SEGUNDA OPORTUNIDAD

KIARA

¡Mujer! allá fuera hay vida, ya llevas semanas que no das señales de vida ¿Que te pasa?  Estás tan demacrada, mírate esas ojeras.

— No supero el accidente de Aless

— ¡Lo sé! Es una tragedia. Donatello está triste por ello, son cosas que pasan, toca seguir, despedimos a nuestros amigos y seres queridos, pero debemos prepararnos para recibir lo que llegan..

— Pierina, no me siento bien, creo que tengo algo viral, te puedo contagiar por favor déjame sola.

— ¡Aborta!

— Estaba conmigo Pierina! siempre estuvo conmigo, por que estoy esperando un hijo suyo.

— ¡Aló!

— ¿Aún sigues mal? Voy de camino a tu departamento, te cuidaré, no puedo dejarte sola amiga.

— ¿¡Qué!? ¡No! no vengas, no estoy, salí de viaje, emergencia de última hora. Mi tía, ¿la recuerdas?

— Si, claro, saluda de mi parte.

— Claro, lo haré, cuídate .

— ¿Estarás aquí para la fecha, ¿verdad?

— Por su puesto que si..

— Siempre te amé en silencio, te miré coquetear con otros, te amo Kiara, jamás amé a Pierina.

El joven magnate, y heredero del imperio Berlusconi, muere en un terrible accidente aéreo...

"Si tan solo tuviera una mínima oportunidad."

"¡No! no puedo hacerlo, ellos se aman."

— ¡Perdóname amiga! perdóname..

— ¡Pierina!......

Despertar con el rostro lleno de sudor y el corazón agitado, queriéndose salir por la boca. Era cosa de casi todas las mañanas la manera de despertar de Kiara.

Sus noches de sueños no eran tranquilas, las pesadillas, o quizás la conciencia recordándole lo que hizo, la atormentaba cada día.

— ¡Hija!Te escuché gritar — Rómulo acudió a su puerta tocando para ver a su hija.

— Estoy bien papá. No te preocupes — Respondió Kiara levantándose y caminando al baño a tomar una ducha.

Deslizó su camisón por la espalda y abrió la regadera se metió en ella y se dejó deslizar sobre la pared hasta llegar al suelo, sus lágrimas se mezclaban con la lluvia artificial.

Y es que en dos años que tenía de haber desaparecido de la vida de Donatello Rinaldi, y de los D'Alessio; Kiara no dejaba de tener pesadillas.

¿Era su conciencia?

Pues claro, era la conciencia que siempre le recordaba lo mal que había hecho.

Luego de una hora tratando de que el agua se llevara su arrepentimiento, salió, se vistió y bajó al comedor donde esperaban Rómulo y el pequeño Salvatore.

Rómulo dejó su tierra natal a causa de las trágicas muertes de su esposa e hija, Italia le dió una nueva familia, una hija y un nieto.

— Abuelo, ¿me llevas hoy a la granja? — Pregunta el pequeño Salvatore mientras se lleva un pedazo de fruta a su boca.

— Claro que te llevo mi nieto, tienes que aprender para cuando crezca te hagas cargo de los negocios. Respondió muy animado Rómulo al ver que ese pequeño le devolvió las ganas de luchar para darle una vida llena de comodidades y sobretodo amor.

— ¿Quien se va a la granja hoy? — Cuestionó Kiara con una sonrisa que nunca llegaba a sus ojos, bajando las grandes escalera de la mansión De la Rosa.

— ¡Mamita! El abuelo y yo iremos a la granja. ¿Verdad que si, abuelo?.

— Por supuesto que sí — Respondió levantándose y llegando al encuentro de su hija.

 — ¿Todo bien hija?. Preguntó mirando sus ojos tristes.

— Si papá, solo. — Sus palabras fueron interrumpidos por la voz llena de ternura de Rómulo.

— Ya lo sé hija, tranquilita. — Dio un beso en la frente y se dirigieron a la mesa.

El desayuno pasó entre planes para el día, mientras Kiara se preparaba para salir a la empresa.

Era la CEO del gran imperio de crianza de cerdos ibéricos para elaboración, producción y exportación del jamón más fino de toda Europa. JAMIBE. CORP. así como también la más grande corporación de producción del caviar más caro del mundo. CAVEST.CORP.

