—¿La que llevaste al aeropuerto? —Claro que no, Sophi, sabes por qué llevé a esa chica, a... este... —Rex arrugó el ceño y Sophi suspiró. —Ni siquiera recuerdas cómo se llama, ¿verdad? Rex negó encogiéndose de hombros. —Sabes bien por qué la llevé, pero ya tenía todo listo para salir volando a E
—Es que eras muy difícil de conquistar. Necesitaba ayuda —se justificó ella encogiéndose de hombros, pero en vez de estallar de nuevo Rex asintió con una sonrisa malévola y la atrajo hacia él para besarla. —Dos palabras para ti: Estás castigada —dijo en su oído y a Sophi se le escapó una risita píc
Rex estaba apoyado en la baranda de proa, mirando al agua que pasaba veloz a los costados del barco. Sophia se acercó a él despacio y pasó un brazo bajo sus hombros mientras se acurrucaba contra su pecho. —Lo siento por todo —murmuró ella con voz suave—. Supongo que sí estuvimos a punto de provocar
—¡Cierto, muy cierto! ¡Ya todos dejen tranquilo a Willcito y su Greñas! —sentenció Rex golpeando la mesa. Dos días pasaron mientras la familia navegaba y se divertía, hasta que cierta tarde Rex y Sophi se detuvieron impresionados antes de entrar al puente de proa, porque allí arriba estaba pasando
—¡¡¡POR LOS NOVIOS!!! —gritaron todos. Al final, fue un día inolvidable que marcó un nuevo capítulo en la vida de Will y Connan. Estuvieron rodeados de amigos, familiares y seres queridos que les apoyaron en todo momento, lo que hizo que fuera una ocasión verdaderamente especial que siempre recorda
Cabe decir que una cama nueva fue lo menos que tuvo que comprar Rex, porque cuando regresaron del viaje y por fin Sophia enfrentó de nuevo el departamento de Rex, las primeras palabras que salieron de su boca fueron: —Dime una sola superficie aquí donde no haya puesto su trasero una mujer. Rex lev
Sophi estaba ahora a la cabeza del grupo KHC y Rex seguía dirigiendo la compañía Lanning. Cada mes Nathan les repetía lo mismo: —¿Y para cuándo los nietos? —Papá, tienes que hacer un esfuerzo por calmarte —le dijo Sophi riéndose un día—. Acuérdate de que Rex ya está viejito, y con tanta presión...
—¿Sabes qué? Quiero que abras ese juego. —Pero... —Rex la miró con sorpresa y ella sonrió. —¡Hazlo por mí! Además voy a llevarte un regalo —dijo Sophi con un guiño, y aunque él sabía que estaba planeando una de las suyas, accedió. —Está bien, pero tengo que irme ya, tengo mucho que organizar toda