Capítulo 0090
—¿De tu vida? ¡Ja! De tu oficina, quizás. No olvides que yo te parí, querido, y sé muy bien que no has dejado de pensar en ella ni un solo día.

Layla se levantó, le dio la vuelta al escritorio y tomando la carpeta la empujó contra el pecho de su hijo.

—Fírmalo. Quiero mi capital depositado en mi c
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