En esos dos años Rómulo retomó el control de sus empresas y enseñar a Kiara para que lo suceda en su lugar.

Kiara se despidió del pequeño Salvatore y de su padre, tomó sus pertenencias y salió del gran salón. En un Bugatti chiron super sport, su chófer Chemo, la esperaba con la puerta del auto abierta.

— !Buenos dias! Señorita Kiara. — Saludó muy atentamente.

— Chemo, buenos días. - Responde subiéndose a la parte trasera del auto.

El recorrido al trabajo fue en un silencio sepulcral, metida en sus pensamientos y recordando aquel día que aceptó desparecer con su hijo junto a Rómulo De la Rosa.

Flash back.

— ¿Adónde te llevo niña?

— No lo sé, no tengo donde ir.

— Niña ¿no tienes a dónde ir, nadie te espera? Yo no tengo familia, mi esposa murió hace dos años, mi hija murió dando a luz a mi nieto, no tengo a nadie.

Fueron las palabras de un solitario Rómulo, que sentía en ese momento que el destino, o quizás Dios le estaba devolviendo parte de una familia, esa mujer y ese bebé solos por las circunstancias de la vida.

— ¿Quieres ser mi hija? ¿Me darías el honor de ser el abuelo de tu pequeño Salvatore?.

La propuesta hecha por Rómulo, a Kiara la tomó por sorpresa, abrió los ojos, no podía creer lo que escuchaba. La vida le estaba dando a elegir, de regresar con el atormentado Donatello y soportar humillaciones o salir de ese pozo donde ella misma lo había cavado y caído arrastrando todo a su paso

"Dios una nueva oportunidad para empezar de cero"

Pensó Kiara y no solo la oportunidad de empezar de cero era para ella, si no, para su salvador, su pequeño salvatore, por qué fue él quien con su existencia logro mantenerla a flote.

¿Entonces por qué decir no?

— Lo acepto Rómulo, acepto que vea a mi hijo cómo su nieto.

— ¿Y a ti como mi hija? — Interrogó sintiendo su pecho estallar de la emoción, tendría una familia nuevamente.

— No soy digna de ser llamada tu hija Rómulo, cuando sepas lo que hice no querrás tenerme cerca de ti. - Expresó con la tristeza más grande que una persona pueda cargar.

— No digas eso mi niña, todos en este mundo cometemos errores, uno más graves que otros y si hoy, llevas a tu hijo en brazos dispuesta a enfrentar el mundo sola con él, eso significa que no eres una mala persona.

Las palabras del hombre eran calmante para su alma abatida.

— Gracias Rómulo, eres la única persona que cree en mi sin conocerme, los que me conocen, me aborrecen.

— Serás mi hija y de ahora en adelante nadie, escúchame bien, pequeña mía, nadie se atrevería a decirte alguna cosa ofensiva.

Dijo tomando sus manos y dejando un beso en ellas, limpió las lágrimas que rodaban por sus mejillas.

- No llores hija, deja todo el pasado atrás y juntos los tres empezaremos de nuevo una vida juntos.

Salió de su taxi para hacer unas llamadas, mientras Kiara miraba a su pequeño dormir muy plácidamente en sus brazos.

¿Será que cuando crezca y sepa la verdad, seguirá sintiéndose seguro en mis brazos? Se cuestionaba mentalmente.

— ¡Listo!. — Expresó muy emocionado, subiendo al taxi y dirigiéndose a un destino desconocido para Kiara.

— ¿listo? — Preguntó muy intrigada al ver la emoción en el hombre no más de cincuenta y cinco años, que parecía un niño con juguete nuevo.

— Hoy empezaremos nuestra nueva aventura como familia, me voy a divertir mucho con mi nieto.

Sentía y transmitía su emoción, que logró sacar un dibujo de sonrisa en los labios de la ahora su hija.

— Primero iremos con mis abogados.

— ¿¡Abogados!?

Preguntó algo preocupada.

— Si hija, abogados, serás mi hija por la ley y mi nieto también y así empezarás con tu nueva vida, como una De la Rosa. Serás Kiara de la Rosa.

Kiara se vio dudosa y temerosa.

¿Y si ese hombre le quitaba a su hijo?

Pero sintió alivio al escucharlo decir que la decisión era únicamente de ella.

