¿Que Aaron Orlenko era un buen hombre? Sí, eso sí. ¿Que era un dechado de virtudes...? Pues eso no. Y se dio cuenta en el mismo momento en que escuchó aquel "Nos vemos mañana" y sintió que estaba loco por nalguear a Nahia y no de la mejor manera. No dijo ni una palabra en todo lo que quedó de tarde
—Hola, ¿cómo estás? "Trabajando para ti aunque todavía no sé por qué", respondió Josh. "Pero logré conseguir lo que me pediste. No tiene muchos años así que por suerte todos los archivos estaban digitales, solo te advierto que son muchos" Nahia casi saltó de alegría. —¡Mándame esas fotos de inmed
—¡Lo siento! Vengo corriendo y escapada —jadeó ella con una sonrisa. —Tranquila, estaba viendo el entrenamiento —le dijo él. Aaron se acercó lo suficiente para escucharlos sin ser visto, y observó cómo el chico se metía una mano en el bolsillo y sacaba una llave que le entregó a Nahia. —Recuerda,
¿Frustrado? ¿Decepcionado? ¿Había palabras más fuertes que esas para describir lo que sentía? ¡Ah, sí, enojado, estaba profundamente enojado porque ella había aceptado la llave de la residencia de un chico! ¡Para luego fuera a decirle que le estaba haciendo un puto favor! —¿Todavía estás cuidando a
Le lanzó las llaves y Aaron las atrapó en el aire, anonadado. —Vaya... el que venga después de mí... —siseó forzando una sonrisa—. No te mides ni un poco, ¿verdad? ¿Al que venga después de mí también te le vas a restregar? Nahia apretó los labios pero se metió las manos en los bolsillos y asintió
Aaron quería que la tierra se abriera y se lo tragara. No podía creer la estupidez que había hecho. Casi le temblaron las manos mientras hojeaba aquel álbum. Había escuchado esa impresora hasta la madrugada hacía dos días. Ella se había desvelado toda la noche haciendo aquello y él... Pasó saliva y
Aaron la vio esbozar una sonrisa sarcástica porque era evidente que ella no era de las que co-participaban en nada. —¡Vanessa no me gusta! ¡Por eso besarla fue una estupidez! ¡Lo hice porque estaba celoso! ¡Creí que te habías escapado para verte con el condecito! —espetó él con frustración. —¿Con
Aaron lo miró de arriba abajo. Era un poco más alto que él, y físicamente todo lo opuesto: rubio, ojos claros y cara de presidente de la maldit@ república. Vaya, lo que se llamaba un hombre de su casa, pero bien formado y con un arma. —Buenas tardes, señor Orlenko —lo saludó con respeto el guardaes