Aron Morgan
Sentado en la silla de la presidencia del grupo Coleman, le rinden pleitesía a un hombre con una máscara, que oculta una horrible cicatriz en el rostro a causa de las quemaduras de la explosión, piensa que asumir este puesto, es la única manera de descubrir desde adentro quien fue el responsable del atentado que casi le cuesta la vida.Tocan a su puerta con inseguridad.— Adelante.— Dice con voz baja, que parece del ultratumba solo para intimidar a todos sus empleados.—Jefe, su abuelo estaría orgulloso de usted y de todos sus logros en este momento, al fin acabamos con la basura de Aron Morgan.—Expresa uno de los hombres leales al fundador del —, escupiendo el piso en señal de asco.—Asiento con los ojos entrecerrados, tengo una cirugía programada dentro de cinco días, con ella la cicatriz se ira, pero no así, mi sed de venganza, no descansare hasta acabar con todos los que intentaron acabar con mi vida, estoy seguro que la orden salió del — Morgan, y no me detendré hasta acabar con él con mis propias manos eso lo juro, mi esposa y mis hijos lloran por mi muerte y eso es imperdonable, se que Elizabeth es fuerte ojala pueda perdonar mis decisiones. Pienso tomando un trago del whiskey que reposaba en mi mano.—Estate cerca por si me necesita— Le dice el hombre frente a él, temblando como una hoja.—Jefe no debería consumir alcohol está bajo un tratamiento médico, el doctor fue claro con sus indicaciones.— Me dice la asistente de Ángelo, sin atreverse a acercarse demasiado, le asquea mi aspecto ella era amante de mi enemigo y ahora me teme, es lo mejor yo jamás he tocado a otra mujer que no sea mi esposa, aunque no se cual será la reacción de Elizabeth.—A mi nadie me dice que hacer, menos una mujer tan insignificante como tú.— Le digo apretando tan fuerte el vaso que se estrella en mis manos rompiéndolo, los cristales del vaso, se mi incrustan en la mano y la estúpida grita escandalizada, ni siquiera se como se llama hasta que mi guarda espaldas entra para ver que esta pasando.—Marie ¿Qué escándalo es ese?.— Pregunta el tipo, mientras me quito la chaqueta para envolver la herida y parar el sangrado.—¡Ángelo, se corto!.— Dice ella señalándome la mano.—Deberías estar acostumbrada, el siempre hace este tipo de cosas, no seas tan dramática, y trae el botiquín de primeros auxilios.—Ya voy.— Dice ella corriendo y dando pequeños saltos asustada, es solo una jovencita de apenas veinte años no entiendo que hace involucrándose con un hombre como ese.El guarda espaldas me cura con paciencia, al igual que yo tengo personal leales a mi entre mis amigos, puedo darme cuenta que Ángelo, también tiene gente leal a su lado…Entre esos esta el tipo que se encuentra de rodillas frente a mí.—Jefe, muy pronto no solo tendrá de nuevo su rostro, también tendrá el monopolio del mercado a nivel internacional, sin el idiota de Aron Morgan a la cabeza el — Morgan será historia, se rie el tipo y yo, asiento como si estuviese de acuerdo con él, se que Elizabeth es una mujer capaz en todo, esta lista para asumir el mando de la empresa si alguien puede hacerlo es ella.La guerra entre Coleman y Morgan tiene más de una década ante el público pero Aron siempre jugo limpio hasta este momento, cuando ser derecho no lo llevara a ningún lado.Ángelo Coleman quiso ver con sus propios ojos cómo había acabado con mi vida, no conto con que yo había sobrevivido al atentado que sufrimos mi esposa y yo, el intento matarme entonces con sus propias manos al verme con vida, ambos forcejamos en el fuego, mientras todos corrían y una cortina de humo impedía que los demás vieran lo que estaba pasando allí,.—¡Eres duro de matar maldito!.— Grita él, atestándome un golpe por la espalda.—Maldita basura.— Le grito, devolviéndole el golpe con rabia, se me quemo la cara, no sabría como volver con mi familia así…Me mirarían con asco seguramente.Nos golpeamos mi cara me ardía demasiado, y el también había sufrido varias quemaduras, porque arriesgo demasiado entrando a la línea de fuego estábamos golpeándonos como unos perros rabiosos, y nada nos detendría hasta que el otro muriera de una vez por todas.—Si no mueres ahora igual morirás después, de todo los tuyos fueron los que te entregaron en bandeja de plata.—Se burla él—No es el tiempo para morir, acabare contigo y con todos mis enemigos primero.