Jeff Carter se puso pálido como la cera al oír esas palabras y se sentó pesadamente en su silla ejecutiva mirando a su hijo. —¿¡Casi atropellas a una persona!? —gritó furioso—. ¿Y dices que ella está tratando de cargártelo? ¡Como si no alcanzara quiénes son, ahora tengo que besar el suelo por donde
Realmente no estaba para disculpas, estaba muy molesta con Austin, no lo había visto en seis meses y el primer día, la primera hora que se veían pasaba aquello. No estaba muy animada a perdonarlo, pero en cuanto abrió la caja y vio aquella pulsera sintió que se enternecía. Era la única cosa que su n
Aaron quería ahogarlo con sus propias manos, no podía creer que algo medianamente parecido a un humanoide fuera capaz de tener pensamientos tan asquerosos por uno de sus semejantes. —¿Es una maldit@ broma, Carter? —siseó. —No, para nada. Fíjate que los King son una familia con mucho dinero, y Nahi
—Gracias hermanito —sonrió Aaron y por el resto de la tarde se dedicó a ver cómo Austin se preparaba como si de verdad estuviera haciendo todo aquello por la mujer que amaba. Un par de llamadas más y a las siete cincuenta tocaron a la puerta. Pero cuando Austin abrió de par en par con su sonrisa má
Realmente que Austin le pusiera lo cuernos o no la tenía sin cuidado. Nahia había ido allí esa noche para romper con él, y la única razón por la que había aceptado verlo en su departamento era para ahorrarse el escándalo en público, porque estaba segura de que alguna payasada iba a hacer. Verlo fol
—¡Maldit0 infeliz! —gruñó Aaron despabilándose del todo—. ¡Y me imagino que para retirar los cargos pedirá dinero! —La denuncia la puso su abogado —le explicó Caleb—. Hackeé la laptop del tipo y sí, hay un borrador de una demanda por tres millones a la familia King para retirar los cargos. Seguro q
El hecho de que Nahia decidiera quedarse en Inglaterra no fue una sorpresa para Nathan. Ya sabía que su hija quería estudiar en Oxford, como lo habían hecho antes sus hermanos Sophia y James, pero le pareció que estaba demasiado tranquila, como si no supiera que había dejado un problema detrás en Es
—Sí, fui yo —respondió Nathan con tranquilidad—. Y las malas condiciones son en las que mejor se conocen a las personas. Tú me llamaste para advertirme que iban a arrestar a mi hija. Le hizo un gesto para que lo siguiera y los dos salieron al estacionamiento del precinto. —Nahia no se merecía el e