Marilyn apretó los dientes con una mueca de desprecio. —¡Pues por las malas será! Sin embargo no tenía ni idea de cómo podían ser "las malas" con Nathan King. Esa misma tarde se encontró una maleta en la puerta de la casa y la instrucción de mudarla a uno de los pequeños estudios que usaban los em
—Sophi, ya hablamos de esto —murmuró Nathan. —Lo sé, pero el psicólogo también me explicó lo que le pedí, que devolviera a mi hermanito... eso no estuvo bien —murmuró la niña con tristeza, pero sin llorar. Últimamente se había vuelto retraída y pensativa, y para Nathan aquella era una forma terribl
Nathan se quedó mirando cómo aquella chica se llevaba al bebé. Era un niño hermoso y fuerte, muy vivaz y risueño. Se veía muy lindo con aquella mini camiseta del equipo con el número 20. No pudo evitar pensar que si su hijo con Meli hubiera nacido quizás tendrá la misma edad de ese bebé. —Y probabl
—¡Quédate con el bebé! —le dijo a la chica que venía con ella y que le hacía las veces de niñera de James. Corrió gradas arriba y empezó a llamarlo, pero entre el griterío de la gente no sabía si él no la escuchaba o no quería detenerse. Alcanzó los corredores internos y gritó su nombre con desespe
Meli sonrió emocionada y se bajó de encima de Nathan mientras iba a colgarse del cuello de Paul, que la abrazó con fuerza. —¡Todavía no me lo creo! —exclamó el hombre emocionado—. ¡De verdad estás viva, muchacha! Meli miró a Nathan y pudo ver el mismo alivio triste en los ojos de los dos. —Yo avi
—Hola —murmuró Nathan y ella le hizo una señal para que entrara. —Hola —respondió Meli con los ojos brillantes y una enorme sonrisa. —¿Estás bien? Digo... ¿dónde está Rex? Vives con él ¿no? Miró alrededor del salón, estaba lleno de fotos de ellos tres, aunque la mayoría eran de Meli con el bebé.
Meli no podía pensar, ya no era capaz. Lo único que sabía era que después de todo aquel tiempo, Nathan King seguía despertando en ella sensaciones que no podía ignorar. Su piel vibraba bajo su calor, la sangre se descontrolaba en sus venas y a pesar de que estaban completamente pegados, para ella no
La boca de Nathan se encontró con la suya, sus cuerpos chocaron en un abrazo perfecto y lo escuchó gruñir su nombre mientras se corría con un clímax poderoso que estalló dentro de ella. Agotado y sin aliento, se derrumbó a su lado y la atrajo para abrazarla. Aquel había sido el mejor sexo del mundo