— Le respondo, el dolor que sentí en ese momento era el peor dolor que había sentido en mi vida, no solo era físico, no saber quien de mi confianza se asocio con ellos fue demasiado impactante para mí, pero nunca me daría por vencido.Ninguno de los dos daba su brazo a torcer lo dimos todo, por un momento pense que los dos moriríamos consumidos por el fuego, hasta que una viga del techo le cayó en la espalda, a Angelo Coleman matándolo de forma instantánea, y me dio la victoria por casualidad, o tal vez fue Dios que se decidió a mi favor pero no fue suficiente para mí.Quería revivirlo para matarlo de nuevo, esta vez con mis propias manos, tuve muy poco tiempo para tomar una decisión y lo hice sin medir las consecuencias, mi cerebro es rápido—Tome los anillos que lo identificaban como el líder del — Coleman, y le coloque mis anillos de boda, todos pensaran que el muerto fui yo y dejaran en paz a mi familia al menos por un tiempo, creo, el humo apenas me permitía respirar, logre salir de allí arrastrándome como un gusano cubriéndome el rostro quemado con mi chaqueta para evitar que el humo me asfixiara, cuando salí de allí estaba apenas con vida, sus secuaces me levantaron entre dos creyendo que cargaban orgullosos a su maldito líder.No podía reír como quería, porque me delataría ¡ no podía creer que hubiese sido tan fácil suplantarlo! hasta que me vi al espejo, soy un monstruo, mi rostro quedo completamente desfigurado no tengo tiempo de llorar, pero rompo todos los espejos que encuentro a mi paso, los mejores médicos del país acuden a ver qué pueden hacer por mi y el único que me da esperanzas dice que debo esperar a que todo el tejido cicatrices, solo en ese momento pueden darme un rostro, para lo cual pasaran muchos meses.Espero que Elizabeth comprenda algún día el sacrificio que estoy haciendo por los dos…Si no lo hago nunca podríamos vivir en paz.Elizabeth Morgan—Miro en todas direcciones y tomo nota mental de los posibles asesinos de mi esposo, entre los presentes, la verdad mucha gente se beneficiaría con la muerte de Aron pienso con amargura incluye a personas que creemos incondicionales.Mis hijos lloran abrazados a mí, buscando el consuelo que necesitan, mi madre baja las escaleras dando alaridos como una animal herido, solo para llamar la atención, no entiendo qué necesidad tiene de dar ese lamentable espectáculo.Me avergüenzo y miro en otra dirección molesta porque ella siempre quiere ser el centro de la atención, tenemos años manteniendo los caprichos de ella en casa, tiene razón de llorar a Aron, yo no soy tan condescendiente como ´él, no le daré un centavo si no se lo gana, ella cree que porque mi marido tenía dinero tiene derecho a despilfarrar lo que con tanto esfuerzo nos costó a Aron y a mi construir.— Madre por favor, no seas tan expresiva. — Le digo entre dientes, molesta por lo ridícula y escandalosa que s
Elizabeth MorganDesecho toda mi ropa de colores en bolsas negra en horas de la noche, no podría colocarme nada de color no para que los demás me vieran que estoy de luto, si no por mí misma, mi alma se oscureció por completo con la muerte de Aron.Pase la noche sin dormir abrazada a su almohada, aspirando el olor que había dejado impregnado en ella, mas de treinta años juntos, de hecho prácticamente toda mi vida, no se como será aprender a vivir sin él.Al día siguiente a primera hora de la mañana, me vestí para ir a trabajar, cuando estaba desayunando con mis hijos Ariadna me pregunta—¿A dónde piensas ir tan temprano? ella Y Luis habían decidido tomarse una semana de la preparatoria—.No puedo quedarme en la casa y dejar que eso buitres, se terminen dividiendo el legado de tu padre.——Mamá creo que estas exagerando un poco.— Me dice inocente Luis, mientras come un poco de comida y después rechaza el plato sin poder comer mas, no puedo obligarlo yo estoy en las mismas condiciones.—D
Elizabeth Morgan —El siempre me decía que la curiosidad mato al gato, pero muero por saber que ocultaba en ese lugar, desde siempre he tenido acceso a la caja fuerte que está en la oficina, allí hay dinero, documentación importante y un arma de fuego, el siempre me decía que no sabía cuando podía necesitarla, incluso me hizo a prender a usarla en un rancho ganadero que tenemos en las afueras de chicago.Pero me intriga el asunto del cajón del escritorio, a la una de la tarde, después de haber tomado algunas decisiones, llamo a un restaurante para que me envíen algo de comida al trabajo.Mi esposo se torno con el tiempo quisquilloso con la comida, por lo que cuando no estaba nuestra cocinera, siempre llamaba a este restaurante y por supuesto que me llevaba el crédito, nunca me llego a descubrir, si él era astuto yo tampoco me quedaba atrás.Entonces la mañana la aprovechaba para otras cosas, como estudiar a distancia, me daba vergüenza ir a una universidad ya así de vieja pero lo hice
