*MENTIRA PIADOSA *
Kate Harris.Mis pies parecían pesar toneladas mientras avanzaba hacia la imponente puerta que se abría ante mí. Cada latido de mi corazón resonaba en mis oídos, casi ahogando el sonido de mis propios pasos. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Qué estaba pasando realmente?El hombre que me había escoltado hasta aquí permanecía a mi lado. Su expresión imperturbable, como si estuviera acostumbrado a situaciones como esta, seguía a mi lado, y luego me frené al ver a un hombre alto, con un cuerpo atlético, y de traje, que estaba de espaldas a nosotros.De frente, había una vista impresionante. No sé exactamente en qué piso estábamos, pero todo se veía demasiado azul.El hombre a mi lado carraspeó, y luego ese hombre, se giró.Me quedé estática. Mis labios se despegaron y por un momento retuve el aliento cuando esa mirada rayada en una línea, me observó.Las facciones del hombre eran perfectas. Debía tener más de treinta y cinco años, el traje que tenía se amoldaba a su cuerpo que veía trabajado, y por primera vez en mi vida, un hombre asiático me pareció más atractivo de lo que hubiese imaginado.Había algo en su mirada negra que te instaba a saber por qué sus facciones eran tan secas, y cuando frunció su ceño, solté el aire.Sin duda alguna, ese hombre transmitía una confianza avasalladora, elegancia, y mucho poder.—¿Señorita Harris? —Como una tonta asentí, la mano que tenía en su bolsillo, salió y luego dio dos pasos para detenerse—. Bienvenida…¿Yo? Pero ¿por qué?—Gracias… —¿Qué esperaba para decirle?¡Kate dilo ya! ¡Dilo ya!—Siéntese, por favor… —El hombre a mi espalda me acercó el asiento, y el señor King, con solo una mirada, le dio una indicación al hombre.Porque escuché la puerta cerrarse. Incluso de tonta, me giré, pero sentiría el verdadero terror cuando girara la cabeza de vuelto.Estaban esos mismos ojos rayados y enigmáticos.—Permítame presentarme, soy el primer ministro de Corea del Sur…No extendió su mano ni nada, ahora mismo estaba sentado en su silla, recto, con una postura perfecta. Así que me erguí.—Sí… eso leí en la puerta.Mi mente estaba en pleno caos. Y además… ¿Por qué no le decía ya mismo que esto era una confusión?El silencio se extendió en la lujosa oficina mientras el primer ministro me observaba con atención, como si pudiera leer cada pensamiento que pasaba por mi mente tumultuosa. Mis manos temblaban ligeramente mientras luchaba por mantener la compostura frente a esta situación surrealista.—¿Señorita Harris? ¿Está bien? —abrí la boca, era el momento de hablar, pero en ese preciso segundo, mi teléfono comenzó a sonar, y tenía todo el volumen de llamadas.Tanto el señor King como yo miramos el teléfono y noté en la pantalla que la misma gerente de la empresa estaba llamándo, precisamente en ese momento.—Yo… lo siento… es…—Atienda… —me señaló la terraza y rápidamente me levanté deslizando el dedo por la pantalla.—¿Señorita Harris? —cerré los ojos cerrando la corrediza detrás de mí.—Si… hola…—¡Señorita Harris! ¡Esto es un desastre!—¿Qué? —pregunté casi como un susurro mientras en el otro lado, esa mujer parecía consternada.—Hemos cometido un error… un error gravísimo…—Dios… ¿Qué pasa?—¿Ya ha llegado donde el señor King?—Sí… estoy aquí mismo… pero… ¿De qué se trata? Se suponía que iba a Vancouver.—¡Hemos confundido las solicitudes! De hecho, mi asistente lo hizo… mandó sus documentos a la solicitud de Corea, y la otra persona que debía estar en Corea, a Vancouver… mi jefe me matará.Tapé mi boca y negué—Oh, Dios… sí que es un desastre. Pero… ¿Qué se supone que soy aquí?—Es el mismo ejercicio, señorita Harris, solo que no debía estar allá… sino en Vancouver… con el señor Smith, en una empresa…Pasé un trago y solté el aire.—¿Y entonces? ¿Qué debo hacer? ¿Regresar?