Despues de un primer día intenso en el trabajo, Bianca se fue acostumbrando a la rutina, luego de tantas revelaciones juntas en un mismo dia, para Bianca como para Ricardo, sirvieron como detonantes que ayudaron a desencadenar otros sucesosRicardo, decidió pautar una cita con su suegra Lorena, quería charlar puntualmente el asunto de Paulo, a pesar de que el ya sabía por Bianca, que Paulo, no fue el prometido de Beatrice, pero Ricardo estaba interesado en algo mas, a raiz de esa confesión,su vida se volvió mas complicada, porque había una verdad que se escondía en esa historia, que solo Lorena podía aclararle, aunque el temía que ella se negase a hablar. Pues, ella y su hija se habían distanciando en los ultimos años antes de Beatrice morir, Ricardo creía que había sido por problemas familiares como Beatrice le contó, pero apartir de todo de lo que se había enterado de esa familia atraves de Bianca, puso en duda esa version.Bianca había tenido una semana de trabajo intensa, partie
Las horas se hicieron intensas en ese lujoso departamento en Florencia, mientras Lorenzo y Bianca, se ponían al día entre tazas de café, y unas copas de vino. Lorenzo había viajado largas horas desde Venecia para arreglar cuentas con su amiga y cliente. Lorenzo tenía claro que Lorena había falsificado los papeles de defunción de la hija de Bianca para ganar tiempo en lo que se inventaba alguna otra cosa, la vieja zorra sabía, que con lo listo que era Lorenzo, no se iba a tragar esa mentira por mucho tiempo La historia del collar de Bianca, era una llave que abriría una gran puerta en el caso que Lorenzo estaba llevando a cabo, porque, ¿quién iba a poner en duda el testimonio de una madre a la que le habían arrebatado a su hija el mismo día que la trajo al mundo? pero, para abrir un caso como ese, Lorenzo sabía que le haría falta más que la historia del collar que había aparecido entre las viejas pertenecías de Beatrice, Lorenzo creía fielmente en la historia de Bianca, pero, no era s
Ese fin de semana, Lorenzo regresó a Venecía con mas información de la que esperaba encontrar, gracias a los pormenores que le había ofrecido Bianca, de la historia del collar y de aquel hombre que la había ayudado a salir del psiquíatrico, le sirvieron a Lorenzo para tener un panorama mas amplio y detallado del caso en cuestión, aunque faltaban reunior otros asuntos, como; dar con la testigo clave, la ama de llaves que vivió por muchos años en la casa de los Panizolis, cuya confesión estaba en peligro, porque Lorena la había amenazado de muerte, si decía alguna palabra, pero Esthefisu hija, la antigua amiga de Bianca, se había comprometido en resolver esa parte, por otro lado, Lorenzo estaba en la búsqueda de la enfermera cómplice de Lorena, que se había encargado de hacer todo el trabajo sucio por ella.El caso tenía mucha tela por donde cortar, además, habían pasado mucho tiempo, ese caso, representaba un gran desafío para Lorenzo, pero su rival, era la abogada mas reconocida en t
Bianca se subió al auto de su jefe, luego de tanta insistencia, el terminó convenciéndola y mientras ella esperaba en el asiento delantero con el cinturon puesto, vio como se alejaba Carmina junto a Esthela en un BMW negro, uno de los vehículos de Ricardo, conducido por su chofer, la pequeña le sonrió de lejos, levantando sus delicadas manos desde adentro del auto, hasta que desapareció de su vista Ricardo entró al auto junto con su compañera que aguardaba por él –uy, está creciendo muy rápido–dijo Ricardo entre suspiros mientras veía a lo lejos como se esfumaba el auto que transportaba su familia, Bianca volteó a mirarlo –Quien, Carmina–preguntó –si, ella misma, recuerdo cuando cumplió los diez años, desde ese entonces no paró de crecer–comentó Ricardo con la mirada puesta en Bianca, quien lo escuchaba con atención –luego dijo que quería ser abogada como su madre para ayudar a otros, ella estaba orgullosa del trabajo que hacía Beatrice–recordó Ricardo desde el asiento con la
