CAPÍTULO 3

—Vaya, es realmente hermosa — Nathaniel miraba por la ventana, eso a Matthew lo irritó y Jasmine sólo sonrió. 

—Cariño haz el favor de quitarte de la ventana, no quiero que Micah se moleste — Matt puso los ojos en blanco, su madre no tenía remedio. 

—Ya entraron — Nathaniel era el más infantil de todos, por lo que salió corriendo y se colocó al lado de Matthew, quién aunque quiso evitarlo, no pudo evitar reírse de su hermano menor, antes de que su hermano y prometía entrarán, tomó un sorbo de vino, llevaba su copa a los labios cuando Micah entró en la sala. 

—Hola familia — Matthew lo miró y luego a Samantha quién lo estaba mirando, y no pudo evitar atragantarse con el vino, todos lo miraron sorprendidos, pero el más sorprendido era él, al ver la hermosa mujer que tenía enfrente, parecía un ángel.

—Cariño, ¿estás bien? — Jasmine se acercó a su hijo preocupada. 

—Sí, mamá, no te preocupes — Samantha sintió algo raro en su estómago al escuchar esa voz tan varonil que tenía. 

—Ok — Jasmine se giró a Micah y Samantha y se acercó feliz a su hijo, a quien abrazó fuertemente — Al fin has venido, te he extrañado tanto cariño. 

—Aquí estoy mamá — Micah también abrazó a su madre, mientras miraba a sus hermanos. Micah se separó de su madre y se acercó de mala gana a sus hermanos, le había prometido a su madre llevar la fiesta en paz, además que debía darle una buena impresión a Samantha, ella debía creer que él era el mártir. 

—Matthew, Nathaniel, — les dio un rápido apretón de manos a sus hermanos. — Familia, les presento a Samantha Rivera, ella es mi prometida. — Samantha sonrió y dio un paso al frente. 

—Un gusto en conocerlos — dijo algo tímida, su voz era tan suave que Matthew pensó en que era una pequeña melodía. 

—Bienvenida a la familia cielo — Jasmine se acercó, le dio un beso en su mejilla y la abrazó, Samantha suspiró algo aliviada y le devolvió el abrazo. 

—Mi madre no se equivocó cuando dijo que eras muy hermosa — Sam inmediatamente miró a Nathaniel, el menor de los Davis, quién se acercó hasta su nueva cuñada y también la abrazó luego de que Jasmine la soltara — soy Nathaniel, mucho gusto en conocerte y como dijo mi madre bienvenida a la familia. 

—Muchas gracias Nathaniel — dijo soltándose de él, Samantha a pesar del arrebato del menor de los hermanos, se sintió bien. 

Matthew se acercó hasta ella, y la miraba directamente a los ojos, tenía unos ojos increíbles de color cafés, eran preciosos, se sentía tan atraído a ella que eso lo asustó. 

—Yo soy Matthew, mucho gusto Samantha — se acercó tan despacio y que Sam contuvo la respiración, Matt le dio un beso muy cerca de sus labios, haciendo que ambos sintieran miles de mariposas en el estómago. 

—Igualmente Matthew — dijo separándose de él y viéndolo directamente a los ojos, unos hermosos ojos azules. 

—Bueno, hecha las presentaciones, ¿pasamos a almorzar? 

—Sí, vamos — Micah agarró de la cintura a Samantha y la dirigió a al comedor, Matthew vio como Micah la agarraba y sintió celos muchos celos, sabía que estaba mal, pero no podía evitarlo, estaba en graves problemas, por lo que tenía que hacer algo para evitar sentirse atraído por la mujer de su hermano. 

Micah observó de mala gana como Matthew se sentaba a la cabeza de la mesa, él por ser el mayor debía estar ahí, él debía ser el que manejara la fortuna Davis. 

—Sam, Micah comentó que eres una gran Chef — Samantha terminó de tragar lo que comía y sonrió. 

—Sí, me encanta cocinar, de hecho, abrí un restaurante en Chicago y uno acá en Seattle, pensé que sería muy buena idea en cuanto me casara con Micah, podemos vivir en esta ciudad y así él estar cerca de su familia...

—Yo no pienso vivir en Seattle — Micah la interrumpió de mala manera — te dije que sería una pésima idea, pero como siempre haces lo que quieres. — Samantha se removió incómoda, no vio correcto el comentario de Micah, y Matthew lo notó, vio como esa hermosa mujer se ruborizaba y agachaba la cabeza. 

—Pues yo creo que eso habla muy bien de ti, una mujer siempre tiene que ser independiente, porque si es sumisa y hace lo que su pareja le diga termina por ser pisoteada, incluso muerta — Micah empezó ahogarse con la comida por las palabras de Matthew, mientras que Samantha miraba a Matthew a los ojos. —Jasmine notó que el ambiente se estaba poniendo pesado, por lo que decidió mejor cambiar de tema. 

—Matt, cariño, ¿cómo está Alice? — él se puso pálido al escuchar la pregunta de su madre, ¿por qué diablos le preguntaba por ella?, Micah tocio más, haciendo que Sam se levantara y le ayudara golpeando la espalda con cuidado. 

—¿Te encuentras mejor cariño? — Samantha le habló con dulzura, eso hizo que Matthew se irritara. 

