Valeria leyó aquella carta de arriba abajo. —¿Es en serio? —preguntó desconcertada—. ¿Vas a renunciar a Bennet Design? —Voy a renunciar a mi puesto como CEO del estudio. Solo me mantendré como uno más de los accionistas —le explicó él. —Pero… pero… ¿por qué? —lo increpó Valeria sin comprender. Sa
Nick arrugó el ceño. —¡Pues felicidades! ¡Lo conseguiste! ¡Pero esta también te la voy a cobrar! Si quería provocarlo había surtido perfecto efecto. Layla ya le había hablado de aquella apuesta, pero aunque no lo hubiera hecho, Nick ya estaba convencido de que le dejaría pasar a Valeria casi cualq
Valeria le dio vueltas a las opciones que compra que tenía frente a ella en el escritorio. Estaba sentada en la misma silla que había sido de Nick por muchos años, y ahora la ocupaba ella. No le veía la luz al final del túnel a aquella oferta de los Jones. Todos sus instintos le advertían que se me
Juntó otros papeles y volvió a golpear la engrapadora.—¡Tú…! —golpe—. ¡Eres peor…! —golpe—. ¡…que Judas! —golpe.—O quizás no.—¡Dijiste que me apoyarías! —exclamó enojada mientras golpeaba la engrapadora con fuerza—. ¡Dijiste que…! ¡Eres un mentiroso!Golpe.Golpe.Una grapa se trabó y ella la sac
Valeria sintió el roce de sus labios sobre su mejilla y él se separó un segundo después. —Mejor cárgalo a mi cuenta, revoltosa, porque es probable que acabe haciéndote cosas peores que besarte. —¡Basta! —se escandalizó Valeria apartándose de él y Nick sonrió mientras negaba. Sí, aquella sería una
—Val… ¡Por Dios! ¡Eres deliciosa! ¡Te deseo tanto! Valeria cerró los ojos y se dejó consentir, sintiendo aquel calor que le bajaba hasta el sexo y que cada vez se iba haciendo más intenso. Movió las caderas de forma provocativa, sintiendo la violenta erección de Nick contra su intimidad, y gimió po
Nick condujo como si pudiera ver al diablo en el retrovisor de su coche. No pasaron ni veinte minutos desde que Layla le dijo que Valeria estaba en la comisaría, hasta que él llegó y entró por aquella puerta, desesperado. —¿Qué fue lo que pasó? —preguntó acercándose a su madre y a los gemelos, sin
Nick asintió. —Yo también lo creo —murmuró preocupado—. Y tienes razón, será mejor que busque la forma de estar cerca de ella. —¿Pensaste en la idea que te di? —La pensé y la ejecuté… —le sonrió Nick como no le había sonreído a su madre en muchos años—. Supongo que ahora todo depende de ella. Se