Sophia se tropezó con el primer escalón abollado de la entrada de aquel teatro abandonado. Edgar Hudson la hizo subir los escalones a tropezones y la empujó dentro de un ático con un domo enorme. En otro tiempo aquello parecía haber sido un club lujoso, pero ahora solo había cosas viejas por todos l
Arriba, mientras daban una segunda vuelta por todas aquellas locaciones, Nathan y Rex casi se dejaban dominar por la desesperación y la angustia, cuando los ojos de este último captaron un enorme letrero brillante sobre el cristal del domo. Un gran "SOS" junto al que habían pintado una pequeña balle
"...la señorita King está embarazada". "...la señorita King está embarazada". "...la señorita King está embarazada". "...la señorita King está embarazada". "...la señorita King está embarazada". Aquella frase se repetía una y otra vez en la mente de Rex. No iba a preguntar "cómo" porque eso ya
Nathan le agradeció y luego volvió a la habitación con su hija. La prioridad era mantener a Sophia tranquila y feliz. —Meli, cielo, ¿pueden darme un momento con ella? —pidió Rex y tanto Nathan como su esposa entendieron por qué debían hablar a solas. Apenas salieron Sophia se movió y le hizo espac
Sophia sonrió emocionada. —¿Hoy? ¿Quieres decir...? ¿Ahora mismo? —preguntó sin poder creer que Rex estuviera tan loco. ¡Bueno, sí lo creía, pero últimamente había estado tan calmado que no parecía algo muy propio de él! —Sí, amor, ahora mismo —respondió Rex—. Mira, agarramos nuestros papeles, no
La fiesta fue un éxito, todos bailaron y celebraron hasta altas horas de la madrugada. Y para los novios, fue una noche perfecta, llena de amor, risas y pasión. Ahora sabían que su amor era fuerte y que podría superar cualquier obstáculo juntos. —Ahora —dijo Sophi cuando los demás finalmente se can
Ocho años después. Sophi se tocó la pancita que ni siquiera se notaba todavía. Era su tercer embarazo y estaba pensando en una forma linda de contarle a Rex mientras ponía los adornos de la fiesta de los siete añitos de Abby. La niña jugaba en el jardín con Amaya, su hermanita menor de tres años,
—Amor, tengo algo importante que contarte —le dijo y Rex la miró con expectación. Sophia respiró profundamente y lo abrazó con una felicidad desbordante. —Estoy embarazada de nuevo —dijo, mirándole a los ojos—. Y esta vez creo que sí será varoncito. Rex la miró atónito, con la mandíbula ligeramen