Dana se quedó un largo rato bajo la luna, sintiendo el frío de la noche calar en su piel. La oscuridad envolvía todo a su alrededor, pero en esa soledad, podía pensar con claridad. La luz plateada iluminaba su rostro, y cada rayo parecía susurrarle secretos olvidados. La noche oscura decía mucho, y en su interior, las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar.Mientras contemplaba el cielo estrellado, su mente volvió a los antiguos recuerdos de su tiempo en la milicia. Recordaba las largas noches de entrenamiento, las risas compartidas con sus compañeros y las duras lecciones aprendidas. Felipe siempre había estado a su lado, cuidándola de una manera muy especial. Cada mañana, él le traía su taza de café, el aroma cálido llenando el aire, y la acompañaba en su entrenamiento, asegurándose de que nunca se sintiera sola.“Siempre estás un paso adelante, Dana,” le decía, mientras ella se preparaba para sus ejercicios. Ella sabía que Felipe conocía cada uno de sus movimientos, cada golp
Dana sacó su móvil, sus manos temblaban ligeramente mientras marcaba el número de Cairo. Necesitaba apoyo, alguien que pudiera ayudarla a enfrentar la situación. Marco había dado señales de movimiento, y eso era una luz de esperanza en medio de la oscuridad que la envolvía. “Cairo, necesito que vengas al hospital. Marco ha reaccionado,” dijo con voz entrecortada.Cairo, siempre dispuesto a ayudar, aceptó de inmediato. “Voy en camino, Dana. Mantente fuerte,” le respondió, sintiendo la urgencia en su voz. Sin embargo, Erik, su otro amigo, no estaba en condiciones de ayudar. Ella sabía que estaba pasando por un mal momento amoroso y que había estado bebiendo. “No puedo entrar al hospital así,” dijo Erik, su voz sonando apagada. “Pero enviaré a un médico para que te apoye.”Dana agradeció a Erik, aunque sabía que su estado no era el mejor. La preocupación por Marco la mantenía en pie, y cada segundo contaba. Mientras esperaba a Cairo, continuó hablando con Marco, motivándolo a volver en s
Dana dejó la cafetería sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad. Había tomado una decisión importante al enfrentar a Felipe, pero sabía que las repercusiones apenas comenzaban. Con determinación, se dirigió a la residencia de Cairo. Sabía que necesitaba hablar con él, compartir lo que había sucedido y buscar consejo.Cuando llegó, la mansión de Cairo la recibió con su habitual elegancia. Era un lugar que siempre le había gustado, decorado con flores frescas y rodeado de árboles frondosos. El pasto verde brillaba bajo el sol, y por un momento, Dana se sintió en paz.Cairo la recibió con una sonrisa cálida. “¿Cómo te sientes?”, preguntó, notando la tensión en su rostro.“He tomado una decisión sobre Felipe,” respondió Dana, sintiendo que el peso de sus palabras la liberaba un poco.Cairo asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. “Es un buen paso, Dana. Pero debes estar lista para lo que venga. Felipe no tomará esto a la ligera.”“Lo sé,” admitió ella, recordando la rabia en l
Salió de la habitación, sintiendo que el aire fresco la envolvía. Necesitaba un respiro, un momento para procesar todo lo que había sucedido. La cena había sido un campo de batalla, y aunque había logrado defenderse, sabía que la guerra apenas comenzaba.Se dirigió a su habitación, donde se dejó caer en la cama. “¿Qué voy a hacer?” se preguntó, sintiendo la angustia apoderarse de ella. Sabía que debía ser fuerte, pero la presión de la situación la estaba desgastando.Mientras tanto, en el comedor, Felipe se quedó solo, sintiendo que había perdido el control. “No puedo dejar que esto se le suba a la cabeza,” murmuró para sí mismo. “Dana es mía, y haré lo que sea necesario para mantenerla a mi lado.”La noche avanzó, y Dana intentó distraerse viendo una película, pero su mente seguía volviendo a la conversación con Felipe. “No puedo seguir así,” pensó, sintiendo que la angustia la consumía.
