Cuando Samantha abrió los ojos al día siguiente, se sentía más tranquila, ayer había sido un día muy cansado, además de todas las subidas de emociones que tuvo, sólo esperaba que Micah hoy fuera el mismos que venía conociendo hace un año, decidió levantarse, y darse un baño, para bajar a desayunar.
Después de una hora Sam estaba renovada, se había lavado el cabello, por lo que se lo dejo suelto, se había puesto un conjunto blanco, con rayas azules, el pantalón se le moldeaba a sus piernas, su blusa de tirantes, y un escote en V, se veía hermosa y radiante, con un suspiro decidió bajar a desayunar.
Cuando estaba por llegar al comedor escuchó a Jasmine hablar.
—No puede ser que Micah no haya venido a dormir, ¿Cómo es que se comporta así? — la voz de Matt salió enojada
—Mamá, sabes como es, de lo más seguro se quedó con alguna vieja toda la noche.
—Nathaniel, no digas
—Ian. — dijo Samantha en un susurro, y notando un gruñido de parte de Matthew. Ian se acercó hasta ellos y la abrazó con fuerza.—¿Cómo estás princesa? ¿Qué haces aquí? No me avisaste que venías, hubiera mandado hacer algo especial para ti — Matthew sentía que se le subían las bilis al escucharlo.—Bien Ian, vine de visita, por un tiempo, ¿cuánto? aún no lo sé, y no te avisé porque quería darte una sorpresa cariño — le dijo Samantha con una sonrisa, mientras que Matthew se debatía en si sacarla a la fuerza y secuestrarla para que nadie la mirara o comportarse como debía, y para ser sinceros la primera opción estaba ganando.—Pues en serio, me las has dado, ¿Y en dónde está ese parási
Samantha se encontraba realmente nerviosa, se encontraba en la habitación que Jasmine le había asignado para ella, todas sus cosas ya estaban en la maleta, mañana se iría a su nuevo departamento, Matthew había sido de gran ayuda, y era super atento, se había sorprendido de la cantidad de cosas que tenían en común, él era tan diferente a Micah, estuvo ahí todo el día, la hizo reír, y cómo la miraba, la ponía sumamente nerviosa.Ya estaba lista para irse a la cena de la famosa Alice, y decir que estaba nerviosa era poco, no podía saber a qué le tenía miedo, lo cierto era que estaba muy ansiosa.Sam decidió bajar y no seguir esperando a Matthew, la verdad no podía quedarse más encerrada o le daría un ataque, cuando llegó a la sala no había nadie, por lo que se aventuró a la cocina, pero mucho antes de llegar escuchó como Matthew discutía con su madre.—Matt, cariño, yo solo quiero que ent
Matthew conducía a gran velocidad, necesitaba encontrarla, Samantha no tenía la culpa de nada de lo que le estaba pasando, solo su hermano, uno que había desaparecido hace un día y no se había dignado a llegar a la casa, sabía que con una llamada podía averiguar dónde y con quién estaba, pero no lo haría, porque por él, Micah podría pudrirse en el infierno que le daba igual, simplemente no le importaba, hacía mucho que había dejado de hacerlo.Matt volvió a maldecir cuando una gran lluvia empezó a caer, no podía creerlo, unas cuadras antes de llegar vio un pequeño cuerpo caminando debajo de la lluvia, frenó de inmediato en cuando la reconoció, no le importaba mojarse, en cuanto se detuvo, salió del auto y corrió hasta estar al frente de ella, no pudo evitar que sintiera el pecho latir fuertemente, todo su cabello lo tenía pegado a su hermoso rostro, miles de lágrimas se mezclaban con las gotas de lluvia, sus hermosos ojos cafés
