Elizabeth Morgan
Sobre la cama, está enmarcado un cuadro dibujado en lápiz de una imagen mía con Ariadna en brazos, esta casa se encuentra llena de sus recuerdos por todos lados, puedo sentir su presencia, lo espero como si en cualquier momento pudiera aparecerse atravesando el lumbral de la puerta, pues mi corazón no se resigna a que mi amado ha muerto.Me levanto dos horas después cuando la chica del servicio me toca una pierna, y me dice— Siento molestarla en este momento, pero Tulio me dijo que los padres del señor ordenaron la cremación de su cuerpo sin su autorización.— Apenas ella suelta esas palabras, me levanto de la cama como impulsada por un resorte, ellos no pueden tomar una decisión por encima de mí, por muy padres de él que fuesen, el y yo estuvimos juntos contra viento y marea desde siempre no es justo que ahora vengan decidiendo nada.Bajo las escaleras casi corriendo y le ordeno al chofer ir la funeraria inmediatamente, el sigue mis órdenes sin cuestionar nada, cuando llego a la funeraria, me bajo hecha una furia respirando agitada por la rabia encontrando que mi esposo ya ha sido cremado y mis suegra esta parada con las cenizas de él en sus manos, mi suegro por su parte firma unos documentos en la administraciónSin mediar palabras, me paro frente a ella y le volteo la cara de una bofetada— ¡No tenía ningún derecho a tocar el cuerpo de mi marido!— Grito arrancándole las cenizas de las manos.— ¡Es mi hijo!— Chilla con los ojos rojos sobando su mejilla.—Y usted lo abandono a su suerte ¿se le olvida?— Le respondo, lo que tengo acumulado en la garganta desde hace mucho tiempo.—Eres una malagradecida, te crees mucha cosa y no eres más que una pobre miserable.— Me insulta mi suegro llegando con rapidez hasta nosotras al escuchar el escándalo que estoy armando.. — ¡No deben tomar decisiones que no les corresponden!— Grito alterada, el señor Morgan levanta su mano para golpearme, cierro los ojos esperando el impacto y nunca llega.Cuando los abro Tulio está sujetándole la mano y le dice— La señora Morgan no está sola. —— ¡Insolentes!— Chilla el viejo y yo solo quiero irme de allí lo más rápido posible, mientras abrazo contra mi pecho las cenizas de mi marido.Decido entonces que la hare un funeral a mi esposo, se que vendrán muchas personas, entre ellas sus asesinos, debo tener los ojos bien abiertos, no voy a descansar hasta que todos paguen por lo que nos hicieron, la perdida de mi esposo es algo irreparable.En la sala de la mansión, llegan muchas coronas de flores en honor a mi esposo, ese día mi hija lloran ante el féretro que solo contiene cenizas, la incredulidad de nuestros amigos es algo que yo misma siento, no podemos comprender como algo así le pudo haber pasado a él y sobre todo en un momento tan especial.—No puedo creerlo aun, ayer mismo tuvimos una reunión y celebramos el premio. — Me dice uno de sus amigos, con el cual yo no tenía mucha relación.—Todavía no logro asimilarlo. — Le digo con una voz irreconocible para mí misma, se que muchas de las lagrimas son sinceras, pero tengo la certeza también de que muchas no lo son, entrecierro los ojos buscando entre los rostros de los presentes el rostro del asesino de mi esposo.Tenemos muchos enemigos, entre ellos los miembros del Coleman, nuestro principal rival en el mercado, son buenos en lo que hacen, pero nosotros somos los mejores y eso es algo que los revienta.—Siento mucho tu pérdida, el era como un hermano para mí. — Me dice uno de sus socios minoritarios, un carroñero de lo peor, Aron no me ocultaba nada y sospechaba que él le estaba pasando información a nuestro rival.—Lo sé, el también lo sabe donde quiera que este. — Respondo tratando de guardar la compostura cuando muero por las ganas de sacarlo a patadas de aquí, sé que al amigo hay que mantenerlo cerca, pero el enemigo hay que mantenerlo aun más cerca.