—Sí, déjame, no soy un niño, — Samantha y Matthew lo miraron molestos. — ¿Alice? ¿Cuál Alice? — preguntó curioso. 

—Una hermosa joven que anda con tu hermano, puede que hasta terminen casándose — Samantha sin saber porque, sintió un ardor en su estómago, por lo que se removió incómoda. 

—Ya, ¿Y que apellido tiene? ¿Cómo es ella? 

—¿Porqué te interesa tanto? — Matthew no podía evitar sentirse molesto. 

—Simple curiosidad, como siempre has sido tan mujeriego, que es tan extraño que te comprometas con alguna. 

—Pues eso es justo lo que pienso de ti, yo nunca he sido mujeriego, ni tampoco es extraño que me enamore, se llama Alice Adams, tiene cabello rubio y ojos azules, ¿algo más? 

—No, y me alegro que te vayas a casar, ¿te vas a ir de la casa? 

—Para Micah, porque mamá habló de más, ni me voy a casar ni me voy a ir, así que lamento destruir tu sueño, pero de la empresa y del hogar me sigo haciendo cargo te guste o no. 

—Eres un maldito, sabes que no estás siendo justo conmigo, no me has dado lo que me corresponde — Matthew enojado tiró la servilleta en la mesa y se levantó enojado, inclinándose sobre la mesa lo encaró 

—Quieres que hable delante de tu prometida lo que realmente te mereces, que sepa realmente la verdad. 

—A ella no tiene porqué importarle mi vida, ella no es nadie para que se meta. — Samantha se levantó enojada y herida, lo miró con los ojos llenos de lágrimas, luego salió corriendo hacia el jardín, si podía saldría de ahí y regresaría a su hogar, este Micah no era el mismo de hace 12 horas. 

—Eres un maldito imbécil, no puedes tratarla y hablarle así, papá estaría muy decepcionado de ti. 

—Matthew, Cariño… — Jasmine quería tratar de tranquilizar las cosas, pero Matthew estaba a punto de romperle la cara. 

—Matthew nada,— dijo mirando a su madre — te dije que él tenía que comportarse si querías que yo lo hiciera, ¿crees que es correcto como la ha tratado? Te puedo asegurar que está con ella por su dinero, tu hijo es un vividor y tú quieres hacerte la ciega, — volvió a mirar a Micah y lo señaló con el dedo — o te comportas y respetas a tu prometida o te largas de mi casa. 

—No tienes ningún derecho, también es mi casa. — Matthew le sonrió con autosuficiencia cosa que Micah odiaba. 

—Pruebame, has estado lejos mucho tiempo Micah, no sabes nada, y estás advertido, la próxima te rompo la cara, así que compermiso — dijo retirándose del comedor. 

—Yo también me retiro, se me quitó el apetito. — Nathaniel se limpió la boca y se levantó para salir de ahí, él tampoco soportaba a Micah. 

Matthew buscó con la mirada a Samantha por el jardín delantero y la encontró en una esquina, acariciando las rosas, se acercó a ella, y deseó abrazarla. 

Cuando Sam sintió a alguien por detrás rápidamente se limpió las lágrimas pensando que era Micah. 

—Ahora no me interesa hablar contigo Micah, antes de llegar aquí te dije que no iba aguantar tus cambios de humor, que me iría si seguías así, y eso pienso hacer — se giró para encararlo pero se sorprendió cuando vio a Matthew. 

—Lamento decepcionarte, pero no soy Micah, gracias a Dios — Samantha pensó que lo decía por ella y eso hizo que se sintiera mal, parecía que Matt le había leído el pensamiento, porque de una vez se corrigió — No lo digo por ti, sino porque no me considero tan imbécil como él, debería saber tratar a una princesa. — Samantha lo miraba sorprendida y algo sonrojada, Matthew armándose de valor le acarició el rostro. 

—Eres tan hermosa, que no deberías de llorar por un imbécil como él, y aunque me alegre que no te dejes de él y te des tu lugar, no quiero que te vayas, Seattle es hermoso. 

—Gracias — dijo sin saber qué más decir, esos malditos ojos la tenían hipnotizada — he oído que Seattle es hermoso, pero no he podido conocerlo. 

—¿Te gustaría conocer un poco? —Samantha lo miraba sin saber qué decir. 

—Puede que a tu novia no le guste — le dijo algo molesta y Matthew le sonrió, ya que parecía celosa y eso le encantó. 

—Samantha, yo no tengo novia, mi mamá me quiere casar casi a la fuerza, si tuviera novia la respetaría, y sería lo primero en mi vida, así que, ¿qué dices? ¿Vamos a conocer algo de Seattle? Claro, a menos que quieras quedarte a esperar a Micah. 

—No, quiero ir contigo — dijo con una gran sonrisa, por lo que Matthew también sonrió encantado de que ella quisiera ir con él. 

—Ok, vamos — Matthew le colocó la mano en la cintura y se sintió inmensamente feliz, mientras que Sam sentía una corriente eléctrica por todo su cuerpo, pero trató de no pensar en eso, quería distraerse del mal rato que Micah le había hecho pasar, y qué mejor que al lado de su cuñado, ¿Que tan malo podría ser?. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo