Natalia leyó la tarjeta y no pudo evitar sentir un sudor frío recorrerla a lo largo de su espalda, cerró los ojos y los apretó con fuerza y repitió mentalmente las palabras que vio en la tarjeta «Empresas Petrakis. Stavros, Gianakos», caminó hasta el banco más cercano y se sentó, tratando de calmar su angustiado corazón.—¿Será él? —lo pensó por un momento y se respondió ella misma —no, no lo es, aquel se llama Kostantin Petrakis, quizás solo trabaja para ese hombre.Por segundos, se mantuvo sentada con las manos en su cabeza, estas le temblaban como si se tratara de hojas siendo batidas por el furor del viento, luego se las llevó al rostro, mientras las lágrimas brotaban a borbotones de sus ojos.—Nunca podré librarme de ti Simón Ferrer… eres como un veneno en la sangre, del cual no puedes liberarte sin perder la vida en el proceso —pensó con amargura, revisó su cartera y sacó el pequeño estuche camuflado—. Solo uno… uno solo me tranquilizará —se dijo tomando del líquido ambarino.Si
Simón Ferrer, cuando percibió el aroma a licor en la boca de Natalia, se acercó a ella y le clavó las uñas con fuerza en el brazo, enterrándoselas en la carne, causándole daño sin ninguna compasión.—Eres una desconsiderada, inconsciente ¿Te pusiste a tomar sabiendo que debías venir aquí? ¿Acaso pretendes arruinar a la familia? —inquirió apretando los dientes con rabia, y en un tono suave de voz, para cuáquera que no fuera ellos pensarían, que se trataba de un acto de complicidad entre padre e hija.Ella se quedó viéndolo, con los ojos entrecerrados y una expresión de burla.—¿No te da miedo que tu socio se dé cuenta de que no somos la familia perfecta? —mencionó sonriendo con sorna.—Prima, por favor… no hagas enojar a mi tío, lo haces perder los estribos y luego te hace daño sin querer —señaló Cándida quitando la mano de Simón del cuerpo de Natalia, mientras esta la miraba con desdén.—¿Qué hace ella aquí? ¿Por qué la trajiste? ¿Acaso pensabas usarla y casarla con Kostantin Petrakis
Simón Ferrer vio las diversas expresiones correr por el rostro de su hija y supo que esa era su oportunidad de retomar el control sobre ella.—¿Me lo dirás? —interrogó ella con voz débil, pues las palabras de su padre, tuvieron el efecto de extraer todas las fuerzas que mostraba hace un momento, sustituyéndola por una expresión de angustia.No pudo evitar que los recuerdos se abrieran paso en su interior como una poderosa fuerza y ya no pudo controlarlos.“Dos semanas habían pasado, desde que su padre la obligó a deshacerse del hombre que amaba, él los vio el mismo día en que se entregaron a la pasión por primera vez, sin embargo, se mantuvo con sangre fría sin decir nada, solo esperando una oportunidad para destruirlos y acabar con esa relación que para él era inaceptable y no debió esperar mucho, porque dos días después llegó la oportunidad para Simón Ferrer. Ella salió de la casa, miró a todos lados para estar segura, que nadie la veía, se sentía tan feliz que hasta creía que no c
El cuerpo de Kostantin se tensó al ver caer a Natalia y a Stavros sostenerla antes de que golpeara el piso, por un momento pensó en levantarse y correr a verla, mas todas sus ganas se esfumaron cuando escuchó a Simón Ferrer, no pudo evitar apretar sus manos con fuerza y rechinar sus dientes con molestia. —Lo siento… siempre he tenido a mi hija viviendo en una burbuja, no me gusta mortificarla, la he complacido en todo y para no hacerla sufrir, le oculto muchas cosas, sin embargo, para que aceptara este trato me vi obligado a comentarle nuestra situación económica, no pudo soportar la noticia y terminó colapsando —pronunció con una aparente expresión de preocupación—. Es más difícil cuando se tiene hijo único, porque aunque uno quiera enseñarles bien, termina consintiéndolos demasiado y se convierten en personas egoístas.—¡Llevémosla a enfermería! —dijo Stavros con preocupación.Kostantin se mantenía apretando sus manos a un lado de su cuerpo.—¡Ese maldit0! ¡Cómo quisiera aplastar c
