Rex sintió que el corazón se le encogía, nueve años después era capaz de recordar esas palabras. Esas mismas que habían salido de su boca cuando le había propuesto sumarse a aquella orgía que ya tenía con otras tres mujeres. —¿Estás haciendo esto para vengarte de mí? —le preguntó mirándola a los oj
—¿Esssss mi impresiónnnn... o tú estás tratando de noquear a Willllllcito? —le preguntó Nathan en un susurro, arrastrando la lengua. —¡Cállate que esto es por tu culpa! —gruñó Rex—. ¿Cómo se te ocurrió dejarlos dormir solos? —¿Y qué te crees que hacccccccen en Europa? ¿Jugar a las casitasssssss...
Sophia abrió mucho lo ojos cuando Meli dijo aquello: —¡¿Y por qué no se casan aquí?! —¿Eh? Pero si ella casi había escupido el café, Rex se había quemado con él hasta el esófago y a alguien no le había pasado desapercibido. —Mamá, entonces tendríamos que hacer una boda doble —respondió Sophia—.
—Sí, claro —asintió Rex porque no podía decir otra cosa. Así que mientras comenzaban los preparativos para la boda, él se disculpó y se retiró a su habitación, contemplando a todos a través de la ventana. No sabía qué era lo que sentía, quizás era un poco de envidia, muchos celos, tal vez tristeza,
—¿Y para cuántos invitados? —preguntó este último. —Pues... ya veremos, igual solo será la familia —respondió Will con alegría. —¿Y si seguimos buscando? —preguntó Rex viendo que aquella decisión se tomaba demasiado rápido—. ¿Quizás podamos encontrar algo mejor? —¿Algo mejor? —Will arrugó el ceño
Sophi sonreía porque tenía que sonreír, pero en el fondo seguía sintiendo aquel mismo vacío insoportable que le ponía las lágrimas al borde de los ojos cada cinco minutos. La familia regresó a la casa, pero ella y Will se quedaron un poco más en el puerto, disfrutando del aire del mar y tratando de
—¿¡Esto es lo que quieres, bebé!? ¿Eh? ¿Esto es lo que quieres...? Del otro lado solo se escucharon gemidos más fuertes, llenando el aire con una nueva sensación de urgencia y de placer. Dentro de aquella casita había sudor, jadeos y nalgadas, gemidos apenas contenidos y cuerpos calientes moviéndos
La mujer la miró un poco asustada, porque Sophi tenía cara de quien es perfectamente capaz de cumplir una amenaza, y enseguida salió corriendo de allí. Ella suspiró con molestia. —¿Por qué siempre tiene que haber una falda rondándote? —gruñó mientras le levantaba la cabeza, y él le sonrió con aque