Los Orlenko construyeron todo un gimnasio de rehabilitación en la casa de Nahia y Kyle aprendió a caminar solo pocos meses antes de que Julie lo hiciera. Era lindo verla tratar de imitar a su hermano mayor, así que aquellas dos medias familias tuvieron que unirse más que nunca para poder construir u
—¡Lo mato, es que yo lo mato...! ¡Y luego lo entierro debajo de la jaula! —exclamó Nahia con el corazón acelerado. Nahia salió de las sombras hacia la noche, y la luna llena brillaba lo suficiente como para iluminar el pequeño sendero que atravesaba el patio trasero de la casa de Aaron. Esa noche h
—Porque a él le hace feliz creer que me sorprende y a mí me gusta que sea feliz —murmuró ella con una sonrisa—. Pero la verdad es que no habrá un peleador que le dure. Apuesta fuerte, apuesta por él, y ganarás esta noche. Nathan la vio caminar hacia la jaula mientras por la puerta entraba un austra
Extra NATHAN Y MELI Seis meses después. —¿Sabes qué, Miss Tropiezo? Creo que los hicimos muy bien —sonrió Nathan viendo desde la puerta cómo Sophia ayudaba a su hermana con el peinado y el maquillaje. —Claro que los hicimos bien —sonrió Meli—. Criamos a unos buenos hijos que han sabido conquista
La banda de chiquillos salió corriendo del cuarto y Maddi se llevó las manos a la cintura mientras él caminaba en su dirección todo zalamero. —El helado no resuelve las cosas, señor ricitos —se quejó, pero la sonrisa en el rostro de su marido era demasiado linda como para regañarlo. —Si no puedes
—¡Señora, por favor, se lo suplico! —Los ojos de Amelie estaban brillantes por las lágrimas que intentaba retener—. De verdad necesito un trabajo. Sara Atkins, encargada de Recursos Humanos de King Holding Corporation, más conocido como el Grupo KHC, era una señora amable, pero la realidad era que
Amelie sentía que le dolían hasta las pestañas por el impacto de aquella camioneta. Rezaba para no haberse roto ninguna costilla, pero estaba segura de que muy pronto tendría un cardenal en todo el costado derecho. Sin embargo, si esperaba descansar un poco después de semejante día, estaba muy equiv
¡NUNCA! ¡JAMÁS! ¡EN TODA SU VIDA...! Nathan King había sido humillado de esa manera por nadie, no hablemos ya de que lo hiciera una empleada de tan baja categoría como aquella. —¡Despedida! ¡Despedida! ¡Despedida! —gruñía mientras se sacudía los tacones de los pies, arrancaba el maletín ejecutivo d