—Señor Bennet, un placer volver a verlo —dijo mirándolo a los ojos y Nick no pudo encontrar ni una sola gota de emoción en ellos. Era como si no lo conociera, como si no hubiera pasado nada entre ellos, ni bueno ni malo. Casi podía sentir sus dientes chocando unos contra otros, pero tenía encima la
Si el fantasma de su padre se hubiera levantado en aquella mesa delante de todos, la cara de Nicholas Bennet hubiera reflejado un espanto mucho menor. —¿Co-cómo que accionista mayoritaria? —rugió sin poder contenerse—. ¿Qué estupidez es esa? Valeria ni siquiera se inmutó a pesar de las miradas rep
Era mejor de lo que se había imaginado, pero este aún no sería el colapso de Nick Bennet. —¡No voy a permitir que se lancen esas colecciones bajo la marca de Bennet Design! —declaró con fiereza poniéndose de pie—. ¡Usted puede ser la accionista mayoritaria de este estudio, pero yo sigo siendo el CE
Nick se sentó delante de su computadora como si esta fuera su peor enemigo, y tecleó a toda la velocidad que podía el nombre de Valeria Williams. Sin embargo nada apareció. Ni un solo rastro de la muchacha en las redes, incluso aquella foto que le habían tomado desnuda en el recibidor de Bennet Desi
El cambio que había sufrido Valeria era drástico. Parecía como si ni siquiera necesitara pelear ahora, y él solo fuera alguien más entre los que pasaban por su vida. Nick estuvo el resto del día rodeando el edificio de Davies Inc., aunque sabía que no lograría hablarle si estaba escoltada por su se
Nick esperó, esperó hasta que los vio salir sonriendo y despedirse con un beso en la mejilla y un abrazo. Y así como estaba, medio ebrio y enojado, se subió a su auto y persiguió el de Valeria. No sabía por qué lo hacía, solo que tenía aquella inminente necesidad de sacarse lo que tenía entre pecho
—Tranquilo, no pasó nada que yo no pudiera manejar sola. Por favor, llévalo a su departamento, esta es la dirección —les pidió amablemente Valeria mientras escribía en una pequeña libreta—. No te molestes en acostarlo en su cama, con que llegue a su edificio me doy por bien servida. Se subió a su a
—¿Estás nerviosa? —lo gemelos preguntaron al unísono, se miraron y rieron. —Un poco —admitió Valeria—. Creo que estoy acostumbrada a ser anónima. —No existe una cosa como «anónima» en la industria de la moda, muñeca —le aseguró Elliot—. Tienes un estudio increíble que pronto será el más exitoso de