—No por favor… habrá un despido masivo, se lo pido, asuma el cargo.—¿Qué? —mis ojos se abrieron como platos—. Pero… ¡Es un ministro! No tengo nada que ver con los gobiernos… ni siquiera sé de sus leyes…—¡Oh, Dios! ¿Cree que pueda contactarla con la persona que iría en vez de usted… para que podamos resolver…?—Será doble trabajo para ambos… porque imagino que también tendré que darle información a esa persona.—Por favor, señorita Kate… tratemos de solucionar esto. Sería un desprestigio para nuestra empresa… mi compañera y yo podemos perder nuestros trabajos… por favor…Kate se mordió el labio y miró hacia adentro, el hombre estaba tecleando su portátil.—Ok… haré lo que pueda… pero no prometo nada. De plano, esto no es correcto… gracias, señorita Harris, le estaré enviando todas las novedades, además de que la contactaré con su compañera…Finalicé la llamada y me toqué la frente. Esto definitivamente podía darme problemas, y de eso mismo estaba huyendo.Regresé a la oficina con cara de tonta y luego sonreí como si tuviera el toro por los cachos.—Lo siento, señor King… era de la empresa con la que ustedes hicieron conexión.El hombre no se inmutó a mi pegachentería; al contrario, frunció el ceño.—¿Hay algún problema?Negué rápidamente.—No… solo querían confirmar si estaba aquí, y enviarme unas… cosas para llenar.El señor King asintió y tomé asiento con otra sonrisa.—Bien… entonces… —él me pasó un iPad y luego un paquete de copias—. Imagino que ya leyó la carpeta que envié al correo… la normativa, el protocolo, los pasos a seguir…Pasé un trago inminente y asentí.¿Qué más daba?—Sí, señor… muy bien, señorita Harris… desde ya debe hacer un plan de conexión, sobre todo con los países con los que tenemos relaciones, y debe pasarme un informe por la mañana… —El señor King se levantó—. Están habilitando una oficina para usted… de todas formas, no será muy necesario.¿Por qué no?, me pregunté, pero no lo expresé.Asentí, tratando de mantener la calma mientras absorbía cada palabra que salía de los labios de uno de los hombres más poderosos de Corea del Sur y luego lo vi arreglando sus mangas.—Pasado mañana tendremos nuestra primera entrevista como comienzo del proceso electoral, y me gustaría mucho que el país sepa que, a mi lado, hay una persona que sabe lo que hace…El corazón me martilleaba en el pecho mientras procesaba la información.—Ahora debo irme, señorita, Harris… en el iPad encontrará una lista detallada de todos los contactos que necesita, aunado al mío… llámeme si tiene una duda… o pregúntele a mi asistente…Mis pensamientos giraban en un torbellino mientras intentaba procesar toda la información. ¿Podría realmente desempeñar un papel tan importante en un proyecto de esta magnitud? ¿Estaba lista para enfrentar los desafíos que vendrían con él? O tenía que levantarme de aquí, decirle al señor King que esto se había convertido en una mentira, y correr mientras pudiera…—¿Todo bien, señorita Harris?Pasé varios tragos, y sí, ya no había vuelta atrás cuando asentí.—Ninguna, señor King… me pondré a trabajar ahora mismo… —El hombre me miró, y sus ojos se rayaron aún más, como si fuese a soltarme una piedra.En momento apretó su mandíbula, y luego asintió.—Perfecto… que tenga una buena jornada.Una cosa era segura: O yo era una excelente actriz de Hollywood o este hombre me había hecho creer que lo era.Sin embargo… ¿Cómo podía ser el señor King tan perfecto?