"...la señorita King está embarazada". "...la señorita King está embarazada". "...la señorita King está embarazada". "...la señorita King está embarazada". "...la señorita King está embarazada". Aquella frase se repetía una y otra vez en la mente de Rex. No iba a preguntar "cómo" porque eso ya
Nathan le agradeció y luego volvió a la habitación con su hija. La prioridad era mantener a Sophia tranquila y feliz. —Meli, cielo, ¿pueden darme un momento con ella? —pidió Rex y tanto Nathan como su esposa entendieron por qué debían hablar a solas. Apenas salieron Sophia se movió y le hizo espac
Sophia sonrió emocionada. —¿Hoy? ¿Quieres decir...? ¿Ahora mismo? —preguntó sin poder creer que Rex estuviera tan loco. ¡Bueno, sí lo creía, pero últimamente había estado tan calmado que no parecía algo muy propio de él! —Sí, amor, ahora mismo —respondió Rex—. Mira, agarramos nuestros papeles, no
La fiesta fue un éxito, todos bailaron y celebraron hasta altas horas de la madrugada. Y para los novios, fue una noche perfecta, llena de amor, risas y pasión. Ahora sabían que su amor era fuerte y que podría superar cualquier obstáculo juntos. —Ahora —dijo Sophi cuando los demás finalmente se can
Ocho años después. Sophi se tocó la pancita que ni siquiera se notaba todavía. Era su tercer embarazo y estaba pensando en una forma linda de contarle a Rex mientras ponía los adornos de la fiesta de los siete añitos de Abby. La niña jugaba en el jardín con Amaya, su hermanita menor de tres años,
—Amor, tengo algo importante que contarte —le dijo y Rex la miró con expectación. Sophia respiró profundamente y lo abrazó con una felicidad desbordante. —Estoy embarazada de nuevo —dijo, mirándole a los ojos—. Y esta vez creo que sí será varoncito. Rex la miró atónito, con la mandíbula ligeramen
SINOPSIS James King, heredero de uno de los imperios más grandes de publicidad del mundo, a sus veintiocho años ya lo tiene todo: atractivo, dinero, estatus y una bella esposa. Lo único que no tiene es precisamente lo que más desea: un hijo, y eso también parecer ser lo único que su esposa no está
Dos semanas después. Maddi miró las escaleras con expresión desesperada. El único ascensor del edificio estaba atorado o por algún motivo no quería funcionar, y ella debía subir ocho pisos hasta el departamento que compartía con su novio. Normalmente eso no hubiera sido un problema, después de tod