—¿Conoces a Steven Harris? —preguntó y Miranda pareció perder toda la borrachera en ese momento. —¡Noooo! Claro que no. Pero todos dicen que es el mejor, ¡y es nuestra boda, Nicky! ¡Solo quiero lo mejor! Nick asintió sin responder nada, pero salió de aquella casa con una pequeña espina enterrada.
—¡Te hice una pregunta! —rugió Nick con rabia mientras llegaba juntos a ellas—. ¿«Debimos» tú y quién más? Anna se puso pálida como un papel. Valeria sabía perfectamente de lo que ella hablaba, pero no esperaba que el señor Bennet la estuviera escuchando. —Fue… fue una expresión, señor Bennet. Ust
—No puedo seguir así, me estoy volviendo loco —dijo con voz ahogada—. Me disculpo por lo que pasó con Anna, sé que en el fondo también es mi culpa si la gente de esta empresa se comporta mal contigo, porque solo siguen mi ejemplo… —Tienes razón, es tu culpa. Pero las cosas ya no son como antes, no
Decir que Nick se había quedado pensando era poco. Se había quedado atormentado por cada una de las palabras de Valeria, porque estaba seguro de que todas eran ciertas. Y no tenía idea de cómo arreglar nada de lo que había hecho. El resto de su semana se resumió en esconder la cabeza entre papeles
—A mí me importan poco las intenciones de Miranda, me importa lo que vamos a hacer al respecto —había dicho Elliot mirándola a los ojos—. Si quieres dejar que esa mujer se salga con la suya, lo voy a aceptar por mucho que me duela; pero si no, vas a ir ahora mismo a arreglarte, te vas a vestir para
—Señorita Jones, nosotras no estamos en el mismo ramo de trabajo, porque usted no ha trabajado ni un solo día de su vida —se rio Valeria—. Y no considero ninguna desfachatez venir, es la fiesta de compromiso de uno de mis socios, y no lo veo particularmente molesto por verme aquí. ¿O acaso le incomo
No podía decir que todos habían escuchado aquella conversación que se había reproducido en el celular de Valeria, pero al menos dos docenas de personas la habían escuchado y eso era suficiente para hacer correr el chisme. Miranda parecía petrificada y a punto de explotar mientras Valeria guardaba s
—¿De cuál de los tres? —preguntó Layla con angustia llegando junto a ellos. —Lo siento, no lo sé, la ambulancia ya se los estaba llevando cuando yo llegué —dijo el detective. Nick apoyó las manos en las rodillas. Sentía que le faltaba el aire y su visión periférica se llenó de puntitos negros. —C