Nick se restregó los ojos y se desperezó un poco mientras le servía café a la trabajadora social, que había hecho esta vez una visita de cortesía tras enterarse de todo lo que había ocurrido. —Lo lamento, señora Baptiste… —Lidya, por favor. —Lidya… Val no se ha sentido bien. No está durmiendo, ap
—No, al contrario, yo quiero ganarme todo de ti. La desnudó despacio, porque realmente tenía todo el tiempo del mundo para hacer el amor. Besó cada centímetro de su piel, disfrutándola, reconociéndola de nuevo mientras Valeria se volvía una pequeña hoguera entre sus brazos. Nick había estado desean
Valeria leyó aquella notificación y sintió que el pecho le iba a estallar de la alegría. Gritó, saltó, se colgó del cuello de Nick y lo besó sin importarle que los estuvieran viendo. —¡Por fin! ¡Dios! ¡Una buena noticia! —exclamó mirando al cielo y Nick la abrazó por la espalda, besando su cabeza m
—Lo hago. Y lo acepto. Lo único que quiero en este momento es firmar la paz —dijo extendiendo una mano hacia Elliot—. ¿Estás de acuerdo? Elliot miró esa mano por un momento y luego alargó la suya para estrecharla. —Por ella —advirtió. —Por ella —accedió Nick. —Y ahora explícame eso de que no est
—¡Val! —Nick no supo de qué forma ahogó aquel grito, pero la alcanzó en un segundo y la levantó en brazos, acostándola en la cama—. ¡Val, por Dios! La sacudió con toda la suavidad que los nervios se lo permitían y sintió que el alma le volvía al cuerpo cuando la vio reaccionar un poco. —¿Nick…? —
—De la bancarrota de los Jones —dijo Andrew, señalando a la comentarista que salía en la televisión. «Las últimas acusaciones contra la heredera de uno de los principales distribuidores textiles del continente, Empresas Jones, ha traído durante los últimos días una baja peligrosa en las acciones de
Andrew agarró su corbata, que según él era lo único que necesitaba para enfrentar a un batallón de carabineros, y estaban a punto de salir los cuatro por la puerta cuando Nick se detuvo. —¡Maldición! Valeria tiene cita con la doctora en un par de horas —recordó—. No me dará tiempo regresar… —Yo la
—No me importa, soy un rey feudal… tengo derecho. Nick miró su reloj y suspiró preocupado mientras marcaba el celular de Valeria. Debía estar en la consulta desde hacía una hora, y no saber de ella lo estaba atormentando. Por fin después del tercer repique Valeria le contestó. —¡Revoltosa por favo