Elizabeth MorganDesecho toda mi ropa de colores en bolsas negra en horas de la noche, no podría colocarme nada de color no para que los demás me vieran que estoy de luto, si no por mí misma, mi alma se oscureció por completo con la muerte de Aron.Pase la noche sin dormir abrazada a su almohada, aspirando el olor que había dejado impregnado en ella, mas de treinta años juntos, de hecho prácticamente toda mi vida, no se como será aprender a vivir sin él.Al día siguiente a primera hora de la mañana, me vestí para ir a trabajar, cuando estaba desayunando con mis hijos Ariadna me pregunta—¿A dónde piensas ir tan temprano? ella Y Luis habían decidido tomarse una semana de la preparatoria—.No puedo quedarme en la casa y dejar que eso buitres, se terminen dividiendo el legado de tu padre.——Mamá creo que estas exagerando un poco.— Me dice inocente Luis, mientras come un poco de comida y después rechaza el plato sin poder comer mas, no puedo obligarlo yo estoy en las mismas condiciones.—D
Elizabeth Morgan —El siempre me decía que la curiosidad mato al gato, pero muero por saber que ocultaba en ese lugar, desde siempre he tenido acceso a la caja fuerte que está en la oficina, allí hay dinero, documentación importante y un arma de fuego, el siempre me decía que no sabía cuando podía necesitarla, incluso me hizo a prender a usarla en un rancho ganadero que tenemos en las afueras de chicago.Pero me intriga el asunto del cajón del escritorio, a la una de la tarde, después de haber tomado algunas decisiones, llamo a un restaurante para que me envíen algo de comida al trabajo.Mi esposo se torno con el tiempo quisquilloso con la comida, por lo que cuando no estaba nuestra cocinera, siempre llamaba a este restaurante y por supuesto que me llevaba el crédito, nunca me llego a descubrir, si él era astuto yo tampoco me quedaba atrás.Entonces la mañana la aprovechaba para otras cosas, como estudiar a distancia, me daba vergüenza ir a una universidad ya así de vieja pero lo hice
Elizabeth Morgan—Me encanta la idea de que me acompañes mañana al trabajo, ¿tú también quieres ir Ariadna?—Le pregunto a mi hija que está jugando con la comida y no ha dado ni un bocado.Ella niega sin mirarme con la mirada en el plato, mientras de la nada las lagrimas comienzan a bañar de nuevo su hermoso rostro.—Si pudiera hacer algo para que ustedes no lloren lo haría.— Les digo Y ella asiente, sé que no puede ni siquiera articular palabras a mi misma me paso, pero debo hacer de tripas corazón y seguir adelante es lo que haría su padre pensando en ellos.—¿Puedo irme a acostar?—Me pregunta Luis, para no llorar ante nosotras, no se quien le metió esa idea machista en la cabeza de que los hombres no lloran, el sube a la habitación y mi hija me pregunta ¿Puedo retirarme también?——Si claro que puedes hacerlo.— Le digo con voz quebrada, ella sube casi corriendo mientras solloza.Aron no tiene idea de la falta que nos hace y el vacio que dejo dentro de nuestros corazones.— pienso haci
Christian MorganMe contengo durante la reunión en la que Elizabeth toma el control del grupo Morgan con facilidad, casi sin protestas, no puedo creer que al final todos hayan aceptado que esa sea la presidenta del grupo.Salgo de la sala de juntas hecho una furia, siento tanta rabia que teme permito ser yo por un instante, tengo ganas de matarla con mis propias manos, pero no es el momento adecuado sé que hay muchos ojos encima de nosotros ya que están investigando la muerte del imbécil de Aron.No permitiré que ella se quede con lo que me pertenece, el era mi hermano trabaje muchos años a su lado, mientras el creció con el esfuerzo de ambos yo quede relegado, el se llevo la gloria y el dinero, mientras yo quede siendo solo su sombra, y me canse de esa situación.Entro a mi oficina, cierro la puerta y me permito sacar el monstruo que llevo dentro de mi tiro con rabia todo lo que está sobre mi escritorio, mi asistente me mira temblando de miedo, tiene razón de estar así, cuando estoy