–viste, el cielo ha aclarado, eso quiere decir que Dios está contento con nuestros logros–agregó Ricardo intentando alegrar el momento–eso quiere decir, que es momento de que me valla, antes de que empiece a llover otra vez–dijo Bianca, y caminó hasta adentro de la casa con la copa de vino aun llena, apenas había tomado un sorbo de la bebida, Ricardo fue detrás de ella–Que haces, ya te vas tan pronto, si apenas probaste el vino–le dijo, mientras la veía moverse rápido, dirigirse hasta su bolso–pero Bianca, cálmate, porque siempre corres de mi, podemos tener un trato cordial–agregóElla se detuvo para darle el frente, colocó la copa sobre una pequeña mesa que había en medio de dos sofá en el salon recibidor–debo ir a buscar los papeles que vine hasta acá, no te olvidas que por eso decidí entrar –le recordó Bianca–pero solo te pido que compartamos una copa de vino, después, puedo llevarte a tu casa te lo prometo–no, te equivocas, asi como estás, no quiero que me lleves a ningún l
–Tengo cosas mas importantes que atender–exclamó Bianca saboreando la bebida–¡que!– pregunto ricardo–Estoy contestando a tu pregunta –expresó Bianca, acomodándose en el sofá, soltó su pelo que todavía estaba medio mojado por el agua que le había caido al entrar a la casa, dejó sus zapatos a un lado del sofá, y subió los pies para estar mas placentera–me habías preguntado porqué no tengo una pareja, te digo que mi atención esta puesta en otros asuntos, además, el pasado se encargo de cerrarme esas posibilidades–dijoRicardo no dejaba de mirarla, de abajo hacia arriba, sentía el perfume de Bianca en sus narices, su ondulada cabellera humedecida alborotada en toda su cabeza, la perfecta combinación de sus labios pintados de rojo y sus ojos grises, la hacían lucir mucho mas atractiva de lo que ya era, Ricardo tenía un apetito ardiente por besar esos labios y sostenerla firmemente contra su pecho, pero él ya conocía la firmeza de aquella mujer, Ricardo sabía que Bianca no era un hueso
El día estaba espléndido, nada comparado a lo que fue el anterior, el sol brillaba desde la ventana de la habitación de Bianca, con lo iluminado y hermoso que estaba el día, no había ni un rastro de la lluvia que habían caido la pasada noche, ella se levantó de su cama, cuando el sol pegó en su rostro, se sentó, y recostó su espalda en el respaldo de la cama, envuelta entre sus sabanas blanca de algodón, recordó lo sucedido la noche anterior en la casa de su jefe, y se quiso torturar al instante, miró a la mesa al costado de su cama, la carpeta con los dichosos papeles estaba ahí, esos documentos por los que se desvió aquella noche, al menos, si los tenía en su poder, pero a que costo–uff, pude haberlos sacado la próxima semana, fui muy estúpida, no sé en que estaba pensando–se dijo así misma, al recordar lo ocurrido, el reloj en su celular, marcaba las once de la mañana, era sábado, ella no tenía mucho para hacer, mas que quedarse revisando papeles del trabajo, su vida social era m
Faltaban pocos minutos para las once de la mañana, y Bianca aún estaba en su departamento, apenas se habí terminado de bañar, pero estaba indecisa con lo que se pondría aquella mañana, quería lucir lo mejor posible, como siempre lo hacía, pero ese día, tenía la necesidad de verse aún mas atractiva, y destacar los atributos de su cuerpo, que ella sabia que poseía y que a Ricardo, lo traían loco–pero que es lo que estas haciendo Bianca, porque pienso vestirme para él– se regañó sentada en la cama, mirando la pila de ropa que había arrojado sobre el lecho, porque no encontraba nada adecuado para lucir ese día, aunque quería negarlo, su atención estaba puesta en Ricardo, desde la pasada noche, Ricardo le había confesado cúales eran sus intenciones hacia ella, el magnate estaba embobado por la morocha, y ella, aunque quería pasar por alto lo que había ocurrido con ellos dos esa noche lluviosa, que no fue mas que la explosión de la pasión acumuludad que había entre ambos, no podía ment