Ricardo dejó al instante la oficina de su amiga, y salió en busca de Bianca, necesitaba encontrarla a toda costa y saber si ella todavía estaba interesada en trabajar a su lado, no había pensado en ningún argumento para convencerla, pero iba en busca de su perdón, pero no sabía en dónde podría estar.A Ricardo lo estresaba bastante la estrechez de las calles venecianas, eso de andar en vaporettos casi por toda la ciudad, no le resultaba muy efectivo, por eso decidió establecer su vida en Florencia, en donde podía circular libremente con su auto. Esa mañana sentado en su vehículo en el parquímetro del hospital, se atrevió a llamar a Bianca antes de tomar alguna otra decisión, él también tenía el tiempo jugado para empezar con el trabajo en el nuevo hotel, había revisado cientos de propuestas de otros diseñadores y decoradores de interiores que se habían ofrecido en llevar adelante la operación, pero él, se había encaprichado con la forma de trabajar de Bianca, ella tenía ese toque f
El acuerdo estaba culminado, Ricardo, después de haber pensado que perdería la oportunidad de trabajar con una mujer como Bianca, ella lo sorprendió manteniendo su palabra, pero por ambos lados, habían intereses ocultos, aunque ninguno conocía la intención del otro. Ricardo necesita seguir investigando sobre ella, hasta estar seguro de que podía enfrentarla con aquella verdad, que dejó de parecerle tan importante hasta en ese momento, pues Bianca, trabajaría a su lado, y que mejor oportunidad que esa para vigilarla de cercaEn cambio Bianca, necesitaba aprovechar ese momento a lo máximo para investigar si Beatrice tenía guardado algo, por algún lugar de la casa, sobre el paradero de Bianqui, su hija, tenía que encontrar alguna pista que la condujera a ella, cada detalle, sería importante y relevante para el juicio que se aproximaba.Bianca sabía quienes eran Beatrice y su madre, dos mujeres despiadadas, acostumbrasa comprar con el dinero a las personas, eso les daba poder. Beatric
Trás esa nueva posibilidad que se abría ante Bianca de poder encontrar a su hija, su corazón se llenó de ilusión, aunque tenía su cabeza repartida en Venecia y en Florencia, estaba llena de energía, fe, ilusión, sentía que nadie podía robarle ese momentoHabía llegado el momento de confesar ante Lorenzo toda su verdad, aquella que la había llevado hasta donde estaba, que involucraba la vida de Lorena, Beatrice la esposa del magnate que se había convertido en su jefe, y lo que la unía a esa familia, su hija, una fortuna que no sabía que tenía hasta hace poco, y a un hombre, el padre de Beatrice, al que siempre conoció como su tío, pero que luego descubrió que no era así.Bianca sabía que el día en la oficina se iba a extender un poco, así que se acomodó en un cómodo sillón, Lorenzo sacó un grabador que tenía en el cajón de la mesa junto con una libreta para anotarBianca desajustò el moño en su cabeza, removiendo su pelo hacia arriba, a ella le gustaba la forma en la que el cabello
Aquel día cuando Bianca recibe la noticia de que hay un testigo clave que puede ayudar en el caso, la noticia le devolvió el entusiasmo, la alegría y la esperanza de que las cosas, tal como le había dicho Lorenzo, cambiarían para bien, aunque no pudo continuar contando ese día la historia de su niñez y de sus vivencias al lado de la familia Panizzoli, pero era un relato que no Podía postergar por mucho tiempo.Lugo de casi tres horas en ese edificio, Bianca volvió a su departamento, a concluir con las cosas que había dejado pendiente.—ve Bianca y descansa un poco, mañana te espera un largo viaje, pero, nos veremos este fin de semana—le dijo Lorenzo despidiéndose en la puerta de su oficinaMientras, Lorenzo empezó a ordenar los argumentos que presentaría ante su contrincante el día que la tuviera en frente, ella lo había citado única y exclusivamente porque le había llamado la atención la relación de Lorenzo con Bianca, estaba intrigada con la conexión de ambos, además, la manera en