Elizabeth Morgan—Me encanta la idea de que me acompañes mañana al trabajo, ¿tú también quieres ir Ariadna?—Le pregunto a mi hija que está jugando con la comida y no ha dado ni un bocado.Ella niega sin mirarme con la mirada en el plato, mientras de la nada las lagrimas comienzan a bañar de nuevo su hermoso rostro.—Si pudiera hacer algo para que ustedes no lloren lo haría.— Les digo Y ella asiente, sé que no puede ni siquiera articular palabras a mi misma me paso, pero debo hacer de tripas corazón y seguir adelante es lo que haría su padre pensando en ellos.—¿Puedo irme a acostar?—Me pregunta Luis, para no llorar ante nosotras, no se quien le metió esa idea machista en la cabeza de que los hombres no lloran, el sube a la habitación y mi hija me pregunta ¿Puedo retirarme también?——Si claro que puedes hacerlo.— Le digo con voz quebrada, ella sube casi corriendo mientras solloza.Aron no tiene idea de la falta que nos hace y el vacio que dejo dentro de nuestros corazones.— pienso haci
Christian MorganMe contengo durante la reunión en la que Elizabeth toma el control del grupo Morgan con facilidad, casi sin protestas, no puedo creer que al final todos hayan aceptado que esa sea la presidenta del grupo.Salgo de la sala de juntas hecho una furia, siento tanta rabia que teme permito ser yo por un instante, tengo ganas de matarla con mis propias manos, pero no es el momento adecuado sé que hay muchos ojos encima de nosotros ya que están investigando la muerte del imbécil de Aron.No permitiré que ella se quede con lo que me pertenece, el era mi hermano trabaje muchos años a su lado, mientras el creció con el esfuerzo de ambos yo quede relegado, el se llevo la gloria y el dinero, mientras yo quede siendo solo su sombra, y me canse de esa situación.Entro a mi oficina, cierro la puerta y me permito sacar el monstruo que llevo dentro de mi tiro con rabia todo lo que está sobre mi escritorio, mi asistente me mira temblando de miedo, tiene razón de estar así, cuando estoy
Elizabeth MorganHago de tripas corazón para seguir adelante, no voy a dejar perder el legado de mi esposo, entro a la oficina a las siete de la mañana, ninguno ha llegado a un solo el vigilante.Me encargo de evaluar todo las decisiones que tenía que tomar mi esposo esta semana, me parece increíble que el pudiese con toda estar carga solo.—Mi asistente entra, trayéndome un café cargado con una galleta, a las ocho y media de la mañana, sabe que no he comido nada, me imagino que esta era la rutina que había establecido con mi esposo.—Gracias. — Susurro—No hay de que, sabe que puedes contar conmigo para lo que sea, gracias a ti volví al trabajo y puedo darle a mi hijo, el futuro que merece.— ¿Y su padre?— Cuestiono.—Está muerto. — Me responde con los dientes apretados, mis ojos se desorbitan y ella pone cara de susto.—No mal interprete, está muerto porque él no quiso hacerse cargo de mi ni de mi hijo, me dijo que solo con una prueba de paternidad se haría cargo que yo era una cualq
Christian Morgan—Una de las socias entra a mi oficina alterada. — ¿Qué sucede?— Pregunto como si no supiera nada, ¡Mi oficina queda al lado de la de Elizabeth! Por supuesto que se dé que viene todo pero me hago el loco.—No aguante Christian, la desfachatez de esa mujer no tiene límites. — Dice ella.— ¿Qué hizo ahora Elizabeth?— Le pregunto con los puños apretados, soy un hombre inteligente, no voy a atacar a Elizabeth de manera frontal, todos le darán la espalda, me encargtare de que asi sea, me prometo a mi mismo.— ¿No has visto las ultimas ordenes?— Cuestiona indignada.—No, la verdad es que no. — Le soy sincero, como casi nunca, no sé nada de lo que está planeando Eli.—Va a firmar un acuerdo de cooperación con los chinos, ¿Qué sabe ella lo que ellos quieren?, y además dio la orden para comprar un terreno en el fin del mundo para que se construya una fabrica allí, eso no tiene ni pies ni cabeza, dice respirando con dificultad—Y además acepto darle la exclusividad en la distrib
No sabía que tan malas pueden ser las personas hasta que me toco ser el blanco de todos mis socios, los que están de mi lado son tan pocos, y tengo miedo incluso de ellos, no confió ni en mi propia sombra porque en la oscuridad hasta ella te abandona.Mi chofer lleva a la asistente a su apartamento y sigue de largo conmigo a la casa, parece vacía, pero sé que están mis hijos dentro, Luis siempre tenía un alboroto, siempre tenía que estar regañándolo, sus travesuras eran la alegría de la casa, ahora me parece enorme y taciturna.— ¿Qué hace usted aquí?— Le pregunto a Albert que está sentado en la sala como todo un señor, inmediatamente se levanta.—Buenas noches señora Morgan, estoy esperando a Ari, para irnos a cenar. — Me dice él un poco nervioso, estoy tan furiosa que tal vez el pague los platos que otro rompió.—No le he dado permiso a Ariadna para salir. — Le respondo cruzándome de brazos.—Entonces comemos aquí, ella está muy mal y se siente sola, usted nunca esta para ella. — Me