En cuanto llegaron al departamento, Sam de inmediato buscó entre las toallas nuevas que habían comprado y le pasó unas a él.—Deberías ir a cambiarte — dijo Matthew algo serio, se colocó una toalla alrededor de su cuerpo, tratando de así quitar un poco el frío.—Necesitamos hablar Matthew.—Lo sé, pero ve y cambiante, no quiero que te resfríes. ——Pero.. tú no puedes quedarte mojado.—No te preocupes, yo me quitaré la ropa y me voy a tomar el atrevimiento de usar tu secadora de ropa y una bata de baño, para poder cubrirme mientras mi ropa se seca y hablamos, ¿Quieres? — Samantha asintió.—Bien, yo voy a cambiarme, tu ve al cuarto de lavado, y aquí
En cuanto Samantha y Matthew llegaron al restaurante, un camarero los llevó a la mesa donde Alice los esperaba. Samantha observaba el lugar maravillada, era muy lujoso, sus grandes ventanales en lugar de paredes lo hacían precioso y luminoso, los candelabros eran tan hermosos, parecían de otra época, pero igualmente lujosos.Samantha se dio cuenta cuando iban llegando a la que era su mesa porque una mujer rubia falsa, según el criterio de Samantha y con un cuerpo increíble se ponía de pie con una gran sonrisa al ver a Matthew, no pudo evitar sentir celos.—Matt, hola, por fin llegas. — Matt la abrazó con gran cariño, para luego darle un beso en su mejilla.—Hola, Alice, te ves hermosa — Claro que se veía hermosa, Samantha estaba que le daba un ataque de celos, esa mujer era muy atractiva, dudaba mucho que Matthew no se sintiera atraído por ella. Matt se giró hacia Sam y le tendió la mano — Mira Al, te presento a Samantha
—Hoy te voy a enseñar de quien estoy enamorado, quién es la mujer que me tiene loco. — y antes de que Samantha pudiera contestar la besó, sin importarle que alguien los viera, la beso como si el mundo se fuera acabar en ese momento, la besó sin querer detenerse, la besó con ese amor que sentía por ella.Samantha por un momento se quedó en blanco, tanto por sus palabras como el beso, este beso era tan diferente al que alguna vez había recibido, pero no iba a negar que le gustaba, por lo que también respondió con la misma fiereza que él.Matthew fue cortando el beso, poco a poco, hasta que solo pequeños besos le daba, colocó su frente en la de ella.—Debemos ir hablar — le dijo en apenas un susurro, debía de llenar sus pulmones de oxígeno, porque justo ahora no tenía, la tomó de la mano y la guió hasta su auto, Samantha seguía en silencio, seguía procesando las cosas o al menos eso trata
—¿No te has dado cuenta? ¿O no quieres verlo? — Samantha lo veía sin comprender y con miles de mariposas en su estómago. — No te has dado cuenta — dijo decidido al ver sus ojos llenos de dudas. — Estoy completamente enamorado de ti. — Samantha se quedó en shock al escucharlo, y se alejó de él muy despacio sin apartar los ojos de Matthew.—No puedes estar hablando en serio — Sam sentía que todo el lugar estaba dando vueltas.—¿Por qué no? — dijo dolido — ¿Tan poca cosa me ves para ti? — Samantha negaba con la cabeza sin saber qué decir.—No digas tonterías, Matthew soy la prometida de tu hermano.—Eso no lo pensaste cuando me besaste. — su comentario le dolió a Samantha y él lo vio en s
—Sólo tuya — dijo decidida, lo que más deseaba era calmar ese calor que tenía en todo su cuerpo.Matthew la besaba tratando de transmitir todo el amor que estaba sintiendo por ella, quería hacerla sentir segura, querida. Sus manos agarraban el rostro de ella impidiéndole que se le alejara, pero poco a poco sus manos empezaron a descender por su cuello, llegando a sus hermosos senos, esos que le apartecía chupar desde que la vio con ese maravilloso vestido.Samantha no pudo evitar gemir al sentir las caricias de Matt, cuando le agarró sus senos y los manoseo a su antojo ella sintió que se le mojaban las bragas, cuando Matthew siguió con su recorrido hacia su espalda, ella quiso decirle que volviera a dónde estaba, pero no lo hizo, ese hombre la estaba volviendo loca solo con unas caricias, las cuales eran tan lentas, que la torturaban, sus besos y ca