*CONFUSIÓN*
Kate Harris.
Siempre escuché que, en medio de una crisis de alarma, lo mejor era parecer serena, pero ahora que todos estaban saliendo del avión, y veía que evidentemente estábamos aterrizando en Corea, me estaba paralizando los huesos.
«¿Cómo había sucedido esto?»
Revisé mis tiques, en ninguna parte decía Vancouver. Las manos me temblaban y fui a mi teléfono para comprobar el correo que había recibido unos días.
En medio de la salida, la llegada a las maletas y la poca conexión, porque me estaba volviendo loca, vi un cartel con mi nombre y un hombre de pie.
Allí decía: “Kate Harris”.
Evidentemente, era yo, ¿o acaso había tanta Kate Harris en el mundo?
Solté el aire sintiendo un alivio temporal. En el correo me especificaron que alguien me esperaría en el aeropuerto con mi nombre, así que no podía ser una casualidad.
—Hola… —el hombre asintió de forma seria ante mi saludo.
—¿Kate Harris? —su inglés era perfecto y asentí.
—Sí, soy… Ammm… ¿Oiga?
—Por favor, venga conmigo…
—Señor… una pregunta… —el hombre caminó tomando mi maleta, y luego habló por su cable.
Mordí mi labio tratando de llevarle el paso mientras todo se extendía a mis ojos.
Evidentemente, todo estaba en coreano, para mi suerte era un idioma que manejaba, pero no entendía por qué estaba aquí.
¿Haría un trabajo temporal de la empresa y no me habían notificado en el último momento?
Tomé el aire cuando se abrió la puerta de una auto negro para mí, y luego me senté esperando a que el hombre también se subiera para inundarlo de preguntas, pero este nunca lo hizo.
Él ordenó al chofer andar y luego se subió a otro auto.
Y no me quedaba más que hacer algo.
—Disculpe… —el conductor me miró por el retrovisor y lo dijo en coreano.
—No hablo inglés…
—Ok… —cerré los ojos y le pregunté lentamente en su idioma—. ¿A dónde vamos?
El hombre me miró por el retrovisor y luego negó.
—No estoy autorizado… lo siento…
Mi ceño se frunció y me recosté en el asiento. Busqué mi teléfono para activar el roaming, pero parecía no funcionar por el momento.
—Tranquila… esto es un malentendido.
Escribí un correo largo especificando todo lo que estaba pasando, porque en cuanto tuviera internet, lo enviaría.
Pasó al menos veinte minutos cuando me abrieron la puerta, y un gran hotel apareció ante mis ojos.
Decir que la ciudad era vivir unos cincuenta años adelantado, era quedarse corto, todo era demasiado lujoso y tecnológico y me pregunté si esta empresa era tan grande como lo que había elegido.
En medio de mi confusión me dejé conducir al interior. Me registraron bajo mi nombre y presente mi documentación, y ese mismo hombre del aeropuerto, me llevó hasta la habitación.
—Señorita Harris… mañana en la mañana, vendré a buscarla…
—Pensé que comenzaría hoy mismo… me dijeron que el jefe necesitaba de mis servicios con urgencia.
El nombre asintió, pasó la tarjeta por la puerta y se metió como si comprobara todo para volver a salir.
—Así es… pero el jefe desea que tenga un día de descanso, así que mañana a primera hora vendré por usted… —Me quedé con las palabras en la boca, ese hombre tenía un rostro de piedra sin ninguna expresión, y solo vi sus cejas cuando el ascensor se cerró.
—Dios… esto si es extremo… —me metí en la habitación y me quedé estática cuando todo era inmenso y lujoso—. Espero que esto no me lo descuenten de mi sueldo…
Lo primero que hice fue encender mi portátil. Envié el correo expresando mis inconformidades, bueno, con respecto al país y la confusión, se suponía que viajaría a Vancouver, e hice como mil preguntas, aunque sabía que no era lo correcto, y luego le di enviar a la empresa.
Cuando mi teléfono se activó por la noche, tenía mensajes de Maggie y papá, pero preferí ignorarlo y decidí descansar.
La primera impresión era la que contaba y quería dar una muy buena ante ese jefe nuevo…
***
Miércoles por la mañana.
En el momento en que tocaron a la puerta, yo ya estaba lista. Tomé mi maletín y comprobé mi ropa, un vestido negro por las rodillas y una chaqueta de color crema que llegaba a la misma altura.
El mismo hombre estaba allí de pie, con cara agria.
—Buenos días, señorita Harris…
—Buenos días… —aunque le ofrecí una sonrisa, él nunca la devolvió.
Solté el aire en el ascensor, y comprobé mi celular al que no habían respondido el correo.
—Ammm… ¿Iremos a la oficina? —el hombre frunció el ceño y luego, cuando estuvimos fuera, abrió la puerta del auto.
—Vamos hacia el jefe…
Atropelló un poco el inglés y solo asentí. Allí despejaría las dudas, lidiar con él no era la mejor opción, hablaría directamente con el jefe.