*PEQUEÑA MENTIROSA* Josh King. —Kate Harris, como está en el expediente, señor King… —miré por la pantalla y detallé su foto. Tenía un buen perfil y ojos almendrados, algo que no detallé en la oficina, eso, porque no alejé los ojos del vestido que se ceñía a su cuerpo, y de esas piernas tonificadas, junto a unos pies extremadamente blancos, arropados por unas finas sandalias. —Tiene veintitrés años, estadounidense. Acaba de firmar un divorcio que solo duró dos años… Apreté la mandíbula y fruncí el ceño. ¿Un divorcio a los veinte tres años? Demasiado prematuro. —Con respecto a su presentación, solo es una fachada, ella está mintiendo porque no es la persona que esperábamos —Alcé la vista hacia Jin y luego asentí—. Es evidente que ella no sabe por qué está aquí, Señor. —Se le nota… —corroboré la información—. Está totalmente perdida, pero aun así, siguió con la mentira. Los nervios en su boca temblorosa, sus manos moviéndose todo el tiempo, y cada vez que me desviaba la
*NO PODÍA SER PEOR.* Kate Harris. Después de la salida del señor King, me quedé sentada en la lujosa oficina, tratando de procesar lo que acababa de suceder. Me sentía como si estuviera en medio de un torbellino, atrapada en una situación que estaba muy por encima de mi nivel de experiencia y habilidad. El iPad que me había entregado el señor King reposaba frente a mí, mostrando una lista interminable de contactos, protocolos y documentos que debía revisar y estudiar. Mis manos temblaban ligeramente mientras deslizaba los dedos por la pantalla, tratando de asimilar toda la información. Esto sería demasiado para mí, pero sobre todo cuando llamé más de diez veces al contacto en Vancouver, y no obtuve respuesta. Demoré horas en esa oficina leyendo los documentos y tratando de hacer un esquema para organizar todo, pero cuando vi la palabra protocolo y en cómo debía hacer conexiones con otros países para los beneficios comerciales, quise arrancarme el cabello. «¿En qué me había meti
*PROMETIDA* Kate Harris. Coloqué un poco más de corrector en mis ojeras, porque si había dormido una hora o dos, estaría exagerando. Tomé el maletín en mi mano, me puse una chaqueta a juego con mi vestido negro, ajustado a mi cuerpo, y salí de la habitación del hotel. Antes de la hora acordada, estaba afuera esperando el auto, y antes que incluso llegara la hora de presentarme al hotel donde iniciarían la entrevista, yo estaba allí repasando todas mis líneas. Mostré el pase que me envió el señor Jin por correo, y leí una nota que decía que no le había dicho nada al señor King. Así que sonreí. Pero en el momento en que entré al auditorio principal, donde se llevaría a cabo todo, una mujer, muy elegante, hermosa, y muy blanca, se giró levantando una ceja y mirándome de arriba a abajo. Su vestimenta era perfecta, incluso ella podría ser una modelo de revista. —Disculpa… ¿Tienes invitación? Es que sé de todos los que estarán en este sitio, pero eres la única que no conozco. Carr
CAPÍTULO 8*SU NUEVO TRABAJO* Josh King.La presión era un excelente método para saber de qué estaban hechas las personas. Y aunque no tenía en mis pensamientos de que la señorita Harris se presentaría después de su mentira, esto había sido un plus, que se me había ocurrido de un momento a otro, sobre todo para el beneficio que me traería la compañía con dicha mujer, en este comienzo de elecciones.Fue un pensamiento repentino, algo fugaz en esa oficina cuando ella miró mis ojos.Así que sería un trabajo más. Si no quería verse envuelta en una demanda, ella aceptaría mi propuesta sí o sí, y pagaría por dejarse llevar y sobre todo mentirme en la cara.Algo que detestaba.Iseul me miró desde la esquina, ya sabía lo que estaba pensando, así que le quité la mirada y luego la escuché cuando fue la primera en presentar un buen plan de mercado y economía para estos nuevos cinco años de nuestro partido político, si ganaba las elecciones en tres meses.Después de ella, cada uno presentó una p
