En cuanto Samantha abrió los ojos, supo de inmediato que ese día sería uno de los mejores en su vida, se iba a casar, nada más y nada menos, con el amor de su vida.
Logró oír mucho ajetreo afuera, como iban a venian, miró su mesita de noche donde estaba el reloj y apenas eran las 7 am, suspiró frustrada, porque Matthew no estaba en la cama con ella, su padre lo hizo ir a dormir en un cuarto de huéspedes, con el pretexto, de que los novios no deben dormir juntos un día antes de su boda, Matt a pesar de que quería pasar la noche dentro sonrió encantado y complació a su suegro, luego de que Samantha empezara a ser un berrinche como niña pequeña, que todos disfrutaron ver, en ningún momento le importó que su padre la viera, y mucho menos que supiera que quería pasar la noche haciendo el amor con su novia, Matt tuvo que callarla como siempre l
Samantha se miraba en el espejo y no se reconocía, su vestido de novia era hermoso, era de encaje y una tela transparente de la cintura para arriba, tenía solo un hombro, que igual era de encaje, por detrás solo se le veían los pequeños botones que sostenían el vestido, de la cintura para abajo era de seda, y campando, y en su cintura una pequeña cinta que de frente estaba amarrado con un pequeño lazo. ¿En qué momento Matt había planeado todo esto? No lo sabía, pero sí sabía que todo lo había hecho con amor, había tenido sólo cuatro días y todo estaba saliendo precioso y único.Miró su reloj en la mesita de noche y eran exactamente las 11 am, sus nervios estaban por lo alto, sus manos sudaban, y sentía que su corazón latía tan rápido que en cualquier momento se le saldría del pecho, unos golpes en
Matthew estaba deseoso de irse para su luna de miel, moría de ganas por hacer el amor con Sam muchas, muchas veces.—¿Por qué no nos vamos ya? — le susurró Matt al oído, Samantha se estremeció al oírlo hablar tan ronco, en especial porque cuando la abrazó por detrás pudo sentir lo duro que estaba.—Amor… aún no es hora… — La mano de Matt le acarició tan sensual, que Samantha cerró sus ojos y apoyó la cabeza en su pecho. — aaahh… por favor no hagas esto…—Necesito hacerte mía, así que tienes dos opciones, o nos largamos de una vez o nos escapamos por un rato a nuestra habitación. — Samantha se giró y de un rápido movimiento lo besó, muy apasionadamente, la había excitado y necesitaba hacérselo saber.—Vamos a la h
Micah, entró furioso a su casa, su madre lo miraba desde la sala.—¿Ahora que te pasa? — ella sabía que su hijo tenía dos días de estar furioso.—¿Sabes lo que hizo el maldito de Matthew? — Jasmine frunció el ceño.—Deja de decirle así a tu hermano.—Tú no me dices como debo o decirle a ese maldito, que por desgracia lleva mi misma sangre.—Micah, basta, ¿que pasa con él?—Se casó con Samantha, mi Samantha — dijo con tanta furia y odio, que si lo tuviera en ese instante de frente no dudaría en matarlo.—¿Qué has dicho?—Lo que has escuchado, —Micah se dirigió al bar, donde se sirvió una copa de whisky. — Ella es mía y no voy a descansar hasta tenerla.—&i
Samantha observaba con emoción a Matthew.—¿Me dirás a dónde vamos? — Matthew sonrió al verla como una niña pequeña.—Bueno, iremos a dos lados, y serán en Italia — a Sam le brillaron los ojos.—¿Cuáles? — Matthew se carcajeo.—¿No te vas a quedar solo con que vamos a Italia? — Samantha negó con la cabeza. — Iremos a la Toscana y luego a Liguria, estaremos rodeados de naturaleza, tranquilidad y belleza natural. — Samantha pegó un grito de emoción y se subió en el regazo de su ahora esposo.—Eso me gusta, gracias. —Matthew la abrazo por la cintura y la pegó más a él.—No ha sido nada, solo quería sorprenderte. — le dio un pequeño beso en sus labios.—Y lo has hecho, me
Matthew no cabía de la felicidad, aún no había podía creer que sería padre, estaba muy seguro que iba a mimarlo, amarlo y protegerlo a toda costa, daría lo mejor de él para ser un excelente padre y esposo, por lo que antes de regresar envío todo lo que tenía a su abogado, quería cuanto antes presos a Jasmine y a Micah, no iba arriesgar la seguridad ni de Sam, ni de ese angelito que ya venía de camino.Miró a Samantha que iba dormida en al lado de él, con la cabeza recostada en su hombro, faltaban unas dos horas para llegar a Seattle, por lo que le dio un beso en la frente a ella, para luego descansar él también, pero antes volvió a mirar su celular y frunció el ceño, tenía un día tratando de comunicarse con Sabrina o Alice, pero ninguna contestaba las llamadas, ni el teléfono de la casa, incluso Nathaniel tampoco contestaba,
—Eres un maldito cobarde — dijo viendo el arma, él tenía una, pero sabía que aún no era el momento.—Sería tan fácil deshacerse de ti en este momento.—¡Micah! Baja esa maldita arma de una vez y deja a tu hermano de una vez por todas. — la voz de Jasmine llegó detrás de ellos.—No te metas, ya te di a mi hijos, ahora yo me quedo con el tuyo.—Basta, por favor, Micah, baja el arma y deja a Matt, si alguna vez sentiste algo por mi, baja el arma. — Micah frunció el ceño al oírla, pero bajó el arma.—A ti es la que debería matar por zorra, por haberte metido con mi hermano pero hoy arreglaré la cuenta con todos, así que entren. — dijo esta vez apuntando a Samantha con el arma.—Qué no se te ocurra— dijo Matt apretando los dientes
Habían pasado tres días desde que Micah había muerto, y Matt estaba hospitalizado, la bala había dado a un costado de su pecho, gracias al cielo, no había dañado ningún órgano, le habían hecho una cirugía, donde había extraído la bala, y hoy le daban la salida del hospital.Samantha fue revisada apenas llegó al hospital por una ginecóloga, que le dijo que todo estaba bien, pero que debía descansar, y dejar tantas emociones que ponían en riesgo la vida del bebé, tanto Nathaniel, Sabrina y Alice fueron a vivir mientras a la Mansión de los Davis, nadie quería volver a pisar la casa donde se murieron tres personas.Por su lado Matt estaba esperando salir del maldito hospital para ayudarlos a todos a rehacer sus vidas, ahora que el peligro ya no estaba debía hacer lo último por esas personas que habían sufrido
—¿Estás seguro que deseas ir? — preguntó dulcemente Samantha.—Claro cariño, desde hace un año que empezamos nuestra relación y aún no conoces a mi familia. — Sam observó en silencio a Micah, últimamente estaba muy nervioso, nunca quiso llevarla a conocer a su familia, porque al parecer no se llevaba con sus dos hermanos. — No me mires así, sé lo que te he dicho, pero mi madre me ha estado llamando, está deseando verme, desde hace 6 meses no voy, así que no me queda de otra es mi madre.—Bien, ¿te quedaras hoy conmigo?—No, sabes que eres como una tentación para mí, y has dicho que quieres llegar virgen a nuestro matrimonio, ese es otro motivo por el que debo viajar, debo avisar que en tres meses nos vamos a casar. — dijo sonriendo, lo que hizo que Sam