—La puerta de la sala es abierta de par en par la luz me ciega un poco y entra una figura totalmente cerrada en vestiduras negras como yo, es como ver a Aron con unos años menos, solo que el solo me produce un escalofrió de rechazo.— ¿Cómo se te ocurre haberle tocado la cara a mi madre?— Me pregunta con rabia Christian el hermano menor de mi esposo.— ¿Cómo se le ocurre a ella tomar una decisión que no le correspondía?— Respondo de inmediato poniéndome de pie, tengo los ojos secos y rojos creo que ya no tengo lagrimas para llorar.—Elizabeth, discúlpame, necesito hablar en privado contigo. — Me dice mi cuñado, tomándome la mano sin darme posibilidad para negarme.—Tulio se levanta y le hago una señal con los ojos con mi mano para que se quede tranquilo, después de todo mi esposo era su hermano su único hermano y debe estar sufriendo mucho por él.—Elizabeth, no sabes lo mal que me siento por la muerte de mi hermano. — Me dice con voz quebrada abrazándome apenas entro a la oficina de mi esposo.— Lo sé Christian no sé que voy a hacer sin mi Aron. — Le digo quebrándome entre sus brazos, siento que Dios me ha abandonado.Me permito llorar sobre el hombro de mi cuñado y no me doy cuenta que la esta abrazándome sin dejar un poco de espacio entre nosotros me siento incomoda, usa el mismo perfume que Aron y no me había percatado hasta el momento.—No estás sola Eli. — Me susurra y me da un beso que me resulta de lo más desagradable cerca de la nuca, trato de separarme de su cuerpo pero él me sujeta con firmeza.— Nunca te dejare sola.— Expresa haciéndome sentir incomoda.—Suéltame, por favor.— Le digo colocando mis manos como barrera entre él y yo.—Eli, mírame soy idéntico a él.— Me dice y yo pienso que se volvió loco por el dolor, hasta que se apodera de mis labios en un beso nauseabundo.Lo empujo con todas mis fuerzas hasta que logro separarme de él—¡Cristian!—chillo mientras me alejo de el y limpio mis labios consternada—Quise hacer las cosas por las buenas, pero si no te gusta así serán por las malas, Eli tu eres mía.— Me dice con una sonrisa cínica en la cara.—Yo no soy de nadie.— Le respondo de forma automática.—Harás lo que yo diga cuando yo diga Eli, como lo hacías con mi hermano y si no lo haces te tendrás que atener a las consecuencias.——¿De qué demonios hablas?— Suelto sin pensar.—Ya lo veras, no querrás averiguarlo— Dice Christian y en ese momento entran a la oficina Ariadna y Luis, cuando su tío intentaba llegar de nuevo hasta mi.—No se te ocurra acercarte a mi mamá de nuevo.— Dice Luis colocándose delante de mí de forma protectora y aunque es un chico grande para su edad no intimida a nadie por lo que Christian comienza a reír como si lo que dijo Luis fuese un chiste.—Eli, si no aceptas, mis condiciones te vas a arrepentir.—Dice muy tranquillo Christian, en sus ojos no veo un gramo de dolor.—¿Me estas amenazando?— Cuestiono como una idiota, es que no puedo comprender lo descarado que es y que me diga todo esto precisamente hoy.—Tómalo como una advertencia, nos veremos pronto, Dios los bendiga sobrinos.— Le dice a Ariadna dándole un beso en la coronilla, ella tiene los ojos desorbitados, al igual que yo no puede creer lo que está pasando, Luis reacciona más rápido y no deja que su tío lo toque apartándose, su tío se retira riéndose como si la situación fuese algo graciosa.Después que él se va, mis hijos me abrazan con fuerza, mientras lloramos nuestra pérdida, debo ser fuerte por ellos, me digo a mi misma determinadaAron MorganSentado en la silla de la presidencia del grupo Coleman, le rinden pleitesía a un hombre con una máscara, que oculta una horrible cicatriz en el rostro a causa de las quemaduras de la explosión, piensa que asumir este puesto, es la única manera de descubrir desde adentro quien fue el responsable del atentado que casi le cuesta la vida.Tocan a su puerta con inseguridad.— Adelante.— Dice con voz baja, que parece del ultratumba solo para intimidar a todos sus empleados.—Jefe, su abuelo estaría orgulloso de usted y de todos sus logros en este momento, al fin acabamos con la basura de Aron Morgan.—Expresa uno de los hombres leales al fundador del —, escupiendo el piso en señal de asco.—Asiento con los ojos entrecerrados, tengo una cirugía programada dentro de cinco días, con ella la cicatriz se ira, pero no así, mi sed de venganza, no descansare hasta acabar con todos los que intentaron acabar con mi vida, estoy seguro que la orden salió del — Morgan, y no me detendré has
Elizabeth Morgan—Miro en todas direcciones y tomo nota mental de los posibles asesinos de mi esposo, entre los presentes, la verdad mucha gente se beneficiaría con la muerte de Aron pienso con amargura incluye a personas que creemos incondicionales.Mis hijos lloran abrazados a mí, buscando el consuelo que necesitan, mi madre baja las escaleras dando alaridos como una animal herido, solo para llamar la atención, no entiendo qué necesidad tiene de dar ese lamentable espectáculo.Me avergüenzo y miro en otra dirección molesta porque ella siempre quiere ser el centro de la atención, tenemos años manteniendo los caprichos de ella en casa, tiene razón de llorar a Aron, yo no soy tan condescendiente como ´él, no le daré un centavo si no se lo gana, ella cree que porque mi marido tenía dinero tiene derecho a despilfarrar lo que con tanto esfuerzo nos costó a Aron y a mi construir.— Madre por favor, no seas tan expresiva. — Le digo entre dientes, molesta por lo ridícula y escandalosa que s
Elizabeth MorganDesecho toda mi ropa de colores en bolsas negra en horas de la noche, no podría colocarme nada de color no para que los demás me vieran que estoy de luto, si no por mí misma, mi alma se oscureció por completo con la muerte de Aron.Pase la noche sin dormir abrazada a su almohada, aspirando el olor que había dejado impregnado en ella, mas de treinta años juntos, de hecho prácticamente toda mi vida, no se como será aprender a vivir sin él.Al día siguiente a primera hora de la mañana, me vestí para ir a trabajar, cuando estaba desayunando con mis hijos Ariadna me pregunta—¿A dónde piensas ir tan temprano? ella Y Luis habían decidido tomarse una semana de la preparatoria—.No puedo quedarme en la casa y dejar que eso buitres, se terminen dividiendo el legado de tu padre.——Mamá creo que estas exagerando un poco.— Me dice inocente Luis, mientras come un poco de comida y después rechaza el plato sin poder comer mas, no puedo obligarlo yo estoy en las mismas condiciones.—D
Elizabeth Morgan —El siempre me decía que la curiosidad mato al gato, pero muero por saber que ocultaba en ese lugar, desde siempre he tenido acceso a la caja fuerte que está en la oficina, allí hay dinero, documentación importante y un arma de fuego, el siempre me decía que no sabía cuando podía necesitarla, incluso me hizo a prender a usarla en un rancho ganadero que tenemos en las afueras de chicago.Pero me intriga el asunto del cajón del escritorio, a la una de la tarde, después de haber tomado algunas decisiones, llamo a un restaurante para que me envíen algo de comida al trabajo.Mi esposo se torno con el tiempo quisquilloso con la comida, por lo que cuando no estaba nuestra cocinera, siempre llamaba a este restaurante y por supuesto que me llevaba el crédito, nunca me llego a descubrir, si él era astuto yo tampoco me quedaba atrás.Entonces la mañana la aprovechaba para otras cosas, como estudiar a distancia, me daba vergüenza ir a una universidad ya así de vieja pero lo hice
