Pero el silencio se hizo de repente cuando no entró uno sino tres oponentes a la jaula. No parecían los más peligrosos pero aun así iba contra las reglas. Aaron miró a Borisov, que lo observaba con una mezcla se satisfacción y molestia, como si estuviera feliz de haber conseguido la pelea pero no le
Nahia estaba furiosa. La chica estaba demasiado cerca de Aaron, con los brazos alrededor de él y la cara pegada a su cuello. Tenía los ojos entrecerrados y una sonrisa de satisfacción en el rostro, y Nahia sintió que una rabia repentina y desbordante se apoderaba de su cuerpo. Quería agarrar una sar
El segundo disparo le agujereó el otro pie y el hombre gritó de dolor. —Y que una cucaracha rastrera como tú —gruñó con rabia poniendo el cañón contra su mano—, se atreva a poner un dedo sobre mi familia y crea que yo lo voy a dejar pasar... bueno, ese es otro gran error. El tercer disparo le hizo
Nahia ni siquiera lo miró mientras subían en el ascensor, pero de vez en cuando le daba vuelta en la mano a aquella sartén y Aaron la miraba de reojo, como si no creyera que de verdad fuera tan violenta. Sin embargo apenas entraron a la habitación cuando ella le apuntó con aquel sartén con más conv
A lo lejos, el reloj marcaba las ocho de la mañana y Nahia alcanzó el control remoto que corrió completamente las cortinas de la habitación. —Para mí la noche no se ha terminado —murmuró y Aaron sintió que se le aflojaban las rodillas por primera vez desde que se había subido a aquella jaula. —Nah
—Claro que hay mucho más... hay todo un cielo allá arriba y yo quiero que tú lo alcances conmigo, nena —lo escuchó decir Nahia mientras se derretía entre sus brazos. —Entonces voy a comprar todos los pasajes en ese avión, Robocop —contestó besándolo de nuevo. Aaron levantó a Nahia, la hizo enredar
A Aaron se le hinchó el pecho solo de escuchar aquello y la besó con desesperación, como si fuera un sueño que pudiera escapársele. Pero la felicidad, que parecía que podía durar para siempre, pronto se vio amenazada por una buena noticia. No una mala, no, una buena noticia. —Todo parece indicar q
Nahia sintió que estaba dejando ir un pedacito de su alma cuando Aaron se despidió de ella. —Pórtate todo lo bien que puedas —le sonrió él, ya en la puerta, mientras tomaba sus labios con un beso suave. —¿Estás asumiendo que me voy a portar mal? —Por supuesto, pero eres una chica grande y sé que