Los ojos en blanco, ¡eso era lo que tenía! ¡los ojos en blanco! Sophi se perdía en aquella excitación que solo Rex podía provocarle. Quería matarlo por ser tan idiota, pero no podía evitar desearlo profundamente, y sus dedos acariciándola solo la iban volviendo loca. —¿Quieres saber lo que voy a ha
—¡Eso fue tu culpa, imbécil! —replicó ella. —¡Pues esa me la voy a sacar a orgasmos, ¿cómo ves?! —siseó besándola con violencia mientras acariciaba su sexo y extendía su humedad, y Sophi se tensó al sentir su miembro presionar en la entrada de su trasero. —Espera... —intentó protestar, pero aquell
Rex estaba nervioso, era inútil negarlo. Sophia dormía a su lado, acurrucada contra un costado de su cuerpo mientras él miraba al techo con una mano bajo la nuca. Ni siquiera podía empezar a describir lo agradable que era sentir su calor contra él. Era pequeña y era suya, y no podía imaginar nada me
—¿La que llevaste al aeropuerto? —Claro que no, Sophi, sabes por qué llevé a esa chica, a... este... —Rex arrugó el ceño y Sophi suspiró. —Ni siquiera recuerdas cómo se llama, ¿verdad? Rex negó encogiéndose de hombros. —Sabes bien por qué la llevé, pero ya tenía todo listo para salir volando a E
—Es que eras muy difícil de conquistar. Necesitaba ayuda —se justificó ella encogiéndose de hombros, pero en vez de estallar de nuevo Rex asintió con una sonrisa malévola y la atrajo hacia él para besarla. —Dos palabras para ti: Estás castigada —dijo en su oído y a Sophi se le escapó una risita píc
Rex estaba apoyado en la baranda de proa, mirando al agua que pasaba veloz a los costados del barco. Sophia se acercó a él despacio y pasó un brazo bajo sus hombros mientras se acurrucaba contra su pecho. —Lo siento por todo —murmuró ella con voz suave—. Supongo que sí estuvimos a punto de provocar
—¡Cierto, muy cierto! ¡Ya todos dejen tranquilo a Willcito y su Greñas! —sentenció Rex golpeando la mesa. Dos días pasaron mientras la familia navegaba y se divertía, hasta que cierta tarde Rex y Sophi se detuvieron impresionados antes de entrar al puente de proa, porque allí arriba estaba pasando
—¡¡¡POR LOS NOVIOS!!! —gritaron todos. Al final, fue un día inolvidable que marcó un nuevo capítulo en la vida de Will y Connan. Estuvieron rodeados de amigos, familiares y seres queridos que les apoyaron en todo momento, lo que hizo que fuera una ocasión verdaderamente especial que siempre recorda