— Solamente si tu lo deseas, no te obligo, hija.

" Si quiero empezar de cero, tiene que ser de raíz, empezaré cambiando mi apellido"

Luego del recorrido llegaron a uno de los bufetes de abogados más prestigiosos de Roma, el edificio destellaba lujo por donde se lo viera, Consorcio DROSMART. Eran las letras grandes en color dorado.

Se adentraron al estacionamiento, el guardia de seguridad saludó muy atento haciendo una reverencia a Rómulo y guiándolo a las puertas del ascensor.

— Bienvenido señor. — Saludó el guardia.

Llegaron al piso veinticinco, las puertas se abrieron en un piso donde estaban las oficinas del presidente del Consorcio, la asistente de apresuró a saludar y seguir a Rómulo a la oficina.

Todo aquello era extraño ante los ojos de Kiara. ¿Como por que reciben a un simple chófer de taxi como si fuera el presidente?

"Todo esto me parece extraño"

Pensó Kiara.

Se abrieron las puertas y fue entonces que se fijó un enorme cuadro de dos mujeres colgados a la pared donde decía Shirley y Stella De la Rosa .

Madre e hija. Asombrada miró a Rómulo y el entendió el interrogante en sus ojos .

— Si hija ellas son mi esposa y mi hija, ambas fallecidas.

— Son muy hermosas Rómulo. Pero ahora siento que no debo ocupar su lugar, soy...

Sus palabras se interrumpieron por el cuestiona miento de Rómulo.

— Nadie ocupará su lugar Kiara, ellas siempre serán lo que siempre fueron, mi esposa y mi hija. Tú serás mi hija por elección.

Kiara bajó la mirada se sentía indigna, su conciencia no dejaba de reprocharle su mala acción. Rómulo miró la tristeza en sus ojos, se acercó a ella acunó su rostro ente sus manos .

— No se lo que hiciste, y no quiero saberlo hija, tú sabrás cuando decirme ese secreto que te tiene triste. Tómate tu tiempo, sana tus heridas del alma perdonate y perdona a todos aquellos que te lastimaron, solo así tendrás la tranquilidad en tu alma.

Se abrazó a él como si estuviera a punto de hundirse en el más profundo pozo de oscuridad, Rómulo respondió a ese abrazo hambriento de amor.

Los abogados llegaron con los documentos donde reconocía a Kiara como su legítima hija. Kiara y Salvatore De la rosa.

— Frida lleve a mi hija y mi nieto a donde le pedí que hiciera una cita.

Kiara y Salvatore fueron llevados por Frida a uno de los pisos donde la esperaban los mejores diseñadores y personal profesionales de estilista de toda Italia.

Kiara llegó envuelta en su capullo y el proceso de su metamorfosis física fue un proceso que les llevo su tiempo.

Los estilistas hicieron su trabajo. Los diseñadores al igual que los de pequeños Salvatore hicieron su trabajo.

Frente al espejo estaba una hermosa mujer con sus ojos café profundo y sus cabellos color caramelo, Kiara era la más hermosa y exótica mariposa del paraíso.

Caminó a paso seguro, llegó a la oficina donde la esperaba su padre.

Con todos los documentos firmados, Rómulo entró por una puerta a una habitación que estaba dentro de su oficina, media hora después salió con un traje a medida color azul, Kiara lo miró muy sorprendida por el cambio tan drástico, lo vio entrar con una sudadera y pantalones de mezclilla y ahora frente a ella era otra persona un imponente hombre de negocios, lo vio tomar su teléfono y ordenó que prepararan su jet privado para viajar.

Rómulo miró a su hija, su pecho se hinchó de orgullo de verla tan hermosa y segura de si misma. Se acercó a ella dio un beso en la frente y un abrazo al que ella correspondió.

— Te ves hermosa mi hija. Dijo un padre orgulloso.

— Gracias Ro... Padre.

— ¿Lista para el viaje?

— ¿Viajar? — Cuestión algo confusa.

— Si hija, viajaremos a España, allá tengo otros negocios que requieren de mi presencia. ¿Vamos? — Preguntó extendiendo la mano en dirección a ella.

— Nos vamos a España. — Respondió con una sonrisa que no llegaba a sus tristes ojos.

Tomó su pequeño bolso que lo había puesto en un sillón y salieron, rumbo a su nuevo destino.

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