*LA PROPUESTA DEL SEÑOR KING* UN PACTO DE CONVENIENCIA Kate Harris. El aire se volvió denso en la habitación, como si cada palabra que había sido pronunciada pesara sobre nosotros. Miré fijamente al señor King, tratando de procesar toda la información que acababa de recibir. Él, por otro lado, permanecía imperturbable, como si estuviera acostumbrado a manejar situaciones tan delicadas como esta. —Señor King, esto es… —intenté encontrar las palabras adecuadas, pero mi mente parecía estar en blanco. —Es una propuesta, señorita Harris —interrumpió él con tono firme, pero no exento de una pizca de paciencia—. Una propuesta que, por su bienestar y el mío, le recomendaría que considere seriamente. Mi corazón martilleaba en mi pecho mientras trataba de asimilar la magnitud de lo que estaba sugiriendo. Convertirme en su prometida, era una idea descabellada, y sobre todo fuera de los planes que había en mi mente. Entonces otra idea se me cruzó por la mente. —Si la señorita Iseul es la
*ATENTADO* Kate Harris. —Dios… —me quedé congelada cuando el auto que me trajo al edificio gubernamental, se detuvo. Había muchísima gente. Reporteros, cámaras y todo tiempo de personas arremolinadas alrededor, mirando hacia el auto, entretanto me pregunté qué estaba pasando. —Espere aquí, señorita Harris… —El conductor se bajó y rápidamente vi cómo unos guardias salieron del edificio para llegar al auto y abrir la puerta. Y aunque no estaba segura, tuve que bajarme. Caminé en medio de la gente que hablaba de forma rápida, lanzando muchas preguntas y apretujándome de alguna forma. —¿Es esto una estrategia electoral? —¿Dónde conoció al Señor King, realmente? —¿Tienen una fecha de boda? —¿Cuántos años tiene? Me detuve un momento mirando a la persona que hizo la última pregunta, y pensé: ¿cuántos años tenía el señor King? Los guardias terminaron por ayudarme a entrar a la residencia presidencial y no pude mirar atrás para saber sobre el despelote, porque a los guardias les ur
*DEBO HACERME CARGO AHORA* Kate Harris.La ráfaga de disparos cesó en un momento, mientras mi cuerpo estaba envuelto en esos brazos desconocidos. En medio del silencio que siguió escuché mi voz agitada, y como el señor King me miró con sus ojos bien oscuros.De un momento a otro, él se separó de mí para moverse hacia el frente, y allí me di cuenta cómo el cuerpo del presidente Hajun Park, se desplomaba frente a nosotros. Su sangre manchó su impecable traje en el instante e instintivamente me abracé a mí misma mientras mi corazón martilleaba en mi pecho.—¡El presidente está herido, necesitamos ayuda médica! —escuché la voz de Josh, tratando de llamar la atención de los guardias que rodeaban el vehículo—. ¡Ahora, m*****a sea! Dense prisa.Todo fue muy rápido.Los hombres abrían los autos con rapidez, pero no podía despegar los ojos del señor King.—Hajun… mírame… —El presidente lo miró, pero su boca estaba llena de sangre—. ¡Hajun! Aguanta, aguanta un poco… El señor King apretó una d
*¿SÍ O NO?* Josh King. Había un caos a mi alrededor, eso era seguro, pero decir que envolver a esta mujer en mis brazos, a pesar de estar fingiendo delante de la prensa que no me daba tregua, me hizo algo. No sé cuándo mis ojos se cerraron cuando el olor de su cabello se metió en mi nariz. Cuando mi cuerpo y extremidades se tensionaron al sentir sus brazos rodeándome como si de cierta forma entendiera mi posición ahora. Y tampoco sabía si esto era cierto o no, producto de su miedo de que la demandara o perdiera su trabajo, que estuviera haciendo un papel tan eficiente. Pensarlo incluso me enojó. Tenía un asunto terrible en mis manos. Hajun estaba muerto. La candidatura tendría un desplome y estaba seguro de que venía una división inminente, pero ahora eso no importaba. Había perdido un amigo, a pesar de ser Hajun lo que era, lo había perdido. La muerte de Hajun Park no solo había dejado un vacío en la presidencia, sino que también había sacudido mis propios cimientos. —Josh… —