Nathan sintió un dolor tan profundo como jamás había sentido en su vida, pero separó a Sophia de él y tomó su pequeño rostro entre las manos. —No, mi amor, claro que no. Escúchame, ¡escúchame! Meli no se fue por tu culpa, te lo aseguro. Nosotros acordamos que podíamos vivir todos juntos —mintió Nat
Durante horas, largas y tortuosas horas, Nathan King se encerró en aquella habitación, consumido por el dolor. No podía creer todo lo que había pasado, todo lo que había perdido en unos pocos días. No tenía ni idea de que Meli estaba embarazada, y luego le llegó a la mente aquella cena donde ella es
—¿Entonces eso es lo que te molesta? ¿Que no seguiste siendo el centro de esta casa aun en coma? ¿Que Nathan no permitió que tu hija sufriera y te extrañara? ¿Ese es el problema? —gruñó el abuelo—. Que te quede claro algo, no apruebo lo que Nathan hizo pero sé que protege a su hija a toda costa, y e
—¿Está bien la señorita? —Solo le dimos un jugo —dijo la azafata. —No se preocupen —los tranquilizó Rex—. Es que está embarazada y casi todo le cae mal. La tripulación suspiró con alivio y la azafata se sentó junto a Meli, tomando su mano. —Felicidades, corazón. ¿Estás en tu primer trimestre, ve
Meli sonrió al ver la residencia que los esperaba a ella y a Rex. Era una pequeña villa de estilo victoriano, y decimos pequeña porque solo tenía siete cuartos. Se instalaron enseguida y los señores Lanning consiguieron su propia mansión a la que mudarse, lo suficientemente cerca como para estar pre
Extrañaba muchísimo a Nathan, eso no podía negarlo. Sentía que su corazón se rompía un poco cada vez que lo veía salir en alguna revista. Siempre lo fotografiaban solo, pero ella sabía que su esposa y su hija estaban esperándolo en casa. Mientras más tiempo pasaba sin Nathan, más se sentía fuerte y
Jamás en toda su vida Marilyn había esperado ver delante de ella un documento como aquel. Todo, absolutamente todo lo que había hecho desde que había conocido a Nathan King y se había enamorado de él, había sido única y exclusivamente para no perderlo. Y ahora estaba allí, frente a una demanda de d
Marilyn apretó los dientes con una mueca de desprecio. —¡Pues por las malas será! Sin embargo no tenía ni idea de cómo podían ser "las malas" con Nathan King. Esa misma tarde se encontró una maleta en la puerta de la casa y la instrucción de mudarla a uno de los pequeños estudios que usaban los em