre ha dicho la última frase que esperó que diría. Empieza a sudar frío, sin duda. Su cuerpo, tensado de pies a cabeza, se pone rígido como una piedra. Pero sus ojos se llevan el completo protagonismo. Sencillamente, ha quedado estupefacta en cada rincón de su cuerpo—¿Estás loco?El aire no existe en los pulmones de Maylene. Y tampoco cree que se estabilice mientras ve al último hombre en la tierra que pensó que diría esto de pie frente a ella. Todo lo que tenía que ver con el fuerte amor que alguna vez los dos se profetizaron lo enterraron desde que se miraron con furia luego de su divorcio.—¿Perdiste la cabeza? —vuelve a decir Maylene dando un paso hacia atrás. Está incrédula, y parpadea para que no se les ocurra a sus ojos dejar salir las lágrimas de impotencia—. Después de todo…¿Vienes a
No funcionó. No funcionó venir hasta acá. No funcionó mantenerse erguida e indiferente frente a él y demostrar que lo que dijo no le afectó en lo más mínimo. No funcionó nada.Lo que ahora siente Maylene mientras trata de alejarse lo más que pueda del pasillo es asfixia. Las piernas tampoco le funcionan, así que se detiene de golpe, y se echa hacia atrás para descansar el cuerpo en la pared. La imagen que perciben sus ojos es difusa un momento, comprendiendo (o quizás procesando) las palabras de Declan Morgan.Perdió la cabeza.Pero ella la perdió aún más: no puede sacárselo de la mente.Siente las fuerzas que bajan por su torrente sanguíneo cuando vuelve a caminar. ¿Está tratándola de loca? ¿O quiere volverla loca como la mayoría?—¿Maylene?Mantenerse serena. Mantenerse rígida, sin emociones. Mantenerse apática a todo lo que mencione o lleve a Declan. Con lo que acaba de oír es preferible que olvide hasta lo que vino hacer aquí.Amy se acerca hacia ella, y es normal que la vea confu
—No volverá a salir sin un escolta, señorita Maylene. De ahora en adelante me encargaré de que así suceda. El señor Morgan se molestará si llega a saber de esto.Las palabras de Fenton calman un tanto el estrago que su cuerpo, sacudido por las palabras directas de Carl. Su cuerpo repite la memoria del recuerdo.Las palabras de Carl sonaron como una amenaza.—Declan no sabrá de esto, descuida. Acelera por favor…—Maylene divisa el teléfono por milésima vez. El último mensaje compartido fue con Claire hace ocho minutos. Las gemelas aún no se han despertado.Fenton sigue al pie de la letra sus indicaciones.La única motivación para dejar el lado de sus hijas fue para que Declan Morgan admitiera su inesperado complot tras todo eso. ¿No se suponía que está tratando de comprar Nova Fuel? ¿Apoderarse de esa compañía? ¿Necesitarla para esos intereses?Totalmente errónea: y casi pierde la concentración cuando nuevamente las palabras de “Déjame enamorarte” acribillan sus sentidos.“Simplemente e
—¿Estás segura que quieres quedarte aquí?—Ahora que lo preguntas con esa sonrisa dudo mucho ya de lo que dije —expresa Maylene dejando a Hayley en el sofá. Hannah arrastra su peluche para llegar hasta su hermana y comenzar a hablar. Es Claire quien le preguntó cuando Amy persiguió a unos enfermeros que traían los utensilios para el cuidado del dueño de ésta casa. Las gemelas están bebiendo su fórmula sentadas en el sofá y las mira con leve ansiedad—, es más, le diré a Amy que no-—No vas a moverte de aquí —Claire le sostiene el brazo con una pequeña risa—, está bien. Es más, resultaste la mujer más solidaria del mundo. Aunque ya digas que no Declan vendrá de cualquier forma y es inevitable que no lo veamos —Claire le sonríe a Hayley cuando alza la mirada para buscar a su mamá—, iré con Amy para ver si necesita algo.Maylene vuelve a quedarse en su sitio bajando la mirada hacia sus hijas.—¿Jeannette te llamó? ¿Te dijo algo? —intenta Maylene cambiar de conversación—, estará preocupada
Declan le ha quitado el habla. Acorralada frente a la gigante figura que no tiene pizca de pudor, su cuerpo reacciona sin pensarlo ante el calor que emana un ser tan atractivo como él.Su lengua se seca, su garganta no emite ningún sonido, su rostro delata lo que no quiere demostrar. Está lejos de calmar los estragos que lanzan advertencias y la llevan a un lugar muy lejano, donde es Declan quien tiene la potestad de mantener ese mundo a su merced; tal cual lo hace ahora. Sus ojos bajan lentamente hacia los labios de Declan.Y con el toque delicado y suave de sus yemas sobre su boca, sólo tienen que moverse un centímetro para que la perdición…renazca.—¿Te encanta que te vean desnudo? ¿Un tipo de fetiche? —Maylene susurra, mirándolo a los ojos. Es inevitable que no sienta un pequeño cosquilleo en la parte baja de su vientre cuando es él quien la toca, o la mira, o le habla. No puede negarlo, pero hay cierto orgullo que no la deja ceder.—Y el tuyo es mirarme —responde Declan. Es más c
Maylene se acerca lentamente hacia la pared para tomar el umbral. Sus ojos siguen abiertos, en ese lugar que logran advertir una y otra vez de que no está loca…No.“No me digan que todavía sigues sorprendida.”—¿Quién eres? —Maylene tira la primera pregunta con fuerza. Su pecho sube y baja constantemente, mientras la mano trata de no tirar o no romper el teléfono en su oreja.“Eso es un pequeñito secreto que no puedo decirte por aquí.”—¿Quién eres? ¿Qué quieres? —arremete otra vez Maylene. Y con certeza sé da cuenta que la ventaja de esto es que…no tiene necesidad de buscarla. Viene hacia ella sin pensarlo, ¡claro! Ésta es la segunda vez—, habla, dime tu nombre.“Mi nombre…te lo diré, te lo voy a decir. Primero tienes que ir al lugar que te diré y podemos hablar un rato.”—Si no me dices tú nombre ahora-“No, no. Eso sí que no: te recomiendo no hacer nada que pueda perjudicarte, ¿Más de lo que ya estás? No sería muy sensato para ti…ni para tus hijas. ¿Verdad Maylene? ¿Verdad que no