La casa era un hervidero de invitados, todos estaban felices por el regreso de los niños y la recuperación de Rex. Sophia le había hecho un enorme cartel de bienvenida y habían organizado una verdadera celebración. En el jardín trasero, el equipo de los Patriots jugaban contra un improvisado equipo
—Como su padre —añadió Nathan. Se quedó pensativo por un minuto y luego puso una mano en el hombro del motociclista—. ¿Sabes qué, Wayne? Tú y yo tenemos que hablar de la educación superior de ese pequeño nerd. ¡Algo tendrá que estudiar cuando termine la preparatoria, y creo que eso de diseñar autos
Nathan insistió en que volviera a subir la escalera primero, y ella finalmente cedió con una risa. Él la siguió de cerca, con sus manos recorriendo su cuerpo a medida que avanzaban. Solo cuando estuvieron a salvo en la privacidad del avión, se permitió besarla de verdad, profunda y apasionadamente.
—¡Más! ¡Más, por favor! —gimió Meli y Nathan sonrió extasiado, decidido a complacer a aquella mujer para el resto de su vida. La agarró por la cintura y comenzó a moverse con más fuerza, sacándola de su mundo de sensaciones para envolverla en una tormenta de placer donde no había nada más que los d
Viajar era espectacular, pero no había nada, absolutamente nada como esa sensación de regresar a casa. En cuanto Nathan y Meli atravesaron la puerta, se vieron envueltos en una oleada de abrazos y besos de sus hijos. Felices de estar de vuelta, los dos pasaron el resto del día poniéndose al día con
Nathan llevaba un traje negro y Meli un vestido azul de seda que le llegaba hasta los pies. Nathan estaba ansioso e irritable. No podía dejar de pensar en la última vez que habían interactuado con los Wilde, hacía ya dos años. Aquiles y Heather eran gente despreciable, miserables ladrones, y Stepha
Thomas Bharon pasó por todos los colores del arcoíris mientras Amelie lo miraba a los ojos. —¿Está segura de lo que está diciendo, señora King? —siseó entre dientes y Meli achicó los ojos—. Usted parece una mujer inteligente, ¿le parece inteligente enemistarse con el gobernador? Meli sonrió con in
—Lo sé, pero no la capturaron llevando a los niños, solo tiene en contra la declaración de varias personas al azar, y por desgracia Rex no pudo ver la cara de quien lo apuñaló —le explicó el fiscal, frustrado también. —¡Pero ella confesó! ¡Ella confesó, lo hizo delante de mí, delante de las cámaras