—Amor, tengo algo importante que contarte —le dijo y Rex la miró con expectación. Sophia respiró profundamente y lo abrazó con una felicidad desbordante. —Estoy embarazada de nuevo —dijo, mirándole a los ojos—. Y esta vez creo que sí será varoncito. Rex la miró atónito, con la mandíbula ligeramen
SINOPSIS James King, heredero de uno de los imperios más grandes de publicidad del mundo, a sus veintiocho años ya lo tiene todo: atractivo, dinero, estatus y una bella esposa. Lo único que no tiene es precisamente lo que más desea: un hijo, y eso también parecer ser lo único que su esposa no está
Dos semanas después. Maddi miró las escaleras con expresión desesperada. El único ascensor del edificio estaba atorado o por algún motivo no quería funcionar, y ella debía subir ocho pisos hasta el departamento que compartía con su novio. Normalmente eso no hubiera sido un problema, después de tod
El mundo se derrumbó a sus pies. Maddi sintió como si fuera a vomitar, y se cubrió la boca con una mano. Se apoyó en la pared intentando caminar, alejarse de allí, algo. Sus ojos enfocaron las puertas abiertas del ascensor y la figura de un hombre parado en el umbral. Y esa figura se fue desdibujand
—¡Tu mami como siempre salvándote el trasero! —rio Will. —¡Ni que lo digas! ¡Ni besando el suelo por donde esa mujer pisa tengo cómo pagarle! —murmuró James—. Esto solo es una contrademanda, le estoy ofreciendo a Sabrina una pensión por un tercio de mi sueldo como dispone la ley. Diez mil euros men
James se sorprendió de lo liviana que era aquella chica cuando la levantó en brazos. No pudo recoger sus cosas, solo se la llevo a ella a su departamento y la acostó en el sofá. Cruzado sobre su hombro había un bolso, James lo abrió y encontró su identificación, leyendo su nombre: Maddison. —Maddis
—Yo no puedo pagar esto... —balbuceó asustada. —Tranquila, lo estoy pagando yo. —Eso no está bien... ¡ni siquiera te conozco! —exclamó ella. —Pues no dejes que el médico se entere, porque viene por ahí —le advirtió James y en efecto, un segundo después el médico les sonreía. —Señorita Grant, ya
Maddi no sabía si estaba aterrada y confundida... o simplemente a aquel hombre se le había ido la cabeza. Sacó su mano de entre las suyas con un gesto brusco y su primer instinto fue retroceder en la cama. —Quiero que venga una enfermera... Aléjate de mí. —¡No, Maddi, espera...! —James pensó rápid