Tania toca la guitarra sentada en el suelo frente al sofá, Silvia entra y se sienta mirándola seriamente con los brazos cruzados.
Johnny canta el tema que Tania ha elegido, “The last time”
-Creo que puedes dejar de cantar eso cuando quieras- le habla Silvia y él la ignora
-Está bueno- le dice Esther
-Esos son los Rollings
Laura entra con una enorme sonrisa y los ojos iluminados corriendo a su casa, Richard, que miraba la televisión al verla pasar como una ráfaga, se levanta y la sigue, ella pone ropa dentro de un bolso-¿Qué haces, cielo?-¿Estarás muy ocupado hoy?-Si Laura, tengo que mirar televisión, leer el diario, tomar pastillas para la hipertensión y si tengo mucha suerte cocinar algo, así es la vida intensa de un hombre de setenta y seis años, que tuvo una intensa vida de bibliotecario y ahora está pas
Luego de la muerte de Ana, Danilo comenzó a hacer amistad con Angélica, la ayudó a donar la ropa, arreglaron la casa, fue él quien se encargó de llevarle las cosas que pertenecieron a su hijo y a su nieto, a la madre de Harold.Poco tiempo después se fue a Europa para enriquecer sus estudios y en el año sesenta y seis volvió a Kearneysville, re tomó su trabajo en la escuela, la suerte hizo que la actual directora renunciara tras casarse e irse a Nueva Orleans, al mismo tiempo que él volvía.Pocos días después de instalarse, Danilo compró un ramo de rosas y se fue a la que hab&iacu
Luego de fotocopiar todo el contenido del cofre, Laura fue a visitar a su madre con las cartas originales dentro de una carpeta amarilla.Angélica está sentada en la cama con su teléfono móvil en la mano y sonriendo, al ver a Laura entrar la invita moviendo la mano a que pase y esta se sienta a su lado-Es divertidísimo, mira hija, tengo una muñeca, le puse tu nombre, le puedo cambiar el cabello, el calzado, la ropa es como una muñeca normal pero dentro del teléfono - comenta entre risas-Sí, mami lo he vi
La carta que Angélica le entregó a Esther ese martes, fue la peor que ella pudo recibir.Junto a su siempre esperada respuesta, Angélica le agregó la tarjeta de invitación a su boda. Esther acostada en su cama boca arriba, con la tarjeta en entre sus manos, la miró sin parar de repetir “ocho de abril de mil novecientos sesenta y siete” en voz baja. Y así pasó más de una hora esa noche, hasta que Tania le gritó que le abriera desde el portón.Bajó, la hizo pasar y le puso l
Angélica, sentada al lado de Clementine, espera la llegada de Laura, que si bien llevaba varios días sin visitarlas, se había comunicado con ellas, y confirmado su asistencia.Las chicas vestidas de payaso reparten bocadillos y bebidas. Laura llega y se sienta junto a Clementine-Hola, ¿es temprano verdad?-Sí, vengo tragando como un kilo de estas croquetas de pollo mientras llega la hora- comenta entre risas Angélic
Laura camina lentamente con el cofre de madera entre las manos, un gran bolso colgando de su hombro y la mirada fija hacia adelante.Atraviesa el cementerio, y se para frente a la tumba de Angélica.-Mami, vengo a despedirme, no sé cuando pueda volver a visitarte, dejo Washington, compré la antigua casa de tía Ana y me mudo a donde fue mi hogar durante la parte más importante de mi vida, en Kearneysville.Abre el bolso y saca la carpeta verde, la deja sobre la tumba y hace lo mismo con la otra carpeta que contiene las respuestas de A
Laura luce cansada, las distintas internaciones voluntarias de su madre la agotan, sigue tratándola como una veinteañera a sus casi setenta. Angélica espera con ansias la visita de su hija. Con ochenta y nueve años ha vivido en tantos lugares diferentes que este nuevo sanatorio es una casa más para ella. Sentada mira por la ventana y se muerde las uñas, Laura, cargando varias bolsas entra con la respiración agitada, y el seño fruncido, le base la frente y toma asiento frente a ella. -Mamá, ya te dije que Richard y yo no tenemos problemas con que vivas con nosotros<
Era un invierno muy frio, nevaba y tu solo tenías tres años- cuenta Angélica mientras Laura la mira en silencio-era el invierno de 1951.Angélica caminaba de un lado al otro por toda la sala, se mordía las uñas, a veces resoplaba, volvía a sentarse, y se paraba de nuevo, caminaba y se frotaba los brazos como dándose calor.Ana tenía a la pequeña Laura sobre sus piernas, dormida, observaba el recorrido de su hermana en silencio y acariciaba la cabeza de su sobrina. Se estiraba un poco intentando que sus ojos llegaran a ver a algún médico, o enfermera.