Nick esperó, esperó hasta que los vio salir sonriendo y despedirse con un beso en la mejilla y un abrazo. Y así como estaba, medio ebrio y enojado, se subió a su auto y persiguió el de Valeria. No sabía por qué lo hacía, solo que tenía aquella inminente necesidad de sacarse lo que tenía entre pecho
—Tranquilo, no pasó nada que yo no pudiera manejar sola. Por favor, llévalo a su departamento, esta es la dirección —les pidió amablemente Valeria mientras escribía en una pequeña libreta—. No te molestes en acostarlo en su cama, con que llegue a su edificio me doy por bien servida. Se subió a su a
—¿Estás nerviosa? —lo gemelos preguntaron al unísono, se miraron y rieron. —Un poco —admitió Valeria—. Creo que estoy acostumbrada a ser anónima. —No existe una cosa como «anónima» en la industria de la moda, muñeca —le aseguró Elliot—. Tienes un estudio increíble que pronto será el más exitoso de
—Claro que no, yo no soy como tú —siseó Miranda. —¡Por supuesto que usted no es como yo! ¡Jamás podría! —exclamó Valeria con suficiencia, dándole la vuelta a sus palabras—. Para empezar, yo estoy comportándome con toda la cortesía de una anfitriona, y usted se está comportando como una invitada ind
Le dio la espalda y se dirigió hacia Alan, que la recibió con los brazos abiertos y una mirada de fiera advertencia para Nick. El CEO de Bennet Design regresó junto a su pareja de esa noche, pero tal parecía que se hubiera tragado un tanque de gasolina y que se estuviera incendiando por dentro. Ten
Valeria lo vio también en cámara lenta. La forma en que Nick la miraba, buscaba aire y se tambaleaba. Tenía los ojos perdidos y se había puesto blanco como un papel. Lo que sí no había esperado era que se fuera de bruces contra el suelo. —Llama a una ambulancia —le orientó Alan mientras se acercaba
¡Y él la había lastimado! Se llevó las dos manos a la cabeza, sin importarle tirar de los sueros o lastimarse. Sentía que iba a explotar de la desesperación. ¡Valeria era la hija de Andrew Davies! ¡Jamás lo había engañado, siempre le había dicho la verdad! ¡Y él no había confiado en ella! ¡Él la h
Aquello no era un departamento, de repente se había convertido en un recordatorio cruel de todos los momentos que había pasado allí con Valeria y con Alice ¡Alice! Recordaba su carita en el hospital. Nada justificaba lo que le había hecho a Alice, y se merecía cada gesto de molestia y de desconfianz