Elizabeth MorganHago de tripas corazón para seguir adelante, no voy a dejar perder el legado de mi esposo, entro a la oficina a las siete de la mañana, ninguno ha llegado a un solo el vigilante.Me encargo de evaluar todo las decisiones que tenía que tomar mi esposo esta semana, me parece increíble que el pudiese con toda estar carga solo.—Mi asistente entra, trayéndome un café cargado con una galleta, a las ocho y media de la mañana, sabe que no he comido nada, me imagino que esta era la rutina que había establecido con mi esposo.—Gracias. — Susurro—No hay de que, sabe que puedes contar conmigo para lo que sea, gracias a ti volví al trabajo y puedo darle a mi hijo, el futuro que merece.— ¿Y su padre?— Cuestiono.—Está muerto. — Me responde con los dientes apretados, mis ojos se desorbitan y ella pone cara de susto.—No mal interprete, está muerto porque él no quiso hacerse cargo de mi ni de mi hijo, me dijo que solo con una prueba de paternidad se haría cargo que yo era una cualq
Christian Morgan—Una de las socias entra a mi oficina alterada. — ¿Qué sucede?— Pregunto como si no supiera nada, ¡Mi oficina queda al lado de la de Elizabeth! Por supuesto que se dé que viene todo pero me hago el loco.—No aguante Christian, la desfachatez de esa mujer no tiene límites. — Dice ella.— ¿Qué hizo ahora Elizabeth?— Le pregunto con los puños apretados, soy un hombre inteligente, no voy a atacar a Elizabeth de manera frontal, todos le darán la espalda, me encargtare de que asi sea, me prometo a mi mismo.— ¿No has visto las ultimas ordenes?— Cuestiona indignada.—No, la verdad es que no. — Le soy sincero, como casi nunca, no sé nada de lo que está planeando Eli.—Va a firmar un acuerdo de cooperación con los chinos, ¿Qué sabe ella lo que ellos quieren?, y además dio la orden para comprar un terreno en el fin del mundo para que se construya una fabrica allí, eso no tiene ni pies ni cabeza, dice respirando con dificultad—Y además acepto darle la exclusividad en la distrib
No sabía que tan malas pueden ser las personas hasta que me toco ser el blanco de todos mis socios, los que están de mi lado son tan pocos, y tengo miedo incluso de ellos, no confió ni en mi propia sombra porque en la oscuridad hasta ella te abandona.Mi chofer lleva a la asistente a su apartamento y sigue de largo conmigo a la casa, parece vacía, pero sé que están mis hijos dentro, Luis siempre tenía un alboroto, siempre tenía que estar regañándolo, sus travesuras eran la alegría de la casa, ahora me parece enorme y taciturna.— ¿Qué hace usted aquí?— Le pregunto a Albert que está sentado en la sala como todo un señor, inmediatamente se levanta.—Buenas noches señora Morgan, estoy esperando a Ari, para irnos a cenar. — Me dice él un poco nervioso, estoy tan furiosa que tal vez el pague los platos que otro rompió.—No le he dado permiso a Ariadna para salir. — Le respondo cruzándome de brazos.—Entonces comemos aquí, ella está muy mal y se siente sola, usted nunca esta para ella. — Me
Elizabeth MorganMi esposo me enseño a que debemos siempre estar innovando, estarme preparando, por lo que me quedo hasta tarde planificando nuevas estrategias para hacer crecer el negocio.Al día siguiente desayuno temprano con mis hijos, me gusta llegar antes que todos, no puedo darme el lujo de ceder ante mis enemigos si tengo que levantar mi empresa con mis propias manos lo hare, aunque el nuevo equipo que contrate sabe que tiene que trabajar a mi favor y solo seguir mis órdenes.Para muchas personas esto puede parecer ególatra, pero en mi posición es necesario. No voy a permitir que nadie pase por encima de mí, si lo permito estoy perdida, capaz y pierdo todo lo que trabaje.Llego temprano y cargo conmigo un termo grande de café, mi asistente está sobrecargada de trabajo y ahora embarazada no pienso molestarla tanto, ella llega a las ocho de la mañana, pero estoy acá una hora antes.Enciendo la computadora y comienzo a redactar las ordenes del día a cada departamento, después debo