DESAPARECIDA

DONATELLO

Donatello Rinaldi, parado frente a las grandes ventanas de cristal con vista a toda la cuidad y en el piso número veinte, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón y como cada día de su vida metido en sus pensamientos y haciendo se una y mil veces la misma pregunta.

"Dos años mañana Kiara, dos años buscándote hasta por debajo de las piedras, ¿ Donde carajos te metiste?"

—  Señor, ya están todos en la sala de juntas, solo falta usted.

Lara me saca de mis cavilaciones, diciéndome que todos esperan por mi. Hoy será la firma donde me convierte en el socio mayoritario en una de las empresas de alimentos líderes a nivel mundial.

Pasó la mañana entre firmas y papeleo, dos horas después todos los socios salen de la sala de juntas quedando solamente Alex Marco Salmone, hijo del segundo socio de esta empresa

— Para ser dueño de una de las empresas de alimentos liderando en esta línea empresarial, no pareces tan feliz. — Expresa Alex trata de de entender a su amigo sobre su comportamiento.

— No todo en la vida es dinero y éxito empresarial Alex, todos tenemos un vida, y la mía es la más miserable que tú puedas imaginar.

— Si no me cuentas, seguiré imaginando lo peor, como que mataste a alguien y escondites el cuerpo. — Dijo con sarcasmo tratando de animar a su amigo.

—  Vamos te invito unos tragos. — invitando a Donatello que lo miró por un momento y sonrió al recordar a su gran amigo, hermano Alessandro. Suspiró tomó sus cosas y fue a su oficina.

— No puedo Alex te...

— No aceptó un no por respuesta amigo, vamos, anímate y vamos a festejar tus triunfos. — Le interrumpió Alex Marco.

— Tengo mucho trabajo Alex, otro día será.....

—  Otro día saldremos por otra razón, pero ahora saldremos a brindar por este logro en tu vida hermano .

— Alex Marco Salmone, ¿Te han dicho lo impertinente que eres?

— No, pero no me interesa lo que le gente piensa. Yo solo pienso en divertirme. ¿ Vamos?

Donatello resignado dejo todo lo que trato un mano y se dispuso a salir del edificio.

Salieron cada quien en su auto. Donatello siguiendo a Alex Marco. Condujeron por un tiempo de treinta minutos, llegaron al club y se dispusieron a desfrutar de la noche.

De su mente jamás salían los recuerdos del pasado.

"Que locura fue todo aquello, como pudiste idear tan grande locura Kiara"

Perdido en sus pensamientos bebieron hasta el amanecer, hablar de pasado con Alex Marco, fue como una liberación para su alma, sintió que dejaba caer una carga muy pesada que cargo por mucho tiempo.

— ¿Tal vez no has buscado bien? — Dijo Alex Marco llevándose el vaso para beber el último trago.

— No lo sé Alex Marco, no se, los detectives no encuentran rastros de ella, es como si Kiara Rossi jamás allá existido.

— Tiene haber un lugar. ¿ Su tía? .

Donatello negó con un movimiento de cabeza.

— Lo último que supo de ella fue, que le llamo para decirle que nos mudaríamos está cuidad.

— Entonces ella no quiere ser encontrada.

 Sentenció llevando el vaso a sus labios.

Donatello la buscó hasta debajo de las piedras y no podía dar con ella y su hijo. Y era eso que lo atormentaba día a día.

Salieron del lugar y cada uno tomó rumbo diferente para ir a su lugar de residencia. Donatello tomó rumbo diferente, condujo imaginando a su hijo creciendo sin el, llegó aquel lugar que compartió con Kiara.

Recorrió cada rincón de esa pequeña habitación se sentó sobre la cama acarició su almohada y termino quitándose los zapatos y se quedó en la que era la habitación de Kiara.

Cerró los ojos y recordó la noche que volvió a casa decidido a pedirle que le dieran una segunda oportunidad a esas relación.

Flash Back.

Aquella noche Donatello salió de su trabajo, caminó por las calles donde habían tiendas de ropa no la que le gustaría comprarle a la madre de su hijo, pero era un detalle para la ocasión miró en la vitrina y lo vió, compro un hermoso vestido de color rosa pálido, luego miró en otra vitrina, y vió los zapatos de tacón bajo, claro, por su estado no podía usar tacones altos, estos eran en un tono más subido al color del vestido, y por último una cartera de mano pequeña a juego con los zapatos. Después paso por una joyería y buscó un anillo de fantasía, ya después lo cambiaría por uno de más valor y por último fue por un gran ramo de rosas blancas.

Estaba decidido a decirle a Kiara que se dieran una oportunidad más para poder tener y darle una familia a su hijo, hizo recervaciones en un restaurante que se permitía pagar según sus ganancias,

Tomó un servicio de Uber y llegó al pequeño departamento donde vivían, salió del taxi pagó y caminó con premura al interior de la casa, miró en la pequeña sala pero no la encontró caminó hacia la cocina, y tampoco estaba.

No había nadie, miró en la habitación de ella miró el lugar donde tenía su maleta por si se adelantaba el parto pero no la vio, miró en el pequeño closet y lo poco que tenía seguía ahí.

Salió a la sala y marcó el número de ella sin tener respuestas.

Salió tan rápido como pudo, fue al hospital más cercano dio los datos y nada.

Marcó su número sin tener respuestas.

— ¿ Donde estas Kiara?

Se Preguntó, se reprochó, estaba frustrado no saber de ella ni de su hijo.

Tres días después de tanto buscar fue al hospital de dónde recibió la llamada.

— Buenos días, señorita. — Saludó cortésmente.

— Buenos días señor.

--- Recibí una llamada de aquí, por favor ¿me puede decir que sucedió?

 Dio sus datos mientras la asistente buscaba en su ordenador.

— Me espera un momento por favor.

— Por supuesto. — Miró su reloj tenía menos de veinte minutos para llegar a su trabajo.

La asistente del hospital llegó con un sobre y las muestras para que volviera a realizar la prueba si lo deseaba

—  Señor esto es lo que se lo tiene que entregar en el plazo dispuesto por la persona que dejo esta información.

—  ¿Tiene la dirección de esta persona?

—  No señor, está información llegó a través de un mensajero.

La sorpresa en el rostro de Donatello era tan evidente que la asistente no pudo sentir pesar.

Donatello recibió todo aquella información la colocó en un sobre y escribió la dirección de su padre.

—  Señorita por favor reenvié está información a esta dirección.

Donatello entregó toda la información y la dirección de la casa de sus padres y salió del hospital subió en un Uber y fue directo a lugar de trabajo.

Pasó todo el día con los pensamientos puestos en su hijo y kiara, se maldecía internamente por no tener el dinero suficiente para pagar un detective.

Por qué carajos le pasaban todas esa cosas a él.

Sus padres le quitaron la posibilidad de ver crecer a su hijo, eso no lo perdonaría jamás.

Al llegar al pequeño departamento, fue a la habitación de Kiara se duchó preparo algo de comer y empezó a llamar a cada compañera del trabajo y de la universidad de kiara, todas con el mismo resultado

— No la vi en días -

Donatello tiro su celular sobre la cama y el también lo hizo, mirando al techo de aquel triste departamento.

No vio la hora en que se quedó dormido sin saber exactamente lo que tenía que hacer.

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