Yo había esperado llegar a un edifico de cinco pisos como lo vi en las fotos, pero ni esto era Vancouver, y las cosas se estaban deformando cuando un montón de reporteros, nos esperaban en una construcción inmensa que decía “Residencia Presidencial de Corea del Sur”.
Tuve que pasar un trago, esto se estaba colocando demasiado extraño.
—Señor… —exclamé cuando me bajé totalmente del auto, y este hombre caminó mientras un montón de guardias vinieron a nosotros para requisarnos de pies a cabeza—. Escuche… yo creo que… creo que esto es una equivocación…
Se suponía que iba a trabajar con un economista de Canadá, yo sería la extensión para sus posibles conexiones y relaciones públicas, pero esto ya era salirse de lo bizarro.
—Camine por favor… —caminé casi como si contara mis pasos. Cada salón donde pasaba, cada pasillo me arrojaba una alerta muy roja… casi roja sangre, mientras mi corazón latía con fuerza.
Mi teléfono comenzó a titilar, y cuando vi, había un correo de la empresa.
Pero lo único que alcancé a leer mientras caminaba con rapidez, fue:
“¿Corea? No, definitivamente hay una equivocación, el chofer se quedó esperando en el aeropuerto, señorita Harris, usted tal vez…”
—Adelante… —el hombre interrumpió mi lectura mientras mi pecho estaba tan acelerado como nunca.
Estaba delante de una puerta inmensa cuando me detuve a su indicación, no me dio tiempo de procesar nada cuando este se abrió mientras la respiración se atascó en mi garganta cuando leí la descripción:
“Sr. King, primer ministro…”
*MENTIRA PIADOSA * Kate Harris. Mis pies parecían pesar toneladas mientras avanzaba hacia la imponente puerta que se abría ante mí. Cada latido de mi corazón resonaba en mis oídos, casi ahogando el sonido de mis propios pasos. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Qué estaba pasando realmente? El hombre que me había escoltado hasta aquí permanecía a mi lado. Su expresión imperturbable, como si estuviera acostumbrado a situaciones como esta, seguía a mi lado, y luego me frené al ver a un hombre alto, con un cuerpo atlético, y de traje, que estaba de espaldas a nosotros. De frente, había una vista impresionante. No sé exactamente en qué piso estábamos, pero todo se veía demasiado azul. El hombre a mi lado carraspeó, y luego ese hombre, se giró. Me quedé estática. Mis labios se despegaron y por un momento retuve el aliento cuando esa mirada rayada en una línea, me observó. Las facciones del hombre eran perfectas. Debía tener más de treinta y cinco años, el traje que tenía se amoldaba
*PEQUEÑA MENTIROSA* Josh King. —Kate Harris, como está en el expediente, señor King… —miré por la pantalla y detallé su foto. Tenía un buen perfil y ojos almendrados, algo que no detallé en la oficina, eso, porque no alejé los ojos del vestido que se ceñía a su cuerpo, y de esas piernas tonificadas, junto a unos pies extremadamente blancos, arropados por unas finas sandalias. —Tiene veintitrés años, estadounidense. Acaba de firmar un divorcio que solo duró dos años… Apreté la mandíbula y fruncí el ceño. ¿Un divorcio a los veinte tres años? Demasiado prematuro. —Con respecto a su presentación, solo es una fachada, ella está mintiendo porque no es la persona que esperábamos —Alcé la vista hacia Jin y luego asentí—. Es evidente que ella no sabe por qué está aquí, Señor. —Se le nota… —corroboré la información—. Está totalmente perdida, pero aun así, siguió con la mentira. Los nervios en su boca temblorosa, sus manos moviéndose todo el tiempo, y cada vez que me desviaba la
*NO PODÍA SER PEOR.* Kate Harris. Después de la salida del señor King, me quedé sentada en la lujosa oficina, tratando de procesar lo que acababa de suceder. Me sentía como si estuviera en medio de un torbellino, atrapada en una situación que estaba muy por encima de mi nivel de experiencia y habilidad. El iPad que me había entregado el señor King reposaba frente a mí, mostrando una lista interminable de contactos, protocolos y documentos que debía revisar y estudiar. Mis manos temblaban ligeramente mientras deslizaba los dedos por la pantalla, tratando de asimilar toda la información. Esto sería demasiado para mí, pero sobre todo cuando llamé más de diez veces al contacto en Vancouver, y no obtuve respuesta. Demoré horas en esa oficina leyendo los documentos y tratando de hacer un esquema para organizar todo, pero cuando vi la palabra protocolo y en cómo debía hacer conexiones con otros países para los beneficios comerciales, quise arrancarme el cabello. «¿En qué me había meti