_ ¡Cúbranla! _ Retírense es una emboscada!_ Retirada es una emboscada, salgamos de aquí!_ Marcos y Félix salgamos de aquí maldición!_ Teniente Tenemos que salir de aquí, es una emboscada! ¡La llevaremos hasta la esquina, allá está una torre, podemos cubrirla, escondernos y hasta encontrar una salida!_ Cómo fue que sucedió esa maldita emboscada?! ¡Albert nos emboscaron aquí, estamos fuera de territorio! Pero como es que nos encontraron estamos encubiertos qué mierda está pasando?!_ Parece que no estás encubierta en general! ¡O talvez alguien, nos vendió teniente! _ Gritaba Félix mientras protegía a su teniente. Una balacera potente desayuno en las colinas bajas del monte crochet, allí donde la Teniente general Dana Fénix, una chica de gran corazón. Nombrada como una guerrera. Una mujer que ha sido destrozada tantas veces que la convirtió tan dura, al igual que una armadura impenetrable.Corrieron colina abajo, 5 de sus hombres la cubrían. Corriendo hasta poder encontrar un refug
La misión había fallado, habían buscado pista, pero no habían encontrado nada. El mafioso este, el gran Walter, se había marchado, y Dana, no puedo encontrar a sus amigos. Sus dos amigos que fueron al trillado no había encontrado sus cuerpos. Y la tristeza la lleno y volvió con su equipo, estaba desolada, no había completado su misión. Y para empeorar perdió a dos de su escuadrón. Sus personas más cercanas, Felipe y Marcos. Desde que llegó, entrego el sello y se había encerrado en su recámara. Nadie la podía sacar de tal lugar. Salía solo para entrenar. Entrenaba dobles veces más cuando estaba triste. Los chicos buscaban la manera de aliviar su pena, pero esa era Dana fénix. Se culpaba por su incompetencia, y se reusaba a aceptar tarea que involucraba personas. Todas las misiones que le entregaban fueron rechazadas. Todos buscaban la manera de reanimarla y que olvidara lo que sucedió. Esos dos eran sus más cercanos después de Eduardo, Félix, Albert. _ ¿Teniente si se deprime de esta
La mañana había caído, y después del vuelo una brigada llegó directamente a la villa loto dorado.El coche de lujo, que la recogió en el aeropuerto. Llego a la gran villa Fénix. Dana bajo, junto con sus tres amigos, que la acompañaban. Ella, llevaba una gafa oscura para ocultar sus lágrimas, que no paraban de salir. Han pasado tan parido los dos años, en el servicio militar. En su ausencia, han hecho muchos cambio en la villa. Cuando los sirvientes la vieron, todos mantenían la cabeza gacha. Su presencia era poder, y acompañado de sus amigos su fuerza se hacía presente. Ellos le sostenían el brazo. Los demás del batallón, se quedaron en la puerta y Eduardo la siguió junto con Félix, hasta la el gran salón. Cuando entro por la gran puerta. estaban todos los familiares que nunca lo visitaban. Que no sabían de él, que solo aparecían algunos en su cumpleaños. Ella los miró bajo la gafa, y dijo para sí misma «Esas caras de hipócritas, solo vienen porque saben qué hay vienes en juego».
Todo paso de rápido, en la gran villa había una discusión entre ellos. Cuando Dana, estaba por entrar, ellos pararon de murmurar. Eso fue, muy molesto de sus partes, el abuelo apena tenía medio día de entierro, ya estaban discutiendo sobre los derechos. Estaba ella, apoyada de Albert. Cosa, que los puso muy dudoso, de que eran esos hombres para ella. Porque, los tres la trataban, como una reina. Albert escuchó parte de la discusión y le dijo._ ¡Lo superarás preciosa, lo harás sé que podrás hacerlo, tú eres fuerte, muy fuerte!_ ¡Gracias, chico, me han animado en todo esto, pero siento un vacío enorme! ¡Era lo único que me quedaba!_ Lamentaríamos no haber venido, dejarte con estos monstruos disfrazados de familia, nos arrepentiríamos si lo hubiéramos hecho!_ Han hecho mucho, sin ustedes no sé donde tomaría fuerza! Dana sonrió a Albert, y con una señal los tres caminaban en una sola dirección y se sentaron un poco alejado de la multitud. Hablaron sobre investigar más a fondo, la bús