¿Qué contenía aquel documento que a Lorenzo lo había dejado tan trastocado esa mañana frente a Lorena? ella saboreaba su triunfo, había logrado una buena jugada con el fin de retrasar lo que se le venía encima, para ganar tiempo.Mientras Lorenzo lidiaba con Lorena y sus puestas en escena, Bianca se integraba a su nuevo trabajo, gracias a la hospitalidad de su abogado,ella no iba a tener que viajar todos los días desde Venecia a Florencia, hasta acomodar su situación, iba a quedarse en el departamento que Lorenzo tenía en Florencia, ese gesto, le favoreció bastante, aunque debía hacerse cargo de los gastos centrales de la vivienda, pero era algo que ella podía manejar.El primer día de trabajo, Bianca se dirigió temprano a conocer su oficina, tenía muy buenas expectativas por como iban las cosas con Ricardo, a él le había quedado claro el día que le hizo el ofrecimiento del auto y el departamento, que ella no iba en busca de alguna hospitalidad o privilegio que no se lo diera su p
Aquella mañana del primer día de trabajo de Bianca, las cosas se desencajaron un poco, ella no se esperaba una sorpresa como esa, sin tener que hacer algun esfuerzo, la primer prueba que la ayudaría sin duda alguna para saber qué había pasado con su hija, apareció como por cosa del destino, Bianca sentió los recuerdos de su madre mas vivos que nunca, –mi viejita me está dando las fuerzas desde allá arriba–pensóRicardo la convenció para que desayunaran juntos, ella terminó aceptando, era cierto que Bianca había llegado en ayunas a su trabajo, pero no habia sido la falta de comida que la llevó a descomponerse de tal manera, fue su reacción al descubrir que aquella prenda que ella creyó haber perdido desde hace diez años, Beatrice lo mantuvo bajo su poder, algo tan significativo para ella. Ricardo había dejado la joya sobre la mesa, Bianca lo vio y no pudo resistirse a tocarlo–wao, es hermoso este collar, se lo compraste a Beatrice–agregó–pues no, para ser sincero, nunca lo había
¿Que iba a hacer Ricardo a partir de ese momento? ni el mismo sabía, mientras compartía con Bianca esa mañana el desayuno, su mente estaba en otro lugar, quiso justificar en su cabeza,la acción que había cometido su ex mujer “ talvez se lo regaló su madre, y como sabe que no nos llevámos bien, no me lo quiso contar” basta Ricardo, se corrigió al instante, era lo que él siempre hacía, Justificarla todo el tiempo, cada vez que Beatrice cometía algún error, Ricardo siempre la salvaba y ahí erradicó su error, ella nunca pagó las consecuencias de sus actosBianca observaba el rostro de Ricardo, mientras saboreaba su café, notó que estaba distante, y no era para menos, y aunque esa mañana había sido favorable para ella, al hallar esa pista que daría un giro significativo a su caso, percibió que Ricardo estaba sufriendo por dentro, notó la simplesa que había en ese hombre, y que al igual que ella, habia sido engañado por la misma mujer–dale, si estas tan triste porque me vas a dar el collar
Ricardo estaba cansando de estar encerrado en esa oficina mirando en la pared, las fotos de Beatrice el y su hija, se levantó de la silla con prontitud, en un ataca de ira, tiró con fuerza todas las fotografia que conservaba de ella, Bianca desde un rincón, observaba en silencio, la accion de aquel hombre herido–como pudo engañarme todo este tiempo, fui un estúpido al crer en sus mentiras–decía Ricardo, mientras recogía de cada rincón de la oficina, cualquier recuerdo que quedaba de ella, llamó al personal de limpieza para que se deshicieran de la basura–que hago con esto señor, lo guardamo con los otros paquetes, o lo tiro a la basura–le preguntó la mujer que recogía las pertenecias del piso–lo puede tirar–agregó Ricardo tajantementeLa voz de ese hombre desbordaba de furia, un poco alterado, pero con su juicio bien puesto–Ricardo, necesitas calmarte, por eso no quería contarte estas cosas–agregó Bianca, que permanecía todavía con el album abierto sobre la mesa, lo cerró de inmed