*PROMETIDA* Kate Harris. Coloqué un poco más de corrector en mis ojeras, porque si había dormido una hora o dos, estaría exagerando. Tomé el maletín en mi mano, me puse una chaqueta a juego con mi vestido negro, ajustado a mi cuerpo, y salí de la habitación del hotel. Antes de la hora acordada, estaba afuera esperando el auto, y antes que incluso llegara la hora de presentarme al hotel donde iniciarían la entrevista, yo estaba allí repasando todas mis líneas. Mostré el pase que me envió el señor Jin por correo, y leí una nota que decía que no le había dicho nada al señor King. Así que sonreí. Pero en el momento en que entré al auditorio principal, donde se llevaría a cabo todo, una mujer, muy elegante, hermosa, y muy blanca, se giró levantando una ceja y mirándome de arriba a abajo. Su vestimenta era perfecta, incluso ella podría ser una modelo de revista. —Disculpa… ¿Tienes invitación? Es que sé de todos los que estarán en este sitio, pero eres la única que no conozco. Carr
CAPÍTULO 8*SU NUEVO TRABAJO* Josh King.La presión era un excelente método para saber de qué estaban hechas las personas. Y aunque no tenía en mis pensamientos de que la señorita Harris se presentaría después de su mentira, esto había sido un plus, que se me había ocurrido de un momento a otro, sobre todo para el beneficio que me traería la compañía con dicha mujer, en este comienzo de elecciones.Fue un pensamiento repentino, algo fugaz en esa oficina cuando ella miró mis ojos.Así que sería un trabajo más. Si no quería verse envuelta en una demanda, ella aceptaría mi propuesta sí o sí, y pagaría por dejarse llevar y sobre todo mentirme en la cara.Algo que detestaba.Iseul me miró desde la esquina, ya sabía lo que estaba pensando, así que le quité la mirada y luego la escuché cuando fue la primera en presentar un buen plan de mercado y economía para estos nuevos cinco años de nuestro partido político, si ganaba las elecciones en tres meses.Después de ella, cada uno presentó una p
*LA PROPUESTA DEL SEÑOR KING* UN PACTO DE CONVENIENCIA Kate Harris. El aire se volvió denso en la habitación, como si cada palabra que había sido pronunciada pesara sobre nosotros. Miré fijamente al señor King, tratando de procesar toda la información que acababa de recibir. Él, por otro lado, permanecía imperturbable, como si estuviera acostumbrado a manejar situaciones tan delicadas como esta. —Señor King, esto es… —intenté encontrar las palabras adecuadas, pero mi mente parecía estar en blanco. —Es una propuesta, señorita Harris —interrumpió él con tono firme, pero no exento de una pizca de paciencia—. Una propuesta que, por su bienestar y el mío, le recomendaría que considere seriamente. Mi corazón martilleaba en mi pecho mientras trataba de asimilar la magnitud de lo que estaba sugiriendo. Convertirme en su prometida, era una idea descabellada, y sobre todo fuera de los planes que había en mi mente. Entonces otra idea se me cruzó por la mente. —Si la señorita Iseul es la
*ATENTADO* Kate Harris. —Dios… —me quedé congelada cuando el auto que me trajo al edificio gubernamental, se detuvo. Había muchísima gente. Reporteros, cámaras y todo tiempo de personas arremolinadas alrededor, mirando hacia el auto, entretanto me pregunté qué estaba pasando. —Espere aquí, señorita Harris… —El conductor se bajó y rápidamente vi cómo unos guardias salieron del edificio para llegar al auto y abrir la puerta. Y aunque no estaba segura, tuve que bajarme. Caminé en medio de la gente que hablaba de forma rápida, lanzando muchas preguntas y apretujándome de alguna forma. —¿Es esto una estrategia electoral? —¿Dónde conoció al Señor King, realmente? —¿Tienen una fecha de boda? —¿Cuántos años tiene? Me detuve un momento mirando a la persona que hizo la última pregunta, y pensé: ¿cuántos años tenía el señor King? Los guardias terminaron por ayudarme a entrar a la residencia presidencial y no pude mirar atrás para saber sobre el despelote, porque a los guardias les ur
*DEBO HACERME CARGO AHORA* Kate Harris.La ráfaga de disparos cesó en un momento, mientras mi cuerpo estaba envuelto en esos brazos desconocidos. En medio del silencio que siguió escuché mi voz agitada, y como el señor King me miró con sus ojos bien oscuros.De un momento a otro, él se separó de mí para moverse hacia el frente, y allí me di cuenta cómo el cuerpo del presidente Hajun Park, se desplomaba frente a nosotros. Su sangre manchó su impecable traje en el instante e instintivamente me abracé a mí misma mientras mi corazón martilleaba en mi pecho.—¡El presidente está herido, necesitamos ayuda médica! —escuché la voz de Josh, tratando de llamar la atención de los guardias que rodeaban el vehículo—. ¡Ahora, m*****a sea! Dense prisa.Todo fue muy rápido.Los hombres abrían los autos con rapidez, pero no podía despegar los ojos del señor King.—Hajun… mírame… —El presidente lo miró, pero su boca estaba llena de sangre—. ¡Hajun! Aguanta, aguanta un poco… El señor King apretó una d