Elizabeth Morgan—Me encanta la idea de que me acompañes mañana al trabajo, ¿tú también quieres ir Ariadna?—Le pregunto a mi hija que está jugando con la comida y no ha dado ni un bocado.Ella niega sin mirarme con la mirada en el plato, mientras de la nada las lagrimas comienzan a bañar de nuevo su hermoso rostro.—Si pudiera hacer algo para que ustedes no lloren lo haría.— Les digo Y ella asiente, sé que no puede ni siquiera articular palabras a mi misma me paso, pero debo hacer de tripas corazón y seguir adelante es lo que haría su padre pensando en ellos.—¿Puedo irme a acostar?—Me pregunta Luis, para no llorar ante nosotras, no se quien le metió esa idea machista en la cabeza de que los hombres no lloran, el sube a la habitación y mi hija me pregunta ¿Puedo retirarme también?——Si claro que puedes hacerlo.— Le digo con voz quebrada, ella sube casi corriendo mientras solloza.Aron no tiene idea de la falta que nos hace y el vacio que dejo dentro de nuestros corazones.— pienso haci
Christian MorganMe contengo durante la reunión en la que Elizabeth toma el control del grupo Morgan con facilidad, casi sin protestas, no puedo creer que al final todos hayan aceptado que esa sea la presidenta del grupo.Salgo de la sala de juntas hecho una furia, siento tanta rabia que teme permito ser yo por un instante, tengo ganas de matarla con mis propias manos, pero no es el momento adecuado sé que hay muchos ojos encima de nosotros ya que están investigando la muerte del imbécil de Aron.No permitiré que ella se quede con lo que me pertenece, el era mi hermano trabaje muchos años a su lado, mientras el creció con el esfuerzo de ambos yo quede relegado, el se llevo la gloria y el dinero, mientras yo quede siendo solo su sombra, y me canse de esa situación.Entro a mi oficina, cierro la puerta y me permito sacar el monstruo que llevo dentro de mi tiro con rabia todo lo que está sobre mi escritorio, mi asistente me mira temblando de miedo, tiene razón de estar así, cuando estoy
Elizabeth MorganHago de tripas corazón para seguir adelante, no voy a dejar perder el legado de mi esposo, entro a la oficina a las siete de la mañana, ninguno ha llegado a un solo el vigilante.Me encargo de evaluar todo las decisiones que tenía que tomar mi esposo esta semana, me parece increíble que el pudiese con toda estar carga solo.—Mi asistente entra, trayéndome un café cargado con una galleta, a las ocho y media de la mañana, sabe que no he comido nada, me imagino que esta era la rutina que había establecido con mi esposo.—Gracias. — Susurro—No hay de que, sabe que puedes contar conmigo para lo que sea, gracias a ti volví al trabajo y puedo darle a mi hijo, el futuro que merece.— ¿Y su padre?— Cuestiono.—Está muerto. — Me responde con los dientes apretados, mis ojos se desorbitan y ella pone cara de susto.—No mal interprete, está muerto porque él no quiso hacerse cargo de mi ni de mi hijo, me dijo que solo con una prueba de paternidad se haría cargo que yo era una cualq
Christian Morgan—Una de las socias entra a mi oficina alterada. — ¿Qué sucede?— Pregunto como si no supiera nada, ¡Mi oficina queda al lado de la de Elizabeth! Por supuesto que se dé que viene todo pero me hago el loco.—No aguante Christian, la desfachatez de esa mujer no tiene límites. — Dice ella.— ¿Qué hizo ahora Elizabeth?— Le pregunto con los puños apretados, soy un hombre inteligente, no voy a atacar a Elizabeth de manera frontal, todos le darán la espalda, me encargtare de que asi sea, me prometo a mi mismo.— ¿No has visto las ultimas ordenes?— Cuestiona indignada.—No, la verdad es que no. — Le soy sincero, como casi nunca, no sé nada de lo que está planeando Eli.—Va a firmar un acuerdo de cooperación con los chinos, ¿Qué sabe ella lo que ellos quieren?, y además dio la orden para comprar un terreno en el fin del mundo para que se construya una fabrica allí, eso no tiene ni pies ni cabeza, dice respirando con dificultad—Y además acepto darle la exclusividad en la distrib