La mujer conocía bien la identidad del hombre, por eso casi se desmaya de la impresión, era uno de los hombres más poderosos del país, lo había visto en las secciones de negocios de los principales diarios digitales, de hecho su esposo añoraba firmar un contrato con la poderosa empresa de la cual era propietario, aunque, había llegado reciente al país, su imperio económico databa de varios años, pero era administrado por un amigo.—¡Lo siento, señor Petrakis! Ella me robó… —no pudo continuar con sus mentiras porque la chiquilla empezó a desmentirla.—¡Es mentira, señor salvador! Ella me quitó las rosas, las entregó a varias personas en la calle y luego se negó a pagarme —la expresión seria de Kosta, fue transformada por una leve sonrisa producida por el apelativo que le dio la jovencita.—¿Cuántas rosas te compró? —interrogó el hombre.—Dos docenas, yo traía cinco, ella fue mi primera clienta del día —mencionó la chica con firmeza.—¡Págale! Y le vas a dar más de lo que te costó, com
Cuando escuchó las palabras de Cándida, la mujer sintió que sus esperanzas se esfumaron, la única pieza que la mantenía con vida terminó derrumbándosele encima, sus sollozos eran lastimeros, parecía un animal herido de muerte, un leve susurró salió de sus labios, repitiendo como un mantra.—No… no… eso no puede ser… debí luchar por ellos, yo…Los lamentos de Natalia le causaban desesperación a Sol, veía a todos lados, como buscando algo para tranquilizarla, al mismo tiempo la rabia se abría paso en su interior por la actitud de malvada de la otra mujer, definitivamente, no se equivocó en su apreciación, solo una persona mala y despreciable, aprovecharía el momento de vulnerabilidad de otro, para darle una noticia tan cruel.—¡Tú eres venenosa! Deberías salir de aquí para que no contamines el ambiente con tanta porquería… a pesar de mi corta edad, he visto muchas personas como tú, qué lo único bueno que hacen es fingir ser buena, pero su corazón está tan contaminado que únicamente supu
Sol después que terminó de comer, le dio las gracias a Kosta, se despidió para irse y en un alto de impulsividad besó su mejilla rápidamente y salió corriendo, no sin antes decirle su nombre.—Por cierto soy Solimar, aunque mis amigos me dicen Sol, desde hoy usted está dentro de ellos.El beso de la joven en su rostro, le dejó al hombre con una extraña sensación de calidez en su corazón y lo hizo pensar de nuevo en un hecho carente de toda lógica.«Si Natalia y yo hubiésemos concebido un hijo esa noche, seguramente tendría la edad de Sol», negó con la cabeza, para tratar de despejar su mente de tan absurdos pensamientos; luego tomó el teléfono y marcó a un investigador.—Necesito que me investigues todo lo relacionado con Natalia Ferrer Altamirano, que pasó con ella hace quince años, todos sus movimientos, visitas al médico, el mínimo detalle sobre ella, por favor y el informe debe entregarse solamente en mis manos.—Está bien señor Petrakis, se hará como lo ha pedido —respondió el ho
Simón Ferrer llevó a Cándida a su casa y regresó a la suya, entró como un vendaval buscando a Natalia, si la dejó ir en el momento de su ataque, fue porque no le convenía hacerla víctima, quería que todos tuvieran una mala impresión de ella. —¿Dónde está Natalia? La muy atrevida se atrevió a lastimarme y no estoy dispuesto a permitírselo —espetó furioso subiendo las escaleras. —La señorita no ha llegado, desde que se fue a primera hora de la mañana con usted —respondió la asistente un poco nerviosa. Cuando la mujer habló, Simón detuvo sus pasos, mas antes de siquiera pensar donde podía haberse metido Natalia, una llamada entró a su celular, se trataba del hombre con quien envió a seguirla. —Señor Ferrer, seguí a su hija, entró al club nocturno La metamorfosis —mencionó el hombre. —Entre y tome las fotografías más comprometedoras que pueda de ella y luego envíelas a las redes sociales, si quiere puede cobrar por publicarlas, que salga en